Por: La subdirectora

 

Hoy en día una gran cantidad de actividades económicas y sociales se están adaptando a un mundo cada vez más marcadamente definido por las modernas tecnologías de la comunicación. En algo más de veinte años hemos pasado de un contexto en el cual el teléfono fijo, la radio, la televisión y la prensa eran las mayores fuentes de información a otro en el que el medio por excelencia es el Internet, que ha absorbido todas las anteriores tecnologías, ha democratizado el conocimiento y nos ha conectado de una manera sin precedentes.

Áreas tan disimiles como la educación, la música, el transporte, la industria editorial y las compras han sufrido transformaciones significativas. La agricultura no es ajena a estos avances, pues una multiplicidad de expertos se ha encargado los últimos años de desarrollar programas y aplicaciones que permitan tanto la recopilación, procesamiento y entrega de información útil para el sector, como de conectar a los diferentes actores del campo. El lugar al que conducen estos progresos es uno en el que la actividad agrícola funciona con precisión, eficiencia y donde productores, técnicos y proveedores se ven beneficiados.

El Ministerio de Tecnologías y Comunicaciones ha estado apoyando el desarrollo de aplicaciones para un sinfín de áreas dentro de las cuales están la agricultura y el desarrollo rural. La cantidad de iniciativas en diferentes regiones del país es sorprendente y produce optimismo. Agrogis, por ejemplo, es  una aplicación desarrollada en Pereira que permite el monitoreo de cultivos gracias al análisis de fotografías tomadas por drones. A partir de las fotografías recopiladas se crean unos modelos que permiten al agricultor tomar decisiones acertadas en sus cultivos. Así mismo, le permite al usuario comparar la evolución del cultivo en el tiempo. Agrogis además cuenta con un equipo de expertos que presta asesoría técnica basada en la información recabada por los drones. Por último, ofrece capacitaciones en el manejo de estos artefactos, pues la idea parte de que los agricultores que utilicen sus servicios cuenten con su propio dron (que a propósito, ya se consigue a precios más que razonables).

Otro ejemplo destacable es el de Kanpo, una startuppaisa cuyo objetivo es ayudar en la mejora de la productividad de los cultivos ofreciendo acceso a estadísticas y a recomendaciones de técnicos y de la comunidad de agricultores. La idea de aplicaciones como esta es acercar la asistencia técnica a los agricultores, quienes en su gran mayoría (83%) se encuentran privados de ella. También son de utilidad a las instituciones que apoyan la agricultura, pues les permite conocer fácilmente la información que se genera en las unidades productivas, con lo cual pueden mejorar sus políticas públicas. Los asistentes técnicos que estén afiliados a Kanpo pueden prestar sus asesorías a través de esta aplicación a requerimiento de los interesados.

Esto puede ahorrar grandes costos de transporte y mucho tiempo tanto a los técnicos consultores independientes como a las compañías para las que estos profesionales trabajan. Además de la asistencia técnica remota, la aplicación da acceso a un banco de información sobre buenas prácticas agriculturales y sobre precios de compra y venta de cosechas e insumos.

Una última iniciativa (dentro de las muchas que hemos investigado) que vale la pena referir es PlagApp. Se trata de una aplicación desarrollada por estudiantes de la facultad de ingeniería agrícola de Universidad Nacional- sede Bogotá, que identifica las plagas de los cultivos. Todo lo que tiene que hacer el agricultor es tomar una foto del organismo que está causando daño a su cultivo. Con esta información la aplicación le puede decir de qué plaga se trata, cómo son sus ciclos de vida y de reproducción, y cómo combatirla. Además, la aplicación puede informar al usuario qué tan extendida está la plaga en su cultivo y en qué fase de desarrollo se encuentra. Por el momento la aplicación es capaz de identificar solamente la broca del café, pero el equipo se encuentra trabajando en enriquecer la base de datos de modo que más adelante la aplicación funcione para una variedad de plagas y de cultivos.

De modo pues que la dirección en que se mueve el mundo es esa, la de la hiperconectividad y el apoyo en la tecnología inteligente. Se trata de cambios a los que se deben adaptar y de los cuales se pueden beneficiar todos los actores de la agricultura. Con la incorporacion de tecnologías de este tipo, los agricultores podrán tomar decisiones más acertadas basadas en información completa tanto de su cultivo como del mercado. Además tendrán acceso a una comunicación más inmediata con una multiplicidad de expertos. Por lo que toca a los asesores, el trabajo se podrá hacer de una forma mucho más eficiente, utilizando menos tiempo en la atención de un mayor número de agricultores y teniendo acceso a información organizada.

Finalmente, en cuanto a las casas comerciales, se podrán beneficiar al establecer contactos directos con los agricultores, tener acceso a información estadística sobre el uso de productos en determinadas regiones y al abrirse la posibilidad de organizar de una manera más eficiente sus asesores técnicos.

Más vale que pensemos en incorporar estos adelantos y que nos tomemos en serio las leyes de la evolución según las cuales los que no son capaces de adaptarse al cambio, mueren.