Por: I.A. Lucia Lotero Valencia
Especialista en Gerencia Comercial y Mercadeo

Este es un tema que seguramente en algún momento de la vida nos hemos planteado. A lo mejor hemos escuchado personas que dicen “yo no vine a esta empresa para hacer amigos, vine a trabajar y a dar resultados”. También quizás hemos escuchado a nuestros hijos decir “es que en mi salón de clase todos son tan complicados que en realidad no me interesa hacer amigos allá, es suficiente con los que tengo aquí en mi conjunto”; o tal vez un familiar nuestro en alguna reunión ha comentado que no es fácil relacionarse con personas dadas las diferencias culturales tan marcadas según la región (bogotanos, boyacenses, pastusos etc.). 

Es un hecho que todos generamos influencia en el prójimo así sea alguien a quien has visto pocas veces en la vida. Tus ondas energéticas generarán algún tipo de impacto y recordación, por eso es tan importante que hagamos consciencia de que en cada contacto que tenemos con los demás se transmite esa energía, así que enfócate en que ese impacto y recuerdo sean agradables. 

Recuerdo haber leído en un libro el ejemplo de un gerente de empresa que contaba que por muchos años su comunicación tenía siempre un tono imperativo y que la mayoría de las veces sus frases llevaban una crítica implícita. En la empresa trabajaban 300 empleados y durante mucho tiempo el gerente pensó que realmente trabajaba con 300 enemigos.  Esto se da porque con facilidad estamos orientados a observar y comentar sobre lo malo y lo negativo de los demás.  En el día a día nos conectamos más fácilmente con el lado oscuro, vemos la paja en el ojo ajeno y nos hacemos los locos con la viga que tenemos en el propio.  Benjamin Franklin decía “no hablaré mal de hombre alguno, de todos diré lo bueno que sepa”. ¡Qué frase tan sabia y qué difícil nos resulta ponerla en práctica!  

Realmente no es tan difícil dejar de censurar a la gente. Una buena práctica puede ser el hecho de pensar que en nuestras interacciones diarias vamos a dejar de manifestar en todo momento nuestra opinión y, por el contrario, nos enfocaremos más en practicar la escucha activa, donde realmente se logre hablar menos y escuchar más con el objetivo de comprender y no con el fin de opinar o debatir. Esto nos ayudará a conectarnos con la empatía, la tolerancia del pensamiento, hechos y palabras.  

Los seres humanos somos creaturas emotivas, muy llenas de prejuicios y vanidad. Si te fijas con detenimiento, en todas las conversaciones sale a relucir el ego del emisor y del receptor en la comunicación, por eso las opiniones generan o disparan reacciones, emociones y lenguaje verbal que puede ser complejo de manejar.  

Para tener buenas relaciones y ganar más amigos podemos escuchar mejor y enfocarnos en las necesidades del otro. Al respecto, durante el fin de semana vi en Facebook una pareja que publicaba una foto por su aniversario y mencionaba el esposo que la clave para llevar 20 años juntos y seguir enamorados era que Ella pensaba más en Él que en ella misma y que así mismo Él pensaba más en ella que en Él mismo.  

Revisemos unos tips para tratar mejor al prójimo y ganar más amigos:

  1. Escuche más y mejor. Muestre interés y haga preguntas que le dejen conocer los intereses de los demás. 
  2. Sonría mientras escucha.
  3. Encuentre una técnica para memorizar el nombre de las personas. Puede ser repitiéndolo tan pronto se lo dicen; si lo hace en voz alta y mirando a los ojos, generará usted un impacto de por vida.
  4. Genere conversaciones donde el otro se sienta cómodo para hablar de sí mismo.
  5. Hable más de lo que al otro le interesa.
  6. Haga que la otra persona se sienta importante. 
  7. Si se equivocó, admítalo con tranquilidad y sea rápido para pedir disculpas.
  8. Póngase en los zapatos del otro. Antes de emitir su opinión pare y revise realmente qué haría usted si estuviera en sus zapatos enfrentando esa situación.  Esta es quizás la fórmula que más abre puertas y atrae más amigos.
  9. Hable desde sus sentimientos. Exprese cómo se siente usted con esa situación en lugar de iniciar la conversación diciendo “es que tu…” 
  10. ¡El único modo de salir victorioso de una discusión es evitándola! Para pelear se necesitan dos. Si el otro llega alterado, sugiera aplazar la conversación.

Para terminar, consideremos lo poco o mucho que queremos trascender en los demás y ser recordados por algo. Es lindo pensar que al final de tu vida las personas se van a expresar de ti de alguna manera. La semana pasada falleció alguien conocido y al darle el sentido pésame a uno de sus familiares me contestó “estamos tranquilos pues ella cumplió su misión aquí en la Tierra: amar y servir”. Así es. Así funciona. El propósito de la vida es que caminemos en esta tierra mirando cómo servir al otro en menor o mayor medida.