Como es del conocimiento de nuestros lectores, desde hace ya algún tiempo la Revista Metroflor ha incursionado en otros cultivos de importancia económica para el país, además del de las flores. Dando seguimiento a ese paso, para esta edición visitamos al ingeniero agrónomo Gonzalo Ruiz Schnitter, quien ha manejado el cultivo de arándanos El Manjúi desde sus inicios. Gonzalo nos mostró la plantación y nos explicó muy generosa y pacientemente las anotaciones que se consignarán enseguida. 

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Este cultivo, que ya cuenta cinco años y está ubicado en el municipio de Tenjo, abarca un área de cuatro hectáreas y produce arándanos 100% orgánicos de la variedad Biloxi, la cual tiene bajos requerimientos de frío. La cosecha es para el mercado nacional, pero con una calidad perfecta para la exportación. Los supermercados nacionales, donde hasta hace muy poco tiempo no se conseguían arándanos, actualmente generan una importante demanda. Esto indica claramente la buena recepción que este saludable fruto ha tenido al menos en las grandes ciudades de nuestro país a pesar de su precio, que es comparativamente alto. En efecto, 125 gramos de arándano se consiguen por precios de entre los $7.000 y los $9.000 pesos, dependiendo de la calidad, lo cual convierte al arándano en lo que se podría llamar “un fruto de lujo”.

Características del cultivo

El Manjúi es un bello cultivo que florece sobre tierra fresca, suelta y fértil y bajo una serie de “macrotúneles” de polietileno que lo protegen de los pájaros, las granizadas y las heladas. Pasearse entre aquellos arbustos verde oscuros, cargados de florecillas blancas y rebosantes de apetitosos frutos morados, constituye un auténtico placer. 

Las plantas, importadas de los Estados Unidos y con una vida media de 25 años, están sembradas a un metro de distancia entre sí y su suelo está recubierto de “Mulch” -cascarilla de arroz. Los surcos están dispuestos cada dos metros y están revestidos con un tapete que evita que crezca maleza y ahorra, por consiguiente, una buena cantidad de actividades culturales en el control de malezas. Varias de las ramas de cada planta están cuidadosamente colgadas de una piola que cuelga de la parte superior del túnel. Este trabajo de tutorado permite que las ramas no caigan, con lo que se evita que el personal roce los frutos cuando pasa por entre los surcos. Esta práctica es de importancia capital, pues el fruto del arándano está recubierto por una fina y suave capa blanquecina denominada “bloom” (pruina), que concentra una parte de las  sustancias antioxidantes por las que ha adquirido su fama de alimento altamente saludable. El tutorado, pues, permite conservar intacto el bloom y, con ello, la calidad del fruto.  

El riego de la finca se realiza por goteo y se maneja desde una central de control que funciona con tecnología israelí que se puede configurar desde el teléfono celular. Las enfermedades que más frecuentemente se encuentran son las chizas y la roya, cuyo control se hace a través de las actividades de podado, limpiado y barrido del cultivo, pero ocasionalmente también con aspersión de cobre y hongos entomopatógenos como la Beauveria bassiana y Metarhizium

En cuanto a la nutrición de las plantas, se utiliza estiércol de vaca -que se fermenta en unos grandes tanques azules junto con leche y melaza-, y aspersiones foliares orgánicas con quelato de gluconato de magnesio, hierro, zinc, y fósforo. 

Para espantar a los pájaros, a los que les encantan los arándanos, el perro “Matias” y la gata “Aleja” prestan guardia de forma permanente. Las abejas son asiduas visitantes del cultivo, pero ellas no molestan a nadie, más bien, colaboran en la fertilización de las flores y la formación del fruto.

Productividad y cosecha

El secreto de la productividad en el cultivo de arándanos está en las podas. Se deben hacer de modo que se estimule el crecimiento de los laterales, para que crezcan más ramas y broten más frutos. 

Con 4500 plantas por hectárea, el cultivo produce 450 kilos de fruta por hectárea a la semana de manera continua. Se requiere el trabajo de siete personas por hectárea en el cultivo de arándanos. Cada persona cosecha de 20 a 25 kilos por día. 

Una característica fundamental de la calidad de los arándanos tiene que ver con la forma en la que se cosechan. Cada arándano debe cogerse y recolectarse con el mayor cuidado (dando un cuarto de vuelta al fruto) para que su piel no se rasgue. Además, como decíamos al principio de estas notas, es muy importante conservar el bloom, por lo que además del cuidado general que hay que tener en el cultivo y la cosecha, los arándanos se recolectan en unas canastillas especialmente fabricadas para tal fin. 

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Por sus excelentes propiedades antioxidantes y antibacteriales, bajo contenido de azúcar y buen sabor, el arándano se vuelve cada vez más popular, para comer como fruta y en la fabricación de productos de repostería y yogures, entre otros. El potencial de Colombia es enorme en comparación con otros países productores, pues su clima de trópico alto, con temperaturas frescas y luminosidad permanente durante todo el año, permite una producción continua a diferencia de los países de estaciones, que dan una cosecha anual. Esperamos que se pueda explotar este gran potencial y que, como las flores, los arándanos lleguen a ser un cultivo de gran representatividad y generación de empleo para nuestro país.