Por: Pedro Nel Ramos y María Isabel Peñaranda
Equipo Técnico Comercial
Grupo Sys

 

Las bondades y beneficios por el uso de micronutrientes están evidenciadas científicamente. Sin embargo, en algunos cultivos su uso no es relevante, seguramente por las pequeñas cantidades que se recomienda aplicar. En los agroecosistemas la falta de nutrientes limita el buen desarrollo de los cultivos, de manera que el balance nutricional es la clave para un incremento apreciable de la productividad del cultivo. Un nivel suficiente de micronutrientes es factor importante para que elementos como el nitrógeno y el fósforo sean usados de manera eficiente por las plantas. Investigaciones recientes sobre fisiología vegetal han demostrado el importante papel que juegan los micronutrientes en la resistencia al estrés biótico y abiótico, particularmente en lo relacionado a la resistencia a plagas y enfermedades (Kyrkby & Römheld, 2008).

A medida de que los agroecosistemas de cultivos se vuelven más intensivos, la extracción de micronutrientes es más severa y ese cambio en las prácticas de manejo de suelos hace que la accesibilidad de los microelementos se altere y por tanto se pueden agotar rápidamente si no hay suministro exógeno apropiado y a tiempo.

La distribución de los elementos en el material parental puede ayudar a predecir su comportamiento en el suelo y permite analizar las asociaciones de esos micronutrientes, su comportamiento químico y, por consiguiente, su consecuencia en las plantas.

El enfriamiento del magma da lugar a la formación de rocas ígneas las cuales poseen unas características minerales especiales. Los microelementos están contenidos en esos minerales pero son en raras ocasiones fuente importante desde el punto de vista agronómico.

De otro lado, el proceso de sedimentación da como resultado depósitos que tienen una secuencia característica de tamaños de partículas con transformaciones de minerales asociados y depósitos de carbonato. Esto resulta en una concentración de Cu, Co, Zn, Mo y B en los sedimentos más finos.

El papel de la materia orgánica en las reacciones de los microelementos está ampliamente documentado. La presencia de materia orgánica tiene un efecto importante sobre la capacidad de intercambio catiónico del suelo que podría considerarse como el potencial del mismo para retener e intercambiar nutrientes, influyendo directamente sobre la fertilización de los cultivos. (Nieto, 2018).

Fuente: Agriculturers, 2014.

La contribución de la materia orgánica a la química de los micronutrientes puede ser vista desde varios aspectos:

  • La asociación del contenido en materia orgánica con la distribución y accesibilidad de los micronutrientes en los suelos.
  • El efecto de la remoción de la materia orgánica en la reactividad de los suelos.
  • El contenido de micronutrientes en forma orgánica.
  • La caracterización de la materia orgánica y sus sitios de reacción.

Los suelos orgánicos son los que generalmente presentan deficiencias de varios micronutrientes, como por ejemplo el Cu, que comúnmente presenta un contenido bajo mientras que la capacidad para fijarlo es muy alta.

Además de la materia orgánica, el pH también puede afectar la accesibilidad de los micronutrientes afectando su adsorción o precipitación en los suelos y, adicionalmente, el pH puede alterar la toma del elemento a través del efecto que surte sobre la actividad microbial, cambios en la habilidad de la raíces para absorber y transportar los iones una vez absorbidos. También existe una respuesta directa de las plantas a los cambios de pH y la influencia de este varía de acuerdo a la cantidad y forma de un elemento presente en el suelo.

Funciones de los micronutrientes en las plantas

Las bajas concentraciones de micronutrientes en las plantas se reflejan en su función como constituyentes de grupos prostéticos en las metaloproteinas, lo que permite que catalicen procesos redox y por transferencia de electrones (Fe, Mn Cu y Mo) y que como activadores de reacciones enzimáticas liguen una enzima con un sustrato (Fe y Zn). (Kyrkby & Römheld, 2008).

Principales funciones de los micronutrientes de las plantas

Micronutrientes y resistencia a enfermedades de las plantas

Las plantas en su evolución han desarrollado diferentes mecanismos para resistir los diversos ataques de patógenos. Estos mecanismos incluyen el reconocimiento del agente que las ataca para activar distintas estrategias tanto en el sitio de infección como la estrategia de recurrir a vías sistémicas para proteger otros tejidos. Esos mecanismos de defensa consumen energía, por lo tanto el estado nutricional juega un papel fundamental en la resistencia de las plantas a los ataques de patógenos. Los elementos mayores, secundarios y menores son fundamentales para el balance nutricional y para tener un estado fisiológico óptimo que permita contrarrestar ataques de plagas y enfermedades.

El manganeso junto con el cobre y el boro tienen influencia en la síntesis de lignina y fenoles. Adicionalmente el manganeso desempeña otras funciones e interviene en procesos como son la inhibición de la aminopeptidasa y la metilesterasa al intervenir en la producción de aminoácidos solubles y la degradación de la pared celular, procesos importantes para el control de enfermedades. También ayuda a la actividad de la fotosintetasa y la concentración relativamente alta del manganeso inhibe directamente y por toxicidad el crecimiento de hongos.

Elementos como el zinc, el hierro y el níquel intervienen en procesos fisiológicos asociados a la síntesis de fitoalexinas. El boro y el zinc intervienen en la integridad de la membrana celular y participan en la regulación de entrada y salida de solutos orgánicos que pueden ser sustancias atractivas para algunos los patógenos.

Se ha encontrado cierta supresión de nematodos cuando se aplica el zinc en compañía de Pseudomonas fluorescens. (Agroislas, 2016).

Los fosfitos son derivados del ácido fosforoso y pueden combinarse con diferentes iones: calcio, magnesio, aluminio, manganeso y zinc. Pueden actuar como inductores de resistencia al activar la fitoalexinas, siendo una estrategia alterna o complementaria a la aplicación de fungicidas dependiendo del nivel de infección. Pueden ser aplicados al suelo o al follaje ya que presentan movilidad a través del xilema o del floema y constituyen una alternativa económica e inocua con el ambiente, los animales y las plantas.

Bibliografía