Por: Angélica María Pardo López

Siguiendo con la investigación sobre nuevas formas de tecnología que pueden servir a la humanidad a resolver problemas acuciantes, y en especial aquellas aplicables al campo y la agricultura, les presento en este apunte el concepto de Sistemas Ecológicos Cerrados o CES por sus siglas en inglés.

Los sistemas ecológicos cerrados empezaron a ser estudiados en el contexto de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética competían por el primer puesto en ‘la carrera espacial’. Aunque los Estados Unidos consiguieron llegar a la Luna antes que los soviéticos, estos últimos empezaron estudios sobre las posibilidades de sobrevivencia del ser humano fuera de la Tierra más de una década antes que los americanos.

La construcción de sistemas ecológicos cerrados sería una de las soluciones a ese difícil problema. ¿De qué se trata?

Los sistemas ecológicos cerrados son ecosistemas que no dependen del intercambio de materia con ningún otro medio que esté fuera del sistema mismo. El planeta Tierra es el mejor ejemplo de un sistema ecológico cerrado, pues posee dentro de sí todos los elementos, seres y relaciones que necesita para mantenerse. Los componentes de la Tierra interactúan de forma equilibrada dando como resultado el mantenimiento de la vida en ella.

En una versión básica y creada por el ser humano, un sistema ecológico cerrado es uno en que los residuos de algunos seres son utilizados como recursos por otros. Así, hay un intercambio balanceado de oxigeno, dióxido de carbono, materia orgánica e inorgánica entre plantas, animales y bacterias. Teóricamente, un ecosistema con estas características y  exposición a la luz solar podría existir para siempre.

Aunque los estudios empezaron con el propósito de que algún día se pueda mantener la vida humana de forma sostenible en el espacio extraterrestre, actualmente los desarrollos sobre sistemas ecológicos cerrados se utilizan en nuestro planeta y sirven a fines prácticos y reales, como por ejemplo, la aplicación del concepto a la sostenibilidad de proyectos productivos e industriales. La tecnología espacial de los sistemas ecológicos cerrados puede servir para la producción de comida, agua, nutrientes y fertilizantes y el procesamiento de residuos y revitalización del aire incluso en lugares remotos como la Antártida o ambientes extremos como los desiertos. De hecho, la utilización de sistemas ecológicos cerrados se proyecta como una de las aplicaciones más promisorias en el desafío que plantea el cambio climático, la desertificación y pérdida de biodiversidad del planeta.

La aplicación de la tecnología de sistemas ecológicos cerrados implica un mayor entendimiento de cómo funciona nuestro ecosistema y de cómo se pueden armonizar las relaciones dentro de él. Significa esto que todo acto tiene una consecuencia en relación con el resto del ambiente.

Involucra así mismo la utilización de recursos y fuentes de energía naturales renovables así como la eliminación de los recursos que no se pueden renovar. Tiende también a la eliminación o reducción de la cantidad y toxicidad de los subproductos y a una construcción de relaciones entre los seres del ecosistema que les permitan reutilizar los subproductos de los procesos y mantener los elementos en circulación.

La utilización de estos principios constituye un manejo sostenible de los recursos y por consiguiente, mayor eficiencia y menores costos.

De modo que aunque inicialmente pensado para propósitos colonialistas de gran envergadura, los conocimientos que han resultado del estudio de sistemas ecológicos cerrados (predicción de posibles escenarios futuros, entendimiento de las consecuencias e impactos de los actos en un ecosistema y mitigación de riesgos) se aplican hoy en proyectos  como el desarrollo de sistemas agrícolas resilientes y soluciones de seguridad alimentaria en zonas poco fértiles y lejanas.

Como podemos ver, lo único que tenemos no son problemas, las soluciones también abundan. Es hora de actuar y de aplicar el ingenio humano a los proyectos que están al alcance se nuestra mano.