Por: Departamento de Agronomía de Netafim

La agricultura en Colombia es el sector que más agua consume por encima del sector industrial, doméstico y energético, empleando alrededor del 54% del total de agua extraída (FAO, 2015). Según el Censo Nacional Agropecuario, el agua utilizada para riego en Colombia proviene en un 41,2% de lagos, 16,7% de ríos y tan solo un 0,3% extraída de aljibes y pozo; el agua extraída del subsuelo se limita a sistemas de riego particulares, a cultivos de flores y como complemento a distritos de riego de cultivos extensivos. No existen datos exactos sobre el uso de recursos hídricos no convencionales y es muy raro el uso de aguas reutilizadas de drenaje, sin embargo, en la Sabana de Bogotá se riega con agua del rio Bogotá que es equivalente a regar con aguas de este tipo (FAO, 2015). Son diversos los orígenes del agua utilizada para sistemas de riego por goteo, lo que nos obliga a comprender las limitaciones de cada una de las fuentes y los tratamientos necesarios para garantizar una larga vida útil de las líneas de goteo y un correcto desempeño del sistema. En algunos casos la calidad de agua puede generar un mayor impacto en el rendimiento de los cultivos que la fertilidad de los suelos, la variedad de cultivo, el control de arvenses u otros factores (Saha et al, 2015).

Calidad de agua para riego

La calidad del agua se refiere a la concentración de componentes químicos solubles y suspendidos, como también a sus condiciones biológicas y físicas; puede clasificarse de acuerdo a diversas normas, regulaciones y parámetros, pero finalmente se catalogará como buena o mala de acuerdo al uso que se le dé. La calidad de agua para fertirriego debe evaluarse desde 2 puntos de vista:

  • Calidad agronómica. Posible impacto del agua sobre el desarrollo de las plantas o la estructura del suelo
  • Calidad de agua de riego. Cuando el objetivo es impedirla obstrucciónde los componentes del sistema de riego.

El origen del agua para riego por goteo puede ser diversa y la calidad de estas fuentes varía ampliamente, requiriendo tratamientos diferentes. Generalizar los rangos de cada parámetro en un solo grupo para su interpretación, sería obviamente un paso errado, como también es errado considerar estos valores como absolutos.

No importa qué tan limpia parezca el agua, es necesario realizar un análisis de agua antes de considerar la instalación de un sistema de riego por goteo (Lamont, 2012). El análisis de calidad de agua para riego puede identificar sólidos inorgánicos como arena y limo; sólidos orgánicos como algas y bacterias; sólidos disueltos como hierro, manganeso, sulfatos, cloruros y carbonatos, además de pH y dureza (Schultheis, 1999).

Así mismo es recomendable una evaluación periódica de los parámetros de mayor impacto en cada caso en un laboratorio autorizado. Es importante estar al tanto de los factores externos que pueden influir en la calidad del agua como incremento o disminución de la precipitación, eutrofización, alteración en el cauce de los ríos, incremento en la proporción de material orgánico y uso de fertilizantes o productos químicos a través del sistema. Igualmente importante es determinar de manera acertada el lugar de donde se debería tomar la muestra: desde la fuente, después de bombeo, después del filtro, después de la inyección, etc.

Los resultados del análisis de agua determinarán el tipo filtrado, sin embargo, ni el filtrado ni tratamientos de decantación garantizan la retención de sustancias en solución que bajo condiciones contrastantes dentro del sistema se precipitan ocasionando obstrucciones que no permiten su adecuado funcionamiento y una disminución en el coeficiente de uniformidad. Dependiendo de la condición de calidad en que se encuentre el agua de riego existen posibles tratamientos que permitirían adecuar sus características.

Mantenimiento y tratamientos

Es recomendable implementar un programa de mantenimiento periódico con el objetivo de que el sistema funcione al máximo de sus capacidades e incrementar la expectativa de vida de todos los componentes del sistema. El mantenimiento se puede dividir en dos: mantenimiento preventivo y mantenimiento correctivo. El mantenimiento preventivo evita taponamiento de emisores y el correctivo elimina la obstrucción que ha causado el taponamiento.

Los factores que inducen el taponamiento de emisores pueden dividirse en físicos -que pueden ser de origen orgánico o inorgánico-, biológicos -como la proliferación de algas o cieno bacteriano-, y químicos -que se pueden dar por precipitados producto de la oxidación de hierro o manganeso o incompatibilidades entre fertilizantes aplicados-. El tamaño, la concentración y la distribución de las partículas son los factores principales que influyen directamente en el taponamiento de los goteros.

Existen distintos tratamientos que se adaptan a los factores de taponamiento. Algunos se realizan directamente en las fuentes de agua y otros en aplicación directa en el cabezal de riego. Los más comunes son: ubicación correcta del punto de succión de bombeo, lavados eficientes de todo el sistema, tratamiento de sedimentación y filtrado, tratamiento con ácido y, finalmente, tratamiento por medio de oxidantes como: cloro, agua oxigenada, inyección de aire, ozono, etc.

Comprender las características y dinámica a la que se somete el agua de riego desde la fuente hasta su llegada a la solución del suelo y el impacto que puede tener en el suelo, la planta y en el sistema de riego nos ayudará a generar estrategias de manejo adecuadas permitiendo que la operación y uniformidad del sistema junto con un adecuado manejo nutricional se refleje en un incremento del rendimiento y calidad de los cultivos.

Bibliografía

  • DANE, 2016. 3er Censo Nacional Agropecuario. Tomo 2.
  • FAO. 2015. Informe regional. Uso del agua. Recuperado de: http://www.fao.org/nr/water/aquastat/countries_regions/COL/indexesp.stm.ikl
  • Lamont B, 2012. Maintaining drip irrigation systems. The Vegetable & Small Fruit Gazette, Penn State University Extension.
  • Saha, U., Leticia S., Butcher S., Hawkins G., Porter W y Lessl J, 2015.  Irrigation water quality for agriculture, 2015. UGA. Extension Bulletin 1448.