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Por: La Directora

Templo-China

Poco a poco el paisaje del comercio internacional se reacomoda. La errática y absurda política arancelaria promovida por el presidente estadounidense ha hecho que los demás países empiecen a buscar alternativas de mercado sólidas y acuerdos de comercio confiables que no pierdan vigencia por la simple voluntad de una persona transitoria en el poder. 

Bajo el mandato de Donald Trump, Estados Unidos ha cedido mucho de su soft power a China, que se proyecta como una potencia respetable, confiable, próspera y comandada con responsabilidad, honorabilidad y sentido común. China no es solamente el mayor productor de bienes del mundo, sino que ya está alcanzando a Estados Unidos en el consumo de los mismos. Se estima que, en cinco años, China será también el mayor mercado de consumo del mundo. Esto significa, sin lugar a dudas, que tiene más sentido mirar hacia el gigante asiático que insistir por el lado del “Tío Tom”.

Esto hicieron a final del mes de octubre los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático – ASEAN, conformada por Brunéi, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam y Timor Oriental, que se reunieron en Malasia a discutir temas regionales de variada índole. Uno de los resultados destacables de dicha cumbre fue la ampliación del Tratado de Libre Comercio entre ese bloque y China. 

En dicho encuentro, el representante chino Li Quiang expresó, en clara alusión a los EEUU, que “el unilateralismo y el proteccionismo han afectado gravemente al orden económico y comercial mundial (…) muchos países se han visto sometidos injustificadamente a elevados aranceles” y que “confiando los unos en los otros y coordinando nuestras acciones, podemos salvaguardar nuestros derechos e intereses legítimos”.

Las relaciones comerciales entre China y Latinoamérica no son suficientes. Aunque hay múltiples acuerdos de inversión bilateral, en cuanto a tratados de libre comercio, muy pocos países han avanzado en el proceso. Solamente Costa Rica, Perú y Chile han llegado a algún tipo de acuerdo con el país asiático. Colombia apenas está haciendo estudios de viabilidad.

En el entretanto, Occidente parece mucho más temeroso de las represalias arancelarias estadounidenses frente a intentos de cohesión y unidad como el que tuvo lugar en Malasia. A la cumbre entre Europa y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños – CELAC que se celebrará en Santa Marta solo asistirán 12 de los 60 mandatarios convocados (aunque enviarán a otros representantes), desperdiciando una buena oportunidad para afianzar lazos y consolidar relaciones mutuamente provechosas.

¡Qué Europa y qué Estados Unidos! ¡Lo que urge es mirar hacia la China!