Por: Departamento Técnico Naturcrop

Si bien es cierto que desde los años 40 del siglo pasado aparecieron los primeros insecticidas organosintéticos como el DDT, paration, aldicarb y dimetoato, entre otros, llama mucho la atención encontrar en una tesis de grado sobre agricultura orgánica haciendo referencia a la aplicación de este tipo de productos de síntesis como agricultura tradicional y asumir como la gran novedad el uso de productos de origen orgánico.

Se debe reconocer el avance de la agricultura con el uso de pesticidas para el control de plagas, enfermedades y malas hierbas, pero también que su uso irracional ha causado una serie de problemas como la contaminación ambiental, la residualidad en los alimentos, la aparición de plagas secundarias y la resistencia de plagas y enfermedades a este tipo de productos.

Cuadro 1. Algunos de los bioinsecticidas de origen vegetal usados en el mundo a mediados del siglo XX.

Esto ha llevado a un resurgimiento de la agricultura ancestral o verdaderamente tradicional con el uso de algunos insecticidas y fungicidas de origen vegetal tales como rotenona, tabaco, piretro, neem, higuerilla, barbasco, canela, tomillo, ruda, ortiga, etc.; quedando así demostrado el poder de la naturaleza para equilibrarse. Aún así, esto no es el todo, porque para caer en el renglón de agricultura orgánica hay que saber que se trata de una filosofía, una cultura de respeto y equidad con la naturaleza que busca la sostenibilidad de esta y las generaciones futuras, que tiene en cuenta que para conservar el planeta se requieren otra serie de prácticas tales como labranza mínima, sembrar a curvas de nivel, establecimiento de barreras vivas, conservación del recurso hídrico, conservación de suelos y, por supuesto, el manejo, integrado de plagas y enfermedades basadas en estrategias donde se acuda al uso de extractos vegetales, entre otros.

Cabe resaltar que no es acertado considerar únicamente la mortalidad causada para evaluar la eficacia de un insecticida orgánico, puesto que la mayoría de las plantas generan un efecto insectistático más que insecticida. Esto quiere decir que actúan como inhibidores del desarrollo y comportamiento de las poblaciones de plagas; algunas sustancias orgánicas sí producen efectos insecticidas como la rotenona, la nicotina o la piretrina. En su mayoría, los compuestos naturales tienen un efecto protector como disuadir la alimentación u oviposición, la repelencia y la regulación del crecimiento. También existe un efecto disruptor que consiste en contaminar el medio de manera que el insecto no lo logre identificar el aleloquímico que caracteriza al vegetal del cual se alimenta o reproduce. Esto nos hace considerar a las sustancias con características insectistáticas para ser usadas como una estrategia preventiva antes que curativa.

Los plaguicidas botánicos provienen de algunas partes de las plantas o contienen ingredientes activos derivados de estas y vienen a ser una alternativa menos costosa, biodegradable, eficaz y más segura que sus equivalentes sintéticos, que son altamente residuales y tóxicos para organismos a los cuales no van dirigidos, incluido el ser humano.

Cuadro 2. Principios activos de algunas plantas usadas para control orgánico.

Diversas plantas pertenecientes a innumerables familias contienen agentes fitoquímicos o metabolitos secundarios con funciones defensivas que afectan las poblaciones de insectos tales como:

Alcaloides: Gran variedad de efectos tóxicos debido a la gran diversidad de metabolitos secundarios; el mejor ejemplo es la nicotina.

Terpenos: Componentes de los aceites esenciales; provocan inapetencia, repelencia y evitan la oviposición.

Fenoles: Compuestos hidroxilados que pueden actuar como inhibidores de la alimentación, los taninos actúan como barrera por su sabor amargo y las cumarinas inhiben el crecimiento de hongos, siendo tóxicas para nemátodos, ácaros e insectos.

Flavonoides: Compuestos que proporcionan color a las plantas y las flores y a su vez pueden actuar como inhibidores enzimáticos y tienen actividad repelente.

Compuestos azufrados: Los tiofenos son los de mayor importancia y poseen acción insecticida y nematicida.

Glicócidos cianogénicos: Cuando se hidrolizan liberan cianuro. Son tóxicos y repelentes.

Algunas características que debe tener una planta insecticida ideal es ser perenne, estar ampliamente distribuida en la naturaleza, no ser destruida cuando se necesite recolectar, tener usos complementarios, no tener un alto valor económico y ser eficaz a bajas dosis.

En general, los insectos tardan más en desarrollar resistencia a una mezcla de ingredientes activos naturales que a cualquiera de sus componentes por separado.

Una de las mayores dificultades para masificar el uso de los insecticidas naturales es el registro, puesto que los requisitos están pensados para insecticidas organosintéticos. En Estados Unidos, por el contrario, el que un insecticida sea clasificado como plaguicida bioquímico como, por ejemplo, los extractos vegetales, le da una ventaja, puesto que los requisitos para su registro son menores.

Naturcrop SAS pone a disposición de la floricultura su portafolio de productos con base en extractos vegetales y el silicato de potasio para control de plagas y enfermedades, que pueden ser adquiridos en nuestro distribuidor Agroinsumos El Condado.

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I.A. José Omar Panqueva Gómez, Gerente técnico, cel 312 5921694, e-mail tecnico.naturcrop@gmail.com

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Bibliografía

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