Para continuar con nuestra ya conocida serie de entregas sobre el importante papel de las mujeres en la floricultura, que por cierto está próxima a cumplir dos años, esta vez nos complace hablarles de una mujer que, por su larga experiencia en la industria, seguramente muchos ya conocen. Desde que se graduó como agrónoma de la Universidad Nacional (Sede Bogotá) Gloria Constanza Rincón Medina se ha ocupado en flores. Constanza, quien hoy en día es la gerente y representante comercial de Marletti Company para Colombia, tiene 26 años de experiencia en flores, lo que la ha consolidado como una verdadera experta en variados temas, pero en especial, en producción.

Todo comenzó…

A pesar de que ninguno de los padres de Constanza tenía relación con el campo, a nuestra protagonista desde pequeña le interesaron el mar y la naturaleza. Además, habiendo hecho parte del equipo de socorristas de la Cruz Roja, su interés por la naturaleza y los espacios abiertos creció aún más, pues debía hacer entrenamientos en campo para en lo sucesivo poder atender diferentes eventualidades, como por ejemplo, desastres naturales. Desde entonces, supo que no quería trabajar dentro de una oficina sino en el campo, de una forma más dinámica.

Graduada pues como agrónoma, una amiga cuyos padres tenían un cultivo de rosas en Puente Piedra la llamó para que atendiera la finca. El cultivo se llamaba Jardines Montecarmelo y, aunque era pequeño, exportaba rosas a los Estados Unidos. Allí Constanza hacía de todo, desde la producción hasta el manejo de los recursos financieros. Desde entonces es de la opinión que el trabajo en producción, área en la cual Constanza se ha ocupado la mayor parte de su recorrido profesional, es satisfactorio aunque muy intenso, pues se es responsable de muchos factores. Hay que manejar personal, capacitarlo y coordinarlo para que la producción esté lista en el momento preciso, con la calidad deseada, en la cantidad adecuada y para que responda a las preferencias del mercado.

Indoagrícola, Grupo Dole y Flores de los Andes

En Jardines Montecarmelo trabajó durante tres años, después de los cuales pasó a desempeñarse como ingeniera de producción en Indoagrícola, que hoy en día pertenece al grupo Sunshine. En Indoagrícola el trabajo era más exigente, ya que el cultivo era mucho más grande y debía interactuar con muchas más personas (tenía entre 30 y 40 personas a su cargo). Además,  la producción estaba destinada, no al mercado estadounidense sino predominantemente al mercado ruso, de modo que la calidad de las rosas debía mantenerse muy alta (botones más grandes y tallos más largos y gruesos) al tiempo que debía responder por una muy grande productividad.

Cuatro años después, Constanza empezó a trabajar, también en el área de producción, en la finca Senderos (el Rosal) del Grupo Dole. Allí sus responsabilidades eran aún mayores, pues la finca era mucho más extensa que las anteriores. Había siete ingenieros agrónomos y a cada uno de ellos se le había asignado un área de cuya productividad debía responder. Más adelante fue promovida al Grupo de Capacitación Cultural, cargo en el cual debía capacitar a los supervisores de las fincas de acuerdo con un plan de producción previamente establecido. Por último, fue nombrada Directora de producción de las fincas de Santa Lucía, en ese mismo grupo. Allí producía principalmente rosas, aunque había otras especies de las que también se encargaba, como clavel, gypso, aster y alstroemeria y tenía a su cargo a más de 150 personas. Fueron más de cinco años los que trabajó Constanza con el Grupo Dole.

Posteriormente en Flores de los Andes, aunque también era responsable de la producción, la experiencia fue muy diferente y retadora, pues la empresa estaba atravesando por un periodo de crisis administrativa que al momento del ingreso de Constanza ya mostraba sus repercusiones en los aspectos socioculturales de la finca. En pocas palabras, la finca se estaba desestabilizando por causa de problemas fitosanitarios, contratación demasiado temporal de trabajadores – a los cuales, por esa razón, era necesario estar capacitando permanentemente-, y falta de los recursos necesarios para trabajar. Además, las responsabilidades eran muy generales ya que solamente había dos agrónomos encargados. Fue así que después de tres años de desempeñarse allí, decidió montar su propia empresa.

Emprendimiento propio

Constanza puso, con sus propios recursos y en solitario, un cultivo hidropónico de hortalizas en Chía. Guisantes, calabacín, espinaca, mazorca mini, lechugas y champiñones crecían directamente en fertilizante diluido. Aprovechando todo el espacio vertical del cultivo, producía hortalizas limpias, saludables y, en suma, de primera calidad. De acuerdo con Constanza, no fue la producción, sino la comercialización la parte más difícil de este emprendimiento. Supermercados como Surtifruver, a los cuales distribuía sus hortalizas, tienen una posición demasiado dominante en el mercado, ya que se permiten algunas veces encargar volúmenes muy grandes sin garantizar la compra. Otras veces, pretenden devolver el producto en caso de no lograr venderlo. También vendía sus productos a varios restaurantes que podríamos catalogar como ‘finos’. Sin embargo, muy frecuentemente estos compradores cambiaban de proveedor sin mayor consideración por el cambio en la calidad de sus insumos. Fue así que, pasados dos años, Constanza decidió vender su empresa, que hoy en día funciona en manos de unos profesionales de la Universidad de los Andes.

Franko Roses – Marletti

Hace nueve años nuestra protagonista trabaja para Luis Bocaletti, el dueño de lo que hoy en día se llama Marletti Company. La empresa ha virado desde la obtención de variedades de rosa (Franko Roses) hacia la importación de productos agrícolas cuya molécula pertenece a la empresa (Marletti).

Hoy Constanza es gerente y representante comercial de Marletti para Colombia, cargo en virtud del cual viaja por todo el país haciendo ensayos y demostrándoles a los agricultores que los productos de su compañía sirven. Trabaja en la Sabana de Bogotá con los floricultores, en Boyacá con los horticultores, en el Tolima y el Eje Cafetero con los fruticultores, en el Urabá con los bananeros y está incursionando en Santander con los cacaoteros.

Para nuestra entrevistada el grupo con el que uno trabaja es muy importante, es lo que en realidad agrega valor al trabajo y hace que este se vea. Por eso manifiesta estar muy contenta en su trabajo en Marletti, pues su equipo, aunque pequeño, está bien sintonizado, persigue los mismos objetivos, mira hacia el mismo lado. Gracias a ese buen equipo es que puede manejar la empresa sin contratiempos y dar buenos resultados a sus jefes, quienes desde California confían en su excelente gestión.

“Hay que darle importancia al campo”

Para terminar la entrevista, preguntamos a Constanza su opinión sobre el estado y perspectivas de la agricultura colombiana. Frente a esto nos manifestó que piensa que el campo está muy desprotegido, pero que tiene esperanzas de que en estos tiempos de postconflicto la situación agrícola mejore significativamente. Hoy en día, los agricultores no pueden más que sobrevivir si no están asociados o agremiados, pues son esas organizaciones las únicas que actualmente pueden protegerlos.

Estas asociaciones hoy más que nunca son necesarias, pues cada vez hay mayores expectativas frente a las posibilidades de exportación. Sin embargo, para poder exportar se necesita cumplir las exigencias de los mercados internacionales, dentro de las cuales están el garantizar que los productos sean ‘limpios’, cumplir con grandes volúmenes y ciertos requisitos de calidad y tamaño que son muy difíciles de cumplir si la agricultura no se vuelve una prioridad para el Estado. “Hay que enseñarle a la gente a producir y a hacer plata en el campo”, afirma con resolución.

Constanza Rincón y Myriam López durante la entrevista.