Por: Lucia Lotero V.
Especialista en gerencia comercial con énfasis en mercadeo
Dirección Operativa  – Grupo Fortaleza

Si consideramos los cambios y la innovación que se inició desde la revolución industrial, época en que se crearon las fábricas, vemos que se modificó la forma de producir las cosas, se crearon nuevas relaciones sociales entre los dueños capitalistas, los trabajadores obreros, los campesinos compradores y los nuevos mercados que cada empresa decidió ir conquistando. Vemos un ahora con un entorno mundial que ha dado giros sin precedente en los últimos años.

La única certeza que tenemos es el cambio constante y esto hace que se deba mirar también la forma como deben administrarse las organizaciones. Hoy en día se necesitan líderes que no solo se enfoquen en ser eficientes y eficaces sino que además busquen reinventarse. Y es que en las empresas tenemos que enfrentar los desafíos que llegan cada vez más acelerados: la globalización, la innovación tecnológica, la administración del recurso humano, la protección del medio ambiente y la responsabilidad social.

Roberto Salem (2003) señala que, para que una organización pueda afrontar los retos competitivos actuales, debe encontrar nuevas formas de mejorar continuamente, ser cada vez más eficiente y productiva y aprender de los éxitos y errores pasados dentro y fuera de la organización. De igual manera, los líderes corporativos deben manejar sus empresas estratégicamente; ellos ya no pueden tomar decisiones basados en reglas generales o en políticas que fueron utilizadas por mucho tiempo, o en la simple extrapolación de las tendencias actuales. Ellos deben mirar al futuro para formular una estrategia global viable, implementarla y alinear la cultura, los recursos y la estructura de la empresa para alcanzar la eficiencia y la eficacia organizacional.

La floricultura es un sector con varios retos. Por muchos años se ha caracterizado por su alto nivel técnico con respecto a otros sectores agrícolas, sin embargo, desde el punto de vista de cómo nos miran las multinacionales de insumos, por ejemplo, tenemos que ser conscientes de que estamos en un sector que no está creciendo en área sembrada y eso hace que algunos recursos de inversión en investigación y desarrollo tecnológico sean destinados a cultivos como palma o caña de azúcar donde se proyecta un gran desarrollo industrial.

Las empresas deben mejorar su competitividad, los líderes necesitan modernizar las operaciones de sus empresas y utilizar nuevas técnicas y enfoques para responder a las exigencias de los clientes internos y externos.

Ante éste escenario y como se ha venido haciendo durante varios años, la floricultura debe liderar el desarrollo desde las fincas.  En este momento el avance tecnológico que se encuentra en países como Ecuador, donde por medio de drones han logrado establecer patrones estadísticos que permiten mayor exactitud de las proyecciones de cosechas, es un ejemplo a seguir.  Así mismo vemos como en algunas fincas la estación meteorológica con un desarrollo de software adicional permite medir no solo la humedad relativa sino también la humedad del suelo para definir el momento oportuno del riego y la cantidad de lámina que se debe aplicar.  Esto no solo es un ahorro de agua o fertilizante, también es un reto del gerente técnico y del gerente general de la compañía el estar orientados al cuidado del medio ambiente y hacer un uso eficiente de los recursos naturales.

Los líderes de las organizaciones deben estar preparados y orientados para la transformación de sus empresas a organizaciones globales donde se fomente el uso y desarrollo de tecnología que permita crear economías de escala y que permita sistematizar los procesos para responder rápidamente a un mercado que evoluciona en un entorno competitivo internacional.  Actualmente las aptitudes más mencionadas respecto a los líderes globales son: habilidades de comunicación, motivación para aprender, flexibilidad, apertura, respeto hacia los demás y  sensibilidad. Un líder global debe tener capacidad para crear y liderar el cambio, interesarse por la formación de sus equipos de trabajo, motivación para aprender, carisma, respeto por los demás y sensibilidad por sus historias de vida para así entender que trabaja de la mano de seres humanos que miran hacia el norte que él está definiendo.