Para terminar este año, presentamos a nuestros lectores la tercera entrega de la nueva serie de artículos cuyo propósito es destacar el papel de las mujeres en el sector floricultor.

En este número entrevistamos a Nelly Siculaba, ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional Sede Bogotá, especialista en gerencia de producción de la Universidad Javeriana, lectora consagrada y, con seguridad, una de las personas que con mayor experiencia en la producción de claveles se puede encontrar en la Sabana de Bogotá.

Nelly Siculaba

Primeros años de formación

Originaria de Tame (Arauca) Nelly creció en medio de una familia progresista que, observando lo buena estudiante que era y las pocas posibilidades de que continuara los estudios en su región, la envió a estudiar la secundaria en el Colegio de la Presentación de Sogamoso que, aunque administrado por religiosas, tenía tendencias marcadamente progresistas e ilustradas. El espíritu de servicio y solidaridad que le fue inspirado durante sus años escolares continuó siendo, desde entonces, parte de su carácter.

Poco después de terminar el bachillerato fue admitida a la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad Externado de Colombia. Pronto abandonó esta carrera para ingresar a la Universidad Nacional, donde obtuvo el título de agrónoma a pesar de los constantes disturbios y protestas que retrasaron algunos años su graduación.

Experiencia profesional

No obstante que el movimiento estudiantil catalogaba la floricultura como una ocupación oligarca y poco valiosa, el sueño de Nelly siempre fue trabajar en flores. Sin embargo, sus primeros años de experiencia profesional distaron mucho de esto.

El primer puesto de Nelly tuvo lugar en San José del Guaviare, donde como representante del Servicio Nacional de Aprendizaje -Sena, debía capacitar a los campesinos que vivían del cultivo de maíz. Su trabajo allí fue tan sobresaliente que el SENA tenía la intención de nombrarla supervisora de otro proyecto en el Amazonas. Probablemente ese camino hubiera tomado la vida de Nelly si el sindicato no se hubiera opuesto al nombramiento por no contar ella, supuestamente, con suficiente experiencia en la entidad.

Posteriormente trabajó en Puerto López capacitando en la producción de alimentos a la comunidad indígena Achagua, un pueblo muy pobre que vivía de la recolección y la pesca y que no ejercía comercio respecto de otra cosa que no fuera la cerveza. Nelly les enseñó a los indígenas a plantar platanos y melones. También les ayudó a construir la primera canoa a motor que tuvieron y participó en su inauguración. Este trabajo la entusiasmó tanto que llegó a pensar en estudiar sociología o antropología.

No obstante, más tarde y a través de ciertos colegas que se ocupaban en el Meta, el Instituto Colombiano Agropecuario -ICA le asignó a Nelly un área de 200 hectáreas que debía visitar y asistir técnicamente. Poco después llegó a hacerse cargo de 400 hectáreas. Los cultivos que asistía eran de algodón (primer semestre del año) y maíz, sorgo y arroz (segundo semestre). Nelly accedía a las múltiples parcelas atravesando sin miedo los ríos en canoa, con la hamaca y el mosquitero al hombro. “Un periodo marcado por la aventura”, afirma nuestra entrevistada. “Ahí fue que aprendí a ser agrónoma”. Se ocupaba de las siembras, el riego, el control de plagas, la aplicación de productos y la cosecha.

Dos años después regresó a Tame. Pasado un periodo corto se percató de las pocas posibilidades que ofrecía su Departamento (mayormente ganadero) para que ella pudiera desempeñar sus saberes técnicos, así que se presentó a un puesto en Agrícola Papagayo, donde resultó elegida y donde pasaría la mayor parte de su vida laboral.

La Floricultura

En Agrícola Papagayo Nelly se volvió una experta en todo el proceso de producción del clavel estándar y miniatura. Tuvo a cargo el laboratorio y la investigación, aprendió de postcosecha haciendo ensayos y seguimientos e inclusive llegó a hacer algo de propagación de esquejes. En cuanto a las rosas, también aprendió de ellas puesto que asumió la labor de acompañar a los asesores en las visitas de campo y verificar que todas las recomendaciones se cumplieran efectivamente.

En Agrícola Papagayo Nelly fue Asistente Técnica, Jefe de Finca, Asesora Técnica y Gerente Técnica.

Nelly Siculaba afirma que lo que más le gusta es ver crecer las plantas; ver cómo su trabajo se traduce en hermosas y saludables flores. De hecho, tan bien se comportan los cultivos que están a su cargo, que algunos colegas han llegado a decir que Nelly es capaz de comunicarse con las plantas. Nelly ha sido un punto clave en los procesos de certificación de calidad de su compañía.

Como en Metroflor hemos tenido noticia de que el concepto de Nelly es un referente reconocido en el sector de la floricultura e incluso un factor de ventas, le hemos preguntado por su secreto a este respecto. Nos respondió que tiene en cuenta la definición de los colores y las proporciones de las mezclas de acuerdo a los países de destino, pues conoce muy bien qué colores gustan más a cada cliente. A nivel morfológico destaca la importancia de que el tallo sea fuerte y la flor proporcionada al grosor del tallo. Además, es muy importante que el cáliz esté siempre en perfectas condiciones. Por otra parte, su larga experiencia le permite ser crítica en relación con las variedades que se producen. “Para aprender de las plantas, hay que ensuciarse las manos”, dice. En todo caso, “el amor por lo que se hace” es la clave del éxito. Para Nelly su trabajo más que una obligación es un placer.

Afirma nuestra protagonista que “es un logro muy grande trabajar en flores”. Lejos de la visión retardataria de algunos de sus compañeros universitarios, ella observa que el sector de las flores es uno de los que trae prosperidad al país y genera empleo. Observa que frecuentemente los hijos de los trabajadores llegan a ser profesionales. También se les da la oportunidad de que trabajen temporadas cortas, como por ejemplo, cuando están en vacaciones. En suma, la floricultura es un lugar que ofrece a la gente posibilidades de progresar.

Después de su larga trayectoria en Agrícola Papagayo y pasado un intervalo relativamente pequeño, Nelly pasó a trabajar en Propagar Plantas, donde actualmente presta asesoría en varias de las fincas de la empresa, una de las cuales se encuentra en Pasto.

Toque femenino

Las fincas que maneja Nelly son reconocidas por su belleza y su cuidado. Para lograrlo, tiene sus propios métodos. Un ejemplo de esto es el concurso que hace algunos meses organizó entre las supervisoras. La idea era motivarlas a que hicieran su trabajo de la mejor forma posible. A cada una de las supervisoras le asignó el cuidado de un reservorio de agua. La que después del periodo acordado tuviera en mejor estado el reservorio, ganaría el premio. Los criterios que tuvo en cuenta para la asignación del premio fueron que hubiera buena señalización, orden, aseo y cuidado en los alrededores, como por ejemplo, siembra de arboles. Todas las supervisoras hicieron tan buen trabajo que resultó difícil saber quién sería la ganadora. Ahora Nelly planea un concurso de paisajismo. Este toque femenino en sus propuestas resulta motivador, embellecedor, y por sobre todas las cosas, muy útil, pues de ello se deriva una mejor gestión de los recursos y se genera sentido de pertenencia entre los trabajadores.

Aspiración a la excelencia

Para terminar esta nota debemos decir que el reconocimiento de Nelly Siculaba en el sector floricultor no es fortuito. Desde los inicios de su carrera, Nelly ha tenido el cometido de ser destacada y excelente en todas las tareas que emprende. Naturalmente, esto ha dado sus frutos. Por otra parte, además de ser una persona competente, sobresale por su calidez humana. Nelly no despidió al equipo de Metroflor sin aprovechar la oportunidad de esta entrevista para agradecer a su familia, en especial a sus hijos Daniel y Juana, y a todas las personas con las que ha trabajado ya que, de acuerdo a sus propias palabras, “de todas ha aprendido algo”.

Nelly y su hija Juana