Seguramente muchos de nuestros lectores conocerán la mujer a la que vamos a dedicar esta nota, pues a pesar de que es joven, ha estado dedicada durante muchos años al sector floricultor, especialmente en el área comercial, por lo que ha tenido la oportunidad de relacionarse laboralmente con muchos otros integrantes de nuestro gremio. 

Se trata de Angélica Alexandra Casallas Vargas, ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional de Colombia y madre de dos hijas. Del trato con Angélica se puede colegir fácilmente que es una persona amigable, sencilla, honesta y muy disciplinada, capaz de cumplir con las metas que se propone.  

Angélica se decidió a estudiar agronomía gracias a que una prima le consiguió el pensumde la carrera en un momento en que ella se debatía entre estudiar biología o alguna otra disciplina relacionada con el medio ambiente. Lo que le llamó la atención de la agronomía es que es una carrera muy amplia que da muchas posibilidades tanto en producción y sanidad como en el área comercial y que además permite el relacionamiento con la gente. Nuestra protagonista fue muy buena estudiante, al punto de estar becada durante buena parte de su carrera gracias a sus rendimientos académicos. 

El sector floricultor – investigación

La vinculación con el sector de las flores empezó con la pasantía, que Angélica realizó en el Grupo Chía. La práctica profesional se dio en el campo de la investigación, en el contexto de lo cual le correspondió hacer una extensa caracterización de sustratos (con base en la evaluación de sus propiedades físicas y químicas) para saber qué mezclas de ellos funcionan mejor. De acuerdo con Angélica, la caracterización que hizo entonces todavía sirve y conserva vigencia. En cuanto a la tesis de grado, también tuvo ella que ver con las propiedades físicas y químicas de los sustratos. 

Una vez hubo obtenido su grado, Angélica ingresó al Programa de Profesionales en Formación MIPE y MIRFE del Grupo Chía. Durante su periodo en esta compañía desempeñó un trabajo enfocado en la investigación, cuyo objeto era medir, para cada variedad, el tiempo que se demora la planta en pasar de un estado a otro, desde que se empieza a formar la yema hasta que se realiza el corte del tallo. Estas mediciones las hacía teniendo además en cuenta otras variables como la temperatura, la humedad y la luminosidad. La finalidad del proyecto era hacer un muestreo significativo para poder hacer mejores programaciones en relación con las fiestas.

Área comercial

Con posterioridad a su experiencia en Grupo Chía, Angélica pasó a trabajar en BAM en un área totalmente diferente, pues asumió el cargo de promotora comercial y empezó a impulsar la línea de postcosecha de la compañía. Fue así que empezó a conocer clientes, grupos y personas estratégicas para el sostenimiento de la línea. De acuerdo con Angélica, en este periodo aprendió mucho, pues como la compañía es una distribuidora multimarca pudo conocer a profundidad cómo se mueve el mercado. De esta experiencia nuestra protagonista comenta que “le encantó” a pesar de que nunca había imaginado que haría ese tipo de labores.

Dos años después fue contactada por Lucía Lotero, quien en ese entonces trabajaba en Agriandes. En esa compañía había quedado vacante un puesto en la línea de fertilización para flores, puesto que Angélica tomó. Desde entonces ha permanecido en Agriandes, empresa que ella describe como una familia que siempre ha estado ahí, inclusive en una ocasión en que una de sus hijas se encontraba muy enferma. 

El año 2013, cuando Angélica llegó a Agriandes, fue un año difícil para la compañía. Durante el siguiente año, Lucía Lotero y Pedro Nel Ramos, quienes trabajaban con Angélica en la línea de flores, dejaron la empresa. Así que ella quedó sola, aceptó el voto de confianza que le extendía Agriandes, y asumió el reto de levantar la línea. A pesar de las dificultades el presupuesto de ese año se cumplió, cosa que hoy se recuerda mucho en la empresa y que entonces le trajo mucho crecimiento profesional. 

Actualmente, la línea de flores cuenta con varias personas que lidera en su calidad de Representante Técnico-Comercial. Además de la Sabana de Bogotá, apoya la región de Antioquia en flores y la exploración de nuevos mercados como el de cannabis, que se vislumbra como otro sector clave al requerir productos certificados, que son precisamente los que maneja esa empresa. Angélica se siente muy cómoda trabajando en Agriandes, pues su portafolio es muy amplio, de buena calidad, tecnología y resultados en campo. En palabras de nuestra protagonista, Agriandes es una compañía que ha hecho una gran inversión en productos orgánicos y certificaciones que dan cuenta de su responsabilidad ambiental. Además, antes de salir al mercado los productos pasan por un estudio experimental en España, lo cual asegura su calidad. En su opinión, cada vez hay una mayor aceptación de productos orgánicos y medioambientalmente amigables en Colombia. Los agrónomos y los agricultores son cada vez más conscientes de que las moléculas con el tiempo van perdiendo su efectividad, por lo que estiman deseable incluir productos biológicos en las rotaciones. 

Para terminar la entrevista preguntamos a Angélica por sus perspectivas profesionales y su opinión acerca de la revista Metroflor. Frente a lo primero nos respondió que quiere seguir construyendo carrera en su empresa y conocer otros cultivos; y frente a lo segundo, nos respondió que “Metroflor es un proyecto muy bonito que no podemos abandonar ni dejar perder nunca. Es una oportunidad que tenemos todos para conocer qué hay de nuevo en la floricultura y qué ensayos se hacen en otras partes del mundo. Cuando quiero saber algo nuevo del sector, en lo primero que pienso es en Metroflor”. 

Agradecemos a Angélica habernos concedido esta entrevista y le deseamos que continúen sus éxitos en la floricultura y, en general, en el agro colombiano.