Por: La Subdirectora

Durante el último año diversas entidades y medios de comunicación nos han estado transmitiendo buenas noticias en relación con el desempeño del sector agrario colombiano. Esta mejora probablemente pueda ser atribuida al cese del conflicto armado, que ha permitido el establecimiento de nuevos proyectos productivos. Proyectos como el del limón mandarino en el Tolima, la cebada maltera en Boyacá, el proyecto de hortalizas con reinsertados en la Guajira, el aguacate Hass en el Chocó y en Valle del Cauca y el del algodón en el Cesar son buenos ejemplos de ello. Además de esta ampliación productiva, los productos colombianos poco a poco van logrando una mayor presencia en los exigentes mercados internacionales.

Aunque sería apresurado y exagerado hablar de una reactivación, los datos más recientes nos indican que el sector va por un buen camino. Así es que el próximo gobierno tiene que aprovechar este escenario y dar el impulso definitivo que nuestros productores necesitan. Colombia tiene una enorme ventaja comparativa en relación con otras naciones pues posee el clima, el agua, la fertilidad, la diversidad y la luminosidad con que muchas otras naciones no cuentan.

Hay, sin embargo, también desventajas que deben ser superadas sin demora. Se trata de aspectos básicos (independientemente de la orientación política de los dirigentes) a los que el gobierno debe prestar atención y en los que debe intervenir para incrementar nuestra competitividad, pues no podemos olvidar que hoy en día nos encontramos en un mercado globalizado y que por lo tanto competimos (inclusive a nivel nacional) con los productores de todo el mundo.

En primer lugar, es necesario que el campo se industrialice. Esto implica no solamente contar con tecnología y conocimiento (asesoría técnica) que permitan una mayor productividad, sino también la agregación de valor a nuestros productos. Un reporte reciente informa que las exportaciones de café sin tostar y aceite bruto de palma han aumentado. Aunque es muy loable la noticia, hay que preguntarse ¿por qué dejamos que el valor de nuestros productos se agregue en el exterior? Uno ve frecuentemente en los mercados extranjeros café colombiano de marca alemana. Esto es porque el proceso de tostado y empacado no se hace en nuestro país. Lo mismo ocurre con el chocolate. Debemos lograr la transformación de los productos primarios localmente, con lo cual el valor de las exportaciones aumentará de forma considerable.

El sector de las flores es un buen modelo en cuanto a la agregación de valor. Desde Colombia salen muchas veces las flores empacadas en bouquets que contienen, por ejemplo, rosas, follajes y fillers. Este paso adicional genera unas mayores ganancias en comparación con las flores que se envían de forma más genérica para ser luego arregladas en el exterior. La responsabilidad social certificada de las flores colombianas es otra forma de agregar valor ya que la gente está dispuesta a pagar más por productos obtenidos en condiciones justas.

En segundo lugar, el proceso de tecnificación y agregación de valor necesita inversiones en maquinaria y capacitación. Para esto es menester que los agricultores tengan acceso a créditos y regímenes tributarios favorables, de manera que lograr ese cometido esté a su alcance. Que esto sea posible es potestad inequívoca del gobierno.

Por último, para lograr el volumen de producción y la homogeneidad del producto que exigen los mercados internacionales, es imperativo que los productores se puedan asociar. Acá el gobierno juega también un papel importante, toda vez que tiene la misión de facilitar las conexiones necesarias en condiciones que favorezcan tanto a los pequeños, como a los medianos y grandes productores.

El cumplimiento de los tres anteriores puntos, sumado a un activo desempeño estatal en cuanto a adelantamiento de la infraestructura vial, permitiría que la agricultura funcione de una manera más engranada y eficaz. Poco importa la tendencia política del próximo gobierno, hay una realidad económica que no se puede ignorar porque de otro modo nos va a llevar por delante. Esa realidad económica es el mercado global.