Por: Alfonso Nieto G.©

Crear una sola flor es trabajo de siglos.”

William Blake

Un jardinero científico

Casiano Salcedo (Bogotá, 1826 ¿? – Bogotá, 24 de febrero 1918). Fotografía tomada por Guillermo Ortiz en 1916[1]Guillermo Ortiz Williamson hace la entrevista a Casiano Salcedo dos años antes de publicarla con ocasión de su fallecimiento. Para ese entonces en 1916 Casiano “bordeaba” los noventa años. Ver … Continue reading

La modulación del paisaje urbano en Bogotá con sus plantas de follaje, flores, arbustos y árboles se debe mucho a la mano, gusto, entrega y estudio del autodidacta Casiano Salcedo, quien tuvo mucha participación en el diseño de los jardines, plazas, alamedas y parques que iniciaron la conformación de la ciudad a finales del siglo decimonónico, como se enunció en la 2ª. Parte de esta exploración.  Casiano Salcedo es considerado “la figura más importante de la jardinería en la segunda mitad del siglo XIX en la ciudad[2]Ver Hugo Delgadillo, pp. 66. Casiano S., aparte de diseñar y sembrar, vigilaba la adaptación y el buen crecimiento de las plantas entregadas a su cuidado. Pasaron por sus manos, al decir de él mismo, el parquecito de Santo Domingo, parque Centenario, Mártires, Bolívar – iniciado por Guillermo Kalbrayer-, el jardincito del Observatorio, la arboleda del camellón de las Nieves, el jardín del edificio de la gobernación de Cundinamarca y los jardines de los parques de los Mártires y de Santander[3]Ibid., pp. 185 y Guillermo Ortiz W. pp.138. Otros trabajos para los que era contratado tenían que ver con arreglos florales para iglesias, fiestas, banquetes, celebraciones de bodas, etc., lo que lo hizo muy reconocido en la sociedad bogotana de la época.   

Casiano fue un agricultor inquieto. Importó árboles y plantas ornamentales, semillas de hortalizas y flores. Tuvo una biblioteca de botánica y de jardinería y aprendió a leer en francés; también trabajó como sastre y pendolista afirmando que tuvo que copiar muchos documentos en inglés “sin entender ni jota del idioma[4]Guillermo Ortiz. pp. 139. Se relacionó con importantes personalidades políticas e influyentes como Rafael Núñez, José Cipriano de Mosquera, Manuel Murillo Toro, Miguel Salgar y José Cenón Padilla; trató con el jardinero inglés Robert Thomson[5]Robert Thomson (1840-1908), visitó varias veces Colombia. En 1893 se le anunció el cargo de Superintendente de la Jardines y parques públicos de Bogotá, cargo que nunca se concretó, pero durante … Continue reading además de mantener correspondencia y relaciones comerciales con el botánico y horticultor belga Louis Benoît van Houtte de Gante[6]Louis Benoît van Houtte (Ypres, 29 de junio de 1810 – Gante, 9 de mayo de 1876), importante horticultor y botánico; explora la flora brasileña y … Continue reading, quien le despachó plantas y semillas. También fue cliente durante varios años de la famosa y legendaria Casa Vilmorin de París[7]La casa Vilmorin fue fundada en 1743 y fue una boutique de plantas y semillas que en sus inicios proveía de estos materiales al rey Luis XV. A partir de 1744 se crea la casa Vilmorin-Andrieux & … Continue reading e importaba sus semillas.

Fue importador de camelias y desarrolló la producción de azaleas a partir de unos “pieses” que le regaló el Sr. Vicente Restrepo[8]G. Ortíz Williamson pp. 139, plantas que serían muy comunes en jardines privados y parques públicos. 

Invernadero de la Víctoria amazónica en las instalaciones de Van Houtte. Tomado de Flore des Serres et des Jardins de l’Europe, tomo VII, entre páginas 24-25. (1851-1852)

En 1864 Casiano Salcedo se asocia con el Sr. José Manuel Párraga y toman una casa en arriendo en la calle del Chorro de San Antonio[9]Ubicado en la calle 16 con carrera 12. Véase Rubén Hernández M. y Fernando Carrasco Z., que ocupaba toda una manzana con sus siete grandes patios. Allí creó un jardín con el “primer invernadero en grande que hubo en Bogotá[10] Ibid. nota 7, las negrillas son mías., y empezó vendiendo “un canasto grande y lleno de finas flores por un cuartillo[11]Igual.; este invernadero y su jardín se mantuvo hasta 1887. En la entrega anterior se nombraba a los Jardines de la Paz, donde se hicieron algunas pruebas de hibridación; es muy posible que correspondan al citado emprendimiento del inquieto y explorador jardinero científico don Casiano Salcedo. 

El arribo de un australiano a Bogotá

Con la llegada de los españoles al altiplano cundiboyacense y todo el territorio nacional se generó y estableció como práctica el usufructo de todos los recursos naturales, especialmente del bosque alto andino, que se inicia en 1520 para la obtención de combustibles y materiales para la construcción de viviendas. Para el caso de Bogotá, desde su fundación en 1538, los cerros orientales sufrieron una marcada deforestación impactando considerablemente su ecosistema. Las plantas y bosques nativos comenzaron a sufrir una “persecución colonialista” ya que muchas veces los consideraron huéspedes de plagas y pestes y también de ser un refugio salvador para las creencias de nuestros aborígenes por sus principios “eco-filosóficos o ecosóficos”. varios autores referencian la veneración de la naturaleza para los muiscas donde “Las montañas y cerros tuvieron un significado de protección y emanación de agua[12]Véase Pulido Sierra y Rojo Alboreca. En el mismo trabajo de Ivonne Pulido y Alberto Rojo, se señala:

GONZÁLEZ y CÁRDENAS (1996) recopilan algunas apreciaciones de cronistas sobre la concepción de los muiscas con relación a los bosques, entre las que destacan las de Gonzalo Fernández Oviedo (1478-1557):  ‘…tienen los indios del Nuevo Reino montes que ellos los tienen en veneración como si fueran sagrados, porque dicen que están dedicados a sus dioses, e no osan cortar árbol de aquellos, ni un ramo, por cosa del mundo’; la mención de Fray Pedro Simón (1574-1628): ‘…no todos tenían sus adoraciones en los templos, pues las de muchos las tenían dedicadas en lagunas, arroyos, peñas, cerros…’; las narraciones de Lucas Fernández de Piedrahita (1624–1688): ‘…en varias partes adoraban montes, lagunas, ríos, árboles’; y los relatos de Alonso de Zamora (1660–1717): ‘…eran sinnúmero los adoratorios que para exaltación de su idolatría tenían erigidos en los montes, bosques, llanos y caminos y en ellos alcancías, en que echaban sus ofrendas los que venían de todo el Reino…’.”[13]ibid. pp.7

Todo esto se suma a la introducción agresiva de cultivos extensivos en el altiplano, como el trigo, y de pastos para las diferentes especies de las crías de ganado traídas del viejo mundo que conformarían el paisaje productivo de la Colonia, como el de grandes planicies sin árboles y, por lo general, separándose los terrenos de las haciendas por zanjas, lo que generó un paisaje monótono, simple y aburrido con profundos aires melancólicos hasta donde se perdía la vista, lo que nos da una idea de la magnitud de la  deforestación continua que se vivió por cerca de 300 años de colonización[14]Costumbre que se ha seguido manteniendo en Colombia, donde la frontera ganadera y agrícola con su establecimiento y expansión, tumba, destruye y abarca extensivas áreas de bosques y selvas … Continue reading. I. Pulido y A. Rojo, citan que “en 1540 el rey de España, Carlos I, ordenó sembrar árboles de sauce por todo el territorio americano, así como Juan de Castellanos decretó la destrucción de las especies nativas por considerarlas criadero de pestilencias, aunque los indígenas, sin éxito, las defendieron a muerte.”[15] Pulido Sierra y Rojo Alboreca, pp. 4 También escriben sobre los tributos de leña de los indígenas a sus encomenderos, que sumaban cuatro cargas de este producto al día. 

Fotografía de la hacienda Terreros (Soacha 1926), donde se puede observar el efecto de la deforestación caracterizando un paisaje monótono, simple y aburrido.[16] Fotografía –sin confirmación de fuente- del ingeniero agrónomo Frederick Wilson Popenoe. Tomado de Sicocamilo, pp.60

Ya para finales del siglo XVI la América hispana sufría una deforestación alarmante en las zonas perimetrales; dentro de los centros de crecimiento urbano, el consumo de leña de una familia española por día equivalía al gasto de este suministro para una familia indígena por un mes[17]Alexander Herrera y Maurizio Ali, pp. 17 y P. Sierra y R. Alboreca, pp. 4. Los cerros de Bogotá fueron fuente de diversos materiales (madera, piedra, arena, caliza, grava, leña, carbón mineral, carbón de palo -vegetal-, materias primas para los chircales en la fabricación de ladrillos, etc.) y soportaron una altísima deforestación hasta la séptima década del siglo XX[18]Ver Catalina Arango.. El paisaje de Bogotá hacia los cerros era desolador, con uno que otro enclave con su naturaleza original que mostraba la riqueza de la flora precolombina, como fue el llamado “Boquerón de Monserrate” donde reconocidos botánicos encontraron llamativas y especiales plantas. En la Sabana, José Manuel Restrepo Vélez[19] José Manuel Restrepo V. (30 diciembre de 1781, Envigado –Antioquia- 1 abril 1863, Bogotá). Fue biólogo, botánico, historiador y político. había introducido “ciertos rosales que han venido a hacerse silvestres, que sirven de cerca viva en muchas posesiones y que hermosean innumerables sitios[20]Víctor Manuel Patiño, 1974, pp.205; estos rosales hasta hace poco era común verlos en varias fincas y haciendas sabaneras y se les llamó generalmente madreselvas. 

 Calle del Observatorio (1842)[21]Esta fotografía –daguerrotipo- se considera la 1ª. Fotografía de Bogotá y se debe al francés Jean Baptiste Louis Gros (Ivry sur Seine, Francia, 8 febrero 1793 – París, Francia,17 agosto … Continue reading
Nótese la deforestación de los cerros.
Tivoli Kopp –antigua Cervecería Inglesa- (1895)[22]Fotografía tomada de Ricardo Plano y cuyo autor es el fotógrafo Henri Louis Duperly Desnoües (Kingston, Jamaica, 1º diciembre 1841 – Bogotá, Colombia 10 octubre 1907).  Esta … Continue reading
Es claro el desmonte de los cerros para diversos usos.

La marcada deforestación de los cerros había ocasionado más de una inundación en el centro de la ciudad por el desbordamiento de los ríos San Francisco y San Agustín, con innumerables destrozos con daños materiales y pérdidas de vidas animales y humanas:

En la tarde del 6 de Noviembre de 1872 una inmensa avenida de los riachuelos San Francisco Y San Agustín causó gravísimos daños en la ciudad. Salidos de madre por consecuencia de una lluvia torrencial prolongada que se descargó con violencia excepcional sobre las serranías que se levantan al Oriente de la ciudad, alcanzaron un caudal de agua suficiente para causar gravísimos daños… El San Francisco, cuyo cause es más profundo, no desbordó; en cambio la fuerza de la corriente destruyó algunas casas situadas en la ronda del riachuelo, que arrastró con sus habitantes…[23] Consulta: Pedro María Ibañez, pp. 428 -transcripción literal-. 

Rosa Carnegie, en Bogotá, el 18 de octubre de 1881, vivió una catástrofe mucho peor, como aquí lo narra:

Alrededor de las tres escuchamos desde el patio, donde nos hallábamos sentados, un ruido ensordecedor en las calles y el grito de «¡Creciente, creciente!». Salimos y vimos a la gente corriendo hacia el puente cercano a nuestra casa, donde pronto se reunió una multitud. De una corriente insignificante, el hilo de agua se transformó súbitamente en un torrente vigoroso, lleno de barro, que se llevaba por delante cuanto encontraba a su paso. Los caballos eran arrastrados, las gallinas flotaban, varias personas se ahogaron en sus casas y muchas apenas lograron escapar con vida. Toda la ropa que había en las orillas fue barrida por completo y una pobre mujer perdió varias docenas de camisas de hombre que estaba almidonando. Algunos caballeros, que deseaban cruzar, encontraron una creciente impasable, una carreta halada por dos bueyes y su arriero arrastrados sin piedad.[24]Rosa Carnegie Williams, pp. 94-95

Es en esta situación que hacia mitad del siglo XIX en Bogotá se cuestiona la necesidad de reforestar y repoblar sus calles y avenidas con árboles, a la vez que comienza a crearse inquietud en torno al repoblamiento vegetal de los cerros orientales que han sido tan generosos con su suministro material permanente para el desarrollo urbano de la ciudad y de sus habitantes. Un árbol de origen australiano –el Eucalyptus globulus[25]Los primeros eucaliptos de origen australiano llegaron a Europa en 1774 gracias a las expediciones del Capitán Cook y las especies introducidas fueron Eucalyptus gummifera y Eucalyptus platyphylla, … Continue reading- hace su aparición en nuestro ambiente, y con su expansión y precoz crecimiento en muy corto tiempo cambia el paisaje general de la ciudad y del altiplano.  

Sobre el arribo de este australiano a la Sabana de Bogotá hay diversas teorías. Algunos dicen que llegó por primera vez en 1793[26]Lo dice CENICAFE, pero no da las fuentes.; otros dicen que fue en 1893 cuando se sembró el primer árbol en Soacha[27]Pulido Sierra y Rojo Alboreca, pp. 6. El sabio Víctor M. Patiño dice que se atribuye a Manuel Murillo Toro la importación de las primeras semillas a Guaduas en el año de 1869[28]Víctor Manuel Patiño, 1969, pp. 422 y hay importantes descripciones de la existencia de este árbol en la zona de Soacha como la que describe el Viajero Edouard André en 1875:

Eucalyptus globulus en floración.[29] Tomado de Blog Garden Centerejea.

Como era natural, se dirigió al Tequendama y se detuvo en la hacienda de Canoas, de la cual hace el debido elogio. Su propietario le mostró un gran eucaliptus, globulus, sembrado hacía tres años solamente y que formaba ya un árbol de quince metros de altura. Seguramente, dice, el porvenir de esta mirtácea famosa será inmensa bajo el clima de Bogotá. Fueron, pues, proféticas sus palabras: pues, como es sabido, a poco tiempo se propagó en profusión este árbol que sólo entonces mostraba poquísimos ejemplares.”[30] Eduardo Posada, pp. 68

Y en el libro Un Año en los Andes, Rosa Carnegie nos refiere, hablando de la Plaza de la Capuchina, después de haber escrito sobre su visita al cementerio donde encontró muchas bellas flores y pocos árboles, “el eucalipto, el sauce y el estramonio…”:

“Una alameda de eucaliptos corre a lo largo de la plaza, paralela a la calle 5a., al occidente. Los árboles de eucalipto, que son excelentes, fueron los primeros en ser plantados en Bogotá, hace sólo quince años, y son mejor conocidos como Eucalyptus globulus. Embellecen toda la ciudad, y ahora se siembran por miles, agregándole un rasgo agradable a la sabana escasa de árboles.”, o sea que estos árboles[31]Rosa Carnegie Williams, pp. 109-110 se sembraron aproximadamente en 1866. 

El Sr. Casiano Salcedo, al ser preguntado sobre la propagación de los eucaliptos en la ciudad comenta que cuando el Dr. Manuel Murillo Toro estuvo en Venezuela como ministro plenipotenciario (1874-1875), le regalaron una libra de semilla de eucaliptus globulus y a su secretario el Sr. Miguel Salgar unas 6 onzas. A cambio de un libro que le había prestado a Salgar, le dijo que se tranzaba por las semillas, cosa que así ocurrió. Investiga sobre el eucalipto, su desarrollo, hábitat y rapidez de crecimiento. Sembró las semillas, de las cuales obtuvo 800 arbolitos. Le regala 12 a don Cenón padilla, de los que él siembra 6 en el cementerio, 4 en su quinta y 2 en su jardín y termina afirmando que “de las semillas del Dr. Murillo obtuve unas pocas, las demás las repartió, pero no las sembraron”. Después importó más semillas de eucaliptus globulus y otras especies como E. amigdalina, E. rostrata, E. resinífera. Luego habla de su “lucha” para poder establecer los árboles en contra de sus enemigos: 

“Los primeros árboles que sembré en La Pila Chiquita me los arrancaban durante la noche, porque se hizo correr la noticia de que el eucaliptus era malsano cuando por el contrario purifica el aire y sanifica contra las enfermedades como el paludismo. Entonces sembré en La Estanzuela, pero también me le siguieron haciendo guerra sin cuartel al árbol, dizque porque absorbía toda el agua de la tierra y esterilizaba el suelo. Regalé y vendí arbolitos a varios amigos del campo, pero a poco tiempo los arrancaron porque se les dijo que al desarrollarse el árbol producía un insecto muy venenoso transmisor de enfermedades. Más vi con mucha pena a personas ilustradas trozar los eucaliptus ya muy desarrollados, alegando que las raíces tumbaban las casas; la razón para que esto sucediera fue que sembraron eucaliptus cerca una casa de malos cimientos y le echaron la culpa al árbol, cuando debieron culpar a los albañiles. En el cementerio había un eucaliptus con rugosidades en el tronco y de allí sacaron el curioso cuento de que el árbol estaba atacado de un grave mal contagioso y que sudaba sangre. Por fortuna, cultivó de mis semillas y además pidió de varias clases, el señor general Clímaco Arbeláez quien le hizo constante defensa y sembró bastantes por los lados de Chapinero; otros lo imitaron y al fin poco a poco se fue poblando de eucaliptus la Sabana[32]Guillermo Ortiz W., pp. 138. Ortiz, considera a Casiano S. como el “propagador del eucalipto”.

Grabado tomado del Papel Periódico Ilustrado, 15 febrero 1882, pp. 164.

Hacia finales del siglo XIX, la presencia del eucalipto era común y a pesar de su histórica persecución y difamación, cumplía, cumplió y aún hoy día cumple un importante desempeño que va desde su uso como medicina tradicional hasta el empleo de su pulpa para la fabricación de papel, pasando por ser un árbol que ayudó mucho en la purificación del aire, de ofrecer madera para la construcción, postes, durmientes del tranvía y para la fabricación de muebles rústicos, además de ser suministro energético como leña y carbón vegetal y también de ofrecer una mejora sustancial como ornamentación en el paisaje rural empleándose como cerca viva, árbol de sombrío y rompevientos -muchas veces asociado con especies nativas y endémicas- y en las ciudades conformando avenidas, alamedas y arbolados  e incluso es una planta con altas propiedades melíferas cuyo producto es altamente apreciado por sus características[33]Sobre los usos del eucalipto en nuestro medio existen tratados que dan mucha claridad al respecto. Ver: Raúl Jaime Hernández R., Carlos Alberto R., Carlos Mario Ospina P, John Byron Urrego y otros, … Continue reading. Indudablemente el E. globulus se adaptó e introdujo al medio tropical de alta montaña gracias a su precoz crecimiento, sin medir las consecuencias que posteriormente irían a surgir, pero, en general, los beneficios del poblamiento del ocal son más beneficiosos que dañinos:  

La sombra, sumada a las visitas constantes de aves y murciélagos portadores de semillas, favorece el desarrollo de una vegetación diversificada. Este principio se aplica en algunas praderas de kikuyo de la zona altoandina colombiana. En la cuenca alta del río Guamués (departamento de Nariño), los campesinos siembran barreras de eucaliptos y dejan de limpiar la vegetación nativa que regenera bajo estos árboles. El resultado después de varios años es un cerco vivo con varios estratos de vegetación, productor de madera y leña y muy frecuentado por la avifauna.”[34]Consulta Zoraida Calle y Enrique Murgueitio, 1999, pp.64

“Hace dos décadas, Darío Marulanda inició un programa de siembra de cercas vivas de eucalipto, orientado a mejorar la productividad de su finca, La Britania, situada en Salento, Quindío. Al mismo tiempo, cercó los potreros más pendientes de su propiedad para permitir la recuperación espontánea del bosque. Hoy existe un bosque joven con una vigorosa regeneración natural de palmas de cera en los terrenos que anteriormente fueron los potreros menos productivos de la finca”[35]Ver: Zoraida Calle y Enrique Murgueitio, 2020, pp.50

La luz de la civilización 

Volviendo a nuestra temática, otros árboles fueron introducidos en Bogotá y algunas zonas del país como la antigua región antioqueña o zona cafetera  durante la segunda mitad del siglo XIX: los pinos, cipreses, Araucaria excelsa también de origen australiano, sauce, sauco y falso pimiento, que irían a conformar el arbolado de avenidas, parques y jardines públicos acompañados de especies nativas y endémicas como el amarrabollo, la palma yuka, la palma de cera, el cedro, el nogal, el roble, el pino romerón, el  cucharo, el abutilón, el sietecueros, el borrachero, el caucho, el nazareno, el tibar o rodamonte, la acacia, el kishwar y diversos tipos de palmas, entre otros, que prácticamente son las especies que han venido matizando desde entonces nuestro paisaje urbano acompañados siempre de otras plantas más llamativas por sus flores y colores, como  rosas, boca de dragón, aralias, anémonas, dahlias, clavellinas, claveles, verónicas, clusias, violetas, lirios, amarantos, echeverias, camelias, azaleas, geranios, helechos, quiches, etc.  

Con todas estas plantas y con la creciente necesidad de embellecer paisajísticamente a la ciudad es que se crea la necesidad de renovar y hacer nuevos parques en honor a los gestores de la independencia. Se buscaba la afirmación de lo nacional y ofrecer espacios para la recreación de una dinámica ciudad en crecimiento, como se ha descrito en las dos entregas anteriores. Obedece, fundamentalmente, a la modernización y al deseo de mostrar al naciente país digno y acorde a la “civilización”. Precisamente a raíz de las exposiciones universales de Londres (1851) y París (1855), donde Colombia participó tímidamente con algunos productos minerales y agrícolas, se definió hacer exposiciones nacionales que servirían como propuesta de avances para la participación del país en el exterior. No obstante, a causa de la inestabilidad política del país, con sus continuas guerras partidistas internas, Colombia no pudo participar en las brillantes exposiciones universales de París en 1878 y 1889 con un pabellón propio. Es así como, gracias a la gestión del botánico y científico José Jerónimo Triana, la exhibición se mostró en los pabellones de Guatemala y Uruguay[37]Sven Schuter y Laura Alejandra Buenaventura..

Las exposiciones nacionales comienzan en noviembre de 1841 como La Primera Exhibición de las Obras de la Industria de Bogotá, donde se premia a las “plantas medicinales”. La Exposición Nacional de 1842 tuvo como objetivo “honrar el patriotismo y estimular el amor por el trabajo”. En la Segunda Exhibición de la Industria Bogotana se propuso premiar a “los criados de ambos sexos que en el año siguiente comprobaran el mejor servicio doméstico con el testimonio por escrito de sus respectivos amos”[38]Luis Carlos Colón, pp. 13. Es bueno recordar que el fin esclavitud en Colombia se decreta el 21 de mayo de 1851 y entra en vigencia el 1º de enero de 1852, gracias a que el Estado reparó … Continue reading. Se vuelven a hacer exposiciones 30 años después; en 1871 se realiza la Exposición Nacional de Productos Espontáneos de los Bosques y Desiertos, y de los Frutos Agrícolas Exportables entre el 20 de julio y 10 de septiembre de dicho año, donde se da especial importancia a la riqueza natural y agropecuaria. La Exposición Nacional de 1872 se hizo para productos “minerales, textiles, granos, maderas, tabacos, tintos, medicinales, oleosos, sacarinos, gomosos y resinosos, comestibles, licores, manufacturas, varios, animales y flores[39]Ibid, pp.13 el subrayado es mío.. Las Exposiciones Nacionales de 1880 y 1881 tienen un énfasis marcado en la producción agropecuaria y sus derivados. La exposición del 15 de agosto de 1880 premia a las frutas, flores y árboles como lo registra el periódico El Agricultor: 

“El Jurado número 24, compuesto de la señora Paulina Valenzuela de DordeIly y la señorita Teresa Tanco, encargado de calificar y premiar las frutas, flores y árboles. adjudicó: Diploma de honor y medalla de plata al señor Ernesto Michelsen, por su colección de flores.”[40]El Agricultor, pp. 247-248

Para esta Exposición señor Casiano Salcedo conformó parte del Jurado #19 en la premiación y calificación de las hortalizas, leguminosas y arracachas.[41]Igual al anterior, pp.246

La Exposición Nacional de 1899 tuvo un carácter más industrial con muestras de cervecerías, fábricas de loza, vidrío y chocolates, entre otras y se acompañó de una variada exhibición artística de pintura, escultura, arquitectura, ornamentación arquitectónica y fotografía.[42]Ver Luis Carlos Colón, pp.16

Paseo bogotano, aprox. 1910

Bogotá se aproxima a la llegada del siglo de las luces buscando crear un espacio digno con el encuentro estético y armonioso que dará la naturaleza a sus habitantes y visitantes nacionales y extranjeros. El aprecio por los árboles ornamentales, plantas y flores se hace notorio en las exposiciones nacionales adquiriendo cada vez mayor importancia e induciendo a un empuje que llevaría a la investigación científica, a la conformación de viveros, huertas florales, dispensarios de suministros de semillas, plantas, herramientas y todo lo necesario para su cultivo y también para ofrecer flores cortadas y arreglos florales con el surgimiento de floristerías y floristas que estaban dispuestos a ofrecer la mayor expresión de sentimientos, belleza y emociones como lo requerían sus clientes… (continuará).

Consultas y Referencias

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  • Blog Garden Centerejea. (junio 7 2018). Eucalyptus globulus, árbol de crecimiento rápido. Visitado diciembre 17, 2021, en: https://blog.gardencenterejea.com/eucalyptus-globulus-arbol/- 
  • Zoraida Calle y Enrique Murgueitio. (1999). “Diversidad biológica en la ganadería bovina de Colombia” en Agroforestería para la producción animal en América Latina. FAO. Impreso en Roma–Italia.
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  • Sven Schuter y Laura Alejandra Buenaventura G. (2020). “Imaginando la ‘tercera civilización de América’: Colombia en las exposiciones internacionales del IV Centenario (1892-1893)”. Historia Crítica, número 75, pp.25-47. Bogotá. Visitado diciembre 1, 2021, en:  https://www.redalyc.org/jatsRepo/811/81162624002/html/index.html 
  • TASCHEN. Album Vilmorin. Les plantes potagères, 1850–1895 (Tafel 42, 1891). Visitado diciembre 10, 2021, en:  https://www.facebook.com/taschen/photos/a.10153247707487960/10153247707727960 
  • Louis Van Houtte –Editeur-(1851-1852). Flore des Serres et des Jardins de l’Europe. Tomo VII. Gante, Belgica.
  • Wikipidea varias entradas.

Video

  • Tatiana Rodríguez Maldonado (30 julio 2020). Soplar y hacer botellas (Fábrica de vidrios Fenicia) – Barrio tomado: Las Aguas en Bogotá. . Visto 19, diciembre 2021, en: https://www.youtube.com/watch?v=BgQcClDOExk 

Otras Consultas

  • Banrepcultural. (s.f). Jean Baptiste Louis Gros. Visitado diciembre 20, 2021, en: https://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Jean_Baptiste_Louis_Gros 
  • Laura Cristina Felacio Jiménez. (2016). Por unos cerros saneados y embellecidos: La influencia de la higiene y el ornato sobre la protección institucional de los cerros orientales de Bogotá, 1874-1945. [Tesis maestría]. Universidad Nacional de Colombia –Facultad de Artes-. Bogotá. Visitado noviembre 30, 2021, en: https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/76861 
  • Alejandro Garay. (2005). La Exposición del Centenario: una aproximación a una narrativa nacional. Alcaldía de Bogotá. Bogotá.  
  • Diego Molina Franco. (2017). Un australiano en Bogotá. Los árboles de eucaliptos y la transformación del paisaje
  • capitalino (1870-1930).  Memorias del XVII Congreso Colombiano de Historia –Historia Ambiental-  10-13-octubre 2017. Medellín, pp.79-93.
  • Carlos Niño Murcia (2015). “Ciudad, arquitectura y modernización. El caso de Colombia, 1850-1950” en América Latina:
  • Espacios urbanos, arquitectónicos y visualidades en transición. 1860-1940. Jornadas Internacionales de Historia del Arte y Arquitectura (HISTAA). 2018, GAD Municipal del Cantón Cuenca. Ecuador.
  • Claudia Cendales Paredes. (2009). “Los parques de Bogotá: 1886-1938”. Revista de Santander –Universidad Industrial de Santander-. Edición 4. Bucaramanga. Visitado diciembre 10, 2021, en: https://www.uis.edu.co/webUIS/es/mediosComunicacion/revistaSantander/revista4/parquesBogota.pdf    
  • Ricardo Rivadeneira Velásquez. (Enero 2016). “Gabinetes fotográficos: dispositivos, oficios y prácticas comerciales”. Credencial Historia No. 313. Visitado diciembre 20, 2021, en: https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-313 
©Las imágenes, ilustraciones, gráficos y fotografías de coleccionistas particulares no se pueden reproducir sin previo permiso o autorización del coleccionista y siempre citando la fuente.
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Notas al pie

Notas al pie
1 Guillermo Ortiz Williamson hace la entrevista a Casiano Salcedo dos años antes de publicarla con ocasión de su fallecimiento. Para ese entonces en 1916 Casiano “bordeaba” los noventa años. Ver G. Ortiz W.
2 Ver Hugo Delgadillo, pp. 66
3 Ibid., pp. 185 y Guillermo Ortiz W. pp.138
4 Guillermo Ortiz. pp. 139
5 Robert Thomson (1840-1908), visitó varias veces Colombia. En 1893 se le anunció el cargo de Superintendente de la Jardines y parques públicos de Bogotá, cargo que nunca se concretó, pero durante su estadía fue consultado y dio varias sugerencias a los diseños de los jardines en los parques públicos. Véase Claudia Cendales P., 2012.
6 Louis Benoît van Houtte (Ypres29 de junio de 1810 – Gante9 de mayo de 1876), importante horticultor y botánico; explora la flora brasileña y también se suma a la fiebre de la orquideomanía europea enviando recolectores de orquídeas y plantas exóticas a América. Funda la Escuela de Horticultura de Gante y publica la revista Flore des Serres et des Jardins de l’Europecon 23 volúmenes publicados y más de dos mil planchas de plantas coloreadas. Louis Benoît cultiva por primera vez la Victoria amazónica –La Victoria regia- con todo éxito en Europa. Ver Mealine.
7 La casa Vilmorin fue fundada en 1743 y fue una boutique de plantas y semillas que en sus inicios proveía de estos materiales al rey Luis XV. A partir de 1744 se crea la casa Vilmorin-Andrieux & Cie. y para 1766 inicia la importación de árboles y plantas exóticas y desconocidas en Europa como el tulipán, la remolacha, el colinabo o rutabaga y se especializa en la venta de semillas para alimentación, forrajes y ornamentación. A Louis de Vilmorin se debe la publicación en 1856: “Nota sobre la creación de una nueva raza de remolacha y consideraciones sobre la herencia en las plantas”, documento que establece importantes principios teóricos para la industria moderna de mejoramiento de semillas.  Ver Espowiki: Vilmorin.
8 G. Ortíz Williamson pp. 139
9 Ubicado en la calle 16 con carrera 12. Véase Rubén Hernández M. y Fernando Carrasco Z.
10 Ibid. nota 7, las negrillas son mías.
11 Igual.
12 Véase Pulido Sierra y Rojo Alboreca
13 ibid. pp.7
14 Costumbre que se ha seguido manteniendo en Colombia, donde la frontera ganadera y agrícola con su establecimiento y expansión, tumba, destruye y abarca extensivas áreas de bosques y selvas vírgenes sin ningún control.
15 Pulido Sierra y Rojo Alboreca, pp. 4
16 Fotografía –sin confirmación de fuente- del ingeniero agrónomo Frederick Wilson Popenoe. Tomado de Sicocamilo, pp.60
17 Alexander Herrera y Maurizio Ali, pp. 17 y P. Sierra y R. Alboreca, pp. 4
18 Ver Catalina Arango.
19 José Manuel Restrepo V. (30 diciembre de 1781, Envigado –Antioquia- 1 abril 1863, Bogotá). Fue biólogo, botánico, historiador y político.
20 Víctor Manuel Patiño, 1974, pp.205
21 Esta fotografía –daguerrotipo- se considera la 1ª. Fotografía de Bogotá y se debe al francés Jean Baptiste Louis Gros (Ivry sur Seine, Francia, 8 febrero 1793 – París, Francia,17 agosto 1870). Diplomático, pintor y fotográfo que residió por varias temporadas en Bogotá durante el siglo XIX. Ver: Marcela E. Camargo, pp.14.
22 Fotografía tomada de Ricardo Plano y cuyo autor es el fotógrafo Henri Louis Duperly Desnoües (Kingston, Jamaica, 1º diciembre 1841 – Bogotá, Colombia 10 octubre 1907).  Esta cervecería -ubicada en la carrera 1ª calles 21 y 22- que compró Leo Kopp en 1896se transformó en la vidriería Fenicia.  Ver: Ricardo Plano; Tatiana Rodríguez M. y Geni.
23 Consulta: Pedro María Ibañez, pp. 428 -transcripción literal-.
24 Rosa Carnegie Williams, pp. 94-95
25 Los primeros eucaliptos de origen australiano llegaron a Europa en 1774 gracias a las expediciones del Capitán Cook y las especies introducidas fueron Eucalyptus gummifera y Eucalyptus platyphylla, el género fue descrito en 1788 por el botánico francés L’Heritier basándose en el E. obliqua, el también botánico francés Jacques Labillardière describe por primera vez al Eucalyptus globulus en 1800. Ver Fundazioa Bazoa y Wikipedia.
26 Lo dice CENICAFE, pero no da las fuentes.
27 Pulido Sierra y Rojo Alboreca, pp. 6
28 Víctor Manuel Patiño, 1969, pp. 422
29 Tomado de Blog Garden Centerejea.
30 Eduardo Posada, pp. 68
31 Rosa Carnegie Williams, pp. 109-110
32 Guillermo Ortiz W., pp. 138. Ortiz, considera a Casiano S. como el “propagador del eucalipto”.
33 Sobre los usos del eucalipto en nuestro medio existen tratados que dan mucha claridad al respecto. Ver: Raúl Jaime Hernández R., Carlos Alberto R., Carlos Mario Ospina P, John Byron Urrego y otros, pp. 67-68; Naturalista Explora Org.; FAO,1981; Pulido Sierra y Rojo Alboreca, pp. 8; Zoraida Calle Díaz y Enrique Murgueitio, 2020 y muchos más.
34 Consulta Zoraida Calle y Enrique Murgueitio, 1999, pp.64
35 Ver: Zoraida Calle y Enrique Murgueitio, 2020, pp.50
36 Ver Hugo Delgadillo, pp. 81
37 Sven Schuter y Laura Alejandra Buenaventura.
38 Luis Carlos Colón, pp. 13. Es bueno recordar que el fin esclavitud en Colombia se decreta el 21 de mayo de 1851 y entra en vigencia el 1º de enero de 1852, gracias a que el Estado reparó económicamente por medio de bonos a los propietarios de esclavos.
39 Ibid, pp.13 el subrayado es mío.
40 El Agricultor, pp. 247-248
41 Igual al anterior, pp.246
42 Ver Luis Carlos Colón, pp.16