La industria floricultora es una de las actividades económicas de las que como colombianos muy bien podemos presumir, no solo por su éxito en términos económicos y el intento constante por innovar, sino también porque se trata de un sector del que podemos decir, sin miedo, que se caracteriza por su responsabilidad social. La conciencia sobre esto nos motivó a visitar a una de las compañías más conocidas por sus políticas en beneficio de los empleados y de sus hijos. En este artículo les contaremos un poco sobre las prácticas que allí se ejercitan, pues tenemos la convicción de que vale la pena ver lo bueno y de que observándolo, algo podemos sacar de ello.

Se trata de la sociedad Ayurá SAS, una compañía que ya cuenta 27 años y que está compuesta por tres fincas ubicadas en la Sabana de Bogotá: Eclipse Flowers (clavel), los Manzanos (rosa) y Selectas (rosa).

Los dueños de Ayurá han estado vinculados de cerca y desde hace varias generaciones al sector agrícola. El banano, la palma africana, el arroz, el sorgo y la ganadería son algunas de las actividades agrícolas en las que han invertido sus recursos y su talento, con buenos resultados a pesar de que en algunas regiones han tenido que sufrir los impactos de la violencia que tan tradicionalmente ha aquejado a nuestro país. Las flores es una de las áreas en que se han ocupado, siendo José Antonio Restrepo Roda, quien de entre cuatro hermanos, ha asumido las riendas de la compañía que hoy llama nuestra atención.

José Antonio Restrepo

Haber sabido sortear los obstáculos que se han presentado a través de los años y haber podido dar continuidad y seguir prosperando dentro de un sector tan problemático como es el del agro se debe al ejercicio de una filosofía que ha rendido sus frutos: estar cerca de la gente. “El que la gente progrese y que se sienta feliz”, en las palabras de su gerente general, José Antonio Restrepo, es la formula del éxito de Ayurá. El talento humano es uno de los componentes básicos de la empresa. De hecho, más que relaciones mutuas de colaboración laboral, lo que hay en Ayurá es una gran familia caracterizada por una importante cultura organizacional.

En Ayurá trabajan 350 empleados, todos de carácter permanente, de los cuales 150 tienen una antigüedad de más de 20 años en la empresa. Del total del personal, el 65% son mujeres.

Muchos de los trabajadores de Ayurá han construido su carrera allí desde los cimientos. Un buen ejemplo de ello es la actual directora de cultivo, quien cuando entró no tenía más que un nivel educativo de básica primaria y quien hoy en día, además de ocupar un cargo de responsabilidad en la compañía, está a punto de graduarse como ingeniera agrónoma. Casos de éxito como este no son infrecuentes en Ayurá, pues se trata de una empresa comprometida con el desarrollo social y económico del país que tiene muy claro que “si la empresa quiere crecer, también su gente debe crecer”.

‘Atracción y retención’ de talento humano

Durante los últimos años la industria floricultora ha afrontado un problema bien conocido por todos: la alta rotación de personal.

Al parecer, la labor del campo no es una ocupación que entusiasme mucho a las nuevas generaciones.  A pesar de que las personas que trabajan en flores pueden, por lo general, contar una historia de éxito y de progreso -pues logran obtener vivienda, dar educación profesional a sus hijos, etc – los jóvenes se inclinan demasiado por emplear su fuerza de trabajo en otros puestos como la vigilancia, los call center o la atención de almacenes.

Por otra parte, el personal de flores muchas veces está compuesto por poblaciones migrantes que a la primera oportunidad prefieren devolverse a sus regiones. También hay  frecuentemente una baja tolerancia a la frustración por parte de los trabajadores (frente a las exigencias de rendimiento y calidad del trabajo); y se presenta un cambio en las estructuras familiares que genera que el permanecer mucho tiempo en una misma empresa no sea una ambición del trabajador en la misma medida en que lo era antes.

Debido a esta situación, los directivos de Ayurá han tenido que ser muy creativos para desarrollar métodos con los cuales atraer y retener gente que se desempeñe en sus cultivos. Acá les contaremos en breve algunos de ellos.

Fondo de empleados

El fondo de empleados de Ayurá funciona tanto en este como en los otros emprendimientos agrícolas de la familia. De lo que se trata es de fomentar la cultura del ahorro de los empleados facilitando que su dinero genere altas rentabilidades. Las directivas nos explicaron que por cada peso que el empleado ahorra, la empresa agrega 50 centavos a tal ahorro.

Este fondo permite a los empleados tener acceso a líneas de crédito para vivienda o remodelación y educación. Además, ofrece auxilios en caso de tratamiento médico; para las matrículas estudiantiles y los kits escolares.

Paralelo a este fondo de empleados, la compañía organiza periódicamente lo que ha llamado la “Feria de electrodomésticos”, cuyo propósito es facilitar la adquisición de electrodomésticos por parte de los trabajadores para que ellos no deban incurrir en prestamos informales, cuya característica es usualmente el abuso del prestamista. Para esto la compañía les asigna un cupo de endeudamiento que les permite llevar a cabo las correspondientes transacciones.

Programa de vacaciones recreativas

Uno de los programas más interesantes y quizá de mayor impacto en beneficio de los empleados es el programa de vacaciones recreativas que la compañía ofrece a sus hijos. El objetivo de este programa es liberar a los padres de la carga de tener a sus hijos en casa durante la temporada de vacaciones, sin nada qué hacer y expuestos a las malas influencias.

Sin ningún costo para los trabajadores, la compañía recoge a los niños en unas rutas programadas para ello, los lleva a la finca y organiza para ellos diferentes actividades como chiquitecas, clases de danza, clases de cocina al estilo Master Chef y diferentes tipos de deporte. También les ofrecen un refrigerio.

Además de las anteriores actividades de vacaciones para los niños, se organizan recorridos  orientados a que se familiaricen con las labores que hacen sus padres en la compañía. Se les muestran y explican las responsabilidades de los padres y la importancia de su trabajo. El propósito de esto es desarrollar un sentido de orgullo por por parte de los niños, abrir espacios de interacción entre padres e hijos y fortalecer las relaciones filiales en las familias.

Subsidio de alimentación

Los trabajadores de Ayurá gozan de un plan complementario de alimentación. Los almuerzos y otras comidas durante la jornada laboral son provistos por una empresa de catering que se encarga de que los menús sean variados, balanceados y nutritivos. Esta empresa se ocupa de la manipulación de los alimentos de acuerdo con las más exigentes normas de calidad. Los precios de estas comidas son subsidiados por la empresa. Los empleados pueden acceder a estas por precios que oscilan entre los 1700 y los 2688 pesos.

Este programa complementario constituye un importante alivio para los trabajadores, especialmente si viven lejos de la finca o si son mujeres cabeza de familia, pues les permite descargarse una labor más para la cual no hay probablemente mucho tiempo.

Adicionalmente, la alimentación corre por cuenta de la empresa cuando hay temporada alta y se requiere extender las jornadas laborales a los domingos o festivos.  Además hay jornadas especiales de “chocolatadas” u otras actividades de carácter gastronómico (por ejemplo, ‘cocina de México’ o ‘cocina italiana’), para compartir en la empresa. Estas se organizan en días como el de la madre y San Valentín, y tienen por objeto motivar al personal y sacarlo de la rutina en estos días de trabajo duro.

Motivación

Desde el primer día en que un nuevo trabajador llega a la empresa, en la inducción se le motiva explicándole la importancia que tendrá su trabajo en múltiples dimensiones sociales.  Se les hace ver cómo en la prensa, televisión y en todo tipo de eventos protocolarios y sociales las flores están siempre presentes. Se les hace ver que en los nacimientos, cumpleaños, matrimonios, fiestas, e incluso funerales, las flores juegan un papel fundamental y son un recurso inestimable con el que contamos para expresar nuestros sentimientos hacia los demás. Los trabajadores entienden que esas flores con que los jóvenes conquistan a las muchachas y que los niños les llevan a sus madres fueron sembradas y cosechadas por ellos, que ellos constituyen una parte importante de esos pequeños momentos inolvidables para cientos de miles de personas.

En tiempos en que reina un desencanto generalizado por las labores del campo, estas reflexiones fortalecen la imagen del trabajador por el sector en el que se desempeña, lo cual además redunda en los resultados de su labor, pues genera, desde los primeros días, un sentido de pertenencia a la compañía.

Proyecto Utopía

Ayurá también tiene su parte en el post conflicto colombiano. Se trata del proyecto Utopía, de acuerdo con el cual la Universidad de la Salle, sede Yopal, le da capacitación profesional gratuita a jóvenes que han vivido en zonas de conflicto. La idea es formar líderes capaces de revolucionar la realidad agrícola de nuestro país.  En este proyecto, los jóvenes estudian durante 4 años, después de los cuales se hacen al título profesional de ingeniero agrónomo. Cuando estos jóvenes se gradúan, se les entrega un capital semilla de 10 millones de pesos para que inicien sus propios proyectos agrícolas con el compromiso de que regresen a sus regiones y lleven a ellas progreso. Ahora bien, una de las compañías que participa en la financiación de este programa es Ayurá. Hasta el momento, la compañía ha participado en la financiación de las becas de cinco promociones, cada una con alrededor de 10 estudiantes.

Relaciones horizontales

Otro de los componentes que hacen que Ayurá sea un excelente lugar de trabajo es la naturaleza de las relaciones entre los distintos miembros de la compañía. Las relaciones son cercanas entre las directivas y los trabajadores. Tanto es así que el gerente general, José Antonio Restrepo, prefiere que su escritorio esté en la sala de postcosecha, desde donde puede dirigir los procesos cerca a su gente. Por otra parte, existe en la compañía la visión de que cuando ocurren problemas, se pueden dar soluciones de forma democrática. Los jefes no pueden ser autoritarios y debe haber lugar para la discusión y los argumentos. De hecho, en palabras del mismo José A. Restrepo “los líderes son quienes son capaces de empoderar a los otros” y “nunca hay que subestimar a nadie”.

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Las anteriores y otras muchas iniciativas como talleres de atención psicológica, jornadas de atención en salud y tardes de tertulias literarias enriquecen el ambiente de trabajo en Ayurá, ofrecen beneficios para la comunidad y, en general, para el país. Todo esto nos lleva a la conclusión de que la empresa privada puede, más allá de la persecución del lucro, desempeñar una importante labor de impacto social. ¡Felicitaciones!