Por: La Directora

El mes de noviembre empezó con la noticia de que la moneda norteamericana superó los 5000 pesos colombianos. Aunque durante el último año son varias las monedas que se han devaluado fuertemente frente al dólar y, de cierta manera, nos encontramos inmersos en un patrón mundial, nuestro peso ha sufrido una de las caídas más importantes. Semejante situación preocupa a muchos y no sin razón, pues las implicaciones son muchas y serias. 

Del estudio de diversas fuentes, tanto nacionales como internacionales y provenientes de diferentes orillas políticas, se puede concluir lo siguiente: 

Causas

* El panorama geopolítico, dominado por la guerra entre Rusia y Ucrania ha disparado la inflación en todo el mundo. Esto tiene que ver con la subida de precios del petróleo, el gas y otros commodities de vital necesidad para la industria mundial, que son producidos en estos países y sobre los que pesan restricciones internacionales (petróleo y gas rusos) o limitantes derivadas de la misma situación de guerra (caso de los cereales ucranianos). Ahora bien, para contrarrestar la inflación, los gobiernos acuden, en primera medida, a subir las tasas de interés. En lo corrido de este año, Estados Unidos ha incrementado de forma repetida sus tasas de interés, con lo que aumenta la valía de su dinero. Este aumento de valor se ve reflejado en el fortalecimiento comparativo que tiene el dólar frente a otras monedas. 

* El anuncio de recesión mundial para el próximo año ha hecho que los inversionistas sitúen sus dineros en monedas más fuertes como, precisamente, el dólar, lo que ha incrementado la demanda de la divisa y, por consiguiente, su precio.  

* A nivel nacional existe desconfianza por el nuevo gobierno, que ha sido torpe al promover una dura reforma tributaria altamente impopular en la clase empresarial y al hacer anuncios poco oportunos y poco pensados sobre el futuro de la exploración y explotación minero-energéticas del país. Esto genera la fuga de divisas, pues los inversionistas prefieren ubicar su capital en países más estables y seguros. Y al haber menos dólares, su precio aumenta. Ahora bien, hay que admitir que la devaluación del peso colombiano no obedece solamente a las torpezas del actual gobierno, pues nuestra moneda ya había perdido un 60% de su valor en el gobierno de Santos, y un 44% en el de Duque. 

Consecuencias

* La principal y más cercana consecuencia para todos es la inflación. Puesto que una gran parte de los alimentos y bienes que se consumen en nuestro país son importados y las importaciones se transan en dólares, el aumento del precio del dólar se traducirá, necesariamente, en un aumento del costo de la vida de los colombianos. 

* La deuda externa es cada vez más cara. Nuestro país tiene una deuda externa equivalente a más del 50% del PIB. Cada vez que sube el dólar, también nuestra deuda sube. Esto hace temer que el país no sea capaz de pagar y entre en default. Al considerarse el país más riesgoso, se disminuye el ingreso de divisas y con ello, se debilita aún más nuestra moneda, todo lo cual configura un perfecto círculo vicioso. 

¿Qué hacer? 

La lógica indica que hay que atacar las causas que ocasionan el problema y, dado que el mayor problema es la inflación (aumento del costo de vida) como consecuencia de la dependencia de las importaciones (que se transan en dólares), lo que hay que hacer es fortalecer la producción nacional. 

Un importante medio nacional acabó de publicar una lista de las cosas que más se van a encarecer con la subida del dólar. Dentro de esas cosas figura una serie de productos básicos de la canasta familiar de cualquier colombiano. Están el maíz y el trigo; el pollo y la carne de cerdo (porque aunque se producen nacionalmente, se alimentan con maíz importado), frutas, hortalizas y café (por el aumento del precio de los insumos agrícolas, también importados), textiles, vehículos y hasta inmuebles (pues su construcción depende de la importación de materias primas como el hierro). 

El país debe asegurar su producción interna y con ello la capacidad de alimentar a su gente para liberarse de la volatilidad de la tasa de cambio y de coyunturas internacionales como el conflicto entre Rusia y Ucrania. Ojalá el gobierno sea capaz de liderar ese proyecto. 

Adenda

Ningún analista habla de la pandemia como causa directa de la recesión que se avecina. ¿Se habrán olvidado de que durante dos años mantuvieron la economía detenida e impidieron el derecho al trabajo de millones de personas? 

Por cierto, México, el país latinoamericano que menos medidas dictatoriales impuso en tiempos de pandemia, es el que ahora tiene una economía más estable y sufre menos por la devaluación en nuestro continente.