Competencias y habilidades para el mundo presente y futuro

Por: María Camila Castro Rincón
Psicóloga organizacional
Gestora de Selección AgroHunters  

El actual entorno global ha determinado la necesidad en las empresas de revisar y ajustar el perfil profesional de sus equipos de trabajo, que deben cumplir unos objetivos y metas claras en una realidad incierta y cambiante. No es indiferente para los profesionales del sector agropecuario y, de manera especial, para los ingenieros agrónomos y agrícolas asumir nuevos retos dadas las circunstancias que hoy vivimos, en donde navegar en la incertidumbre y la adaptación al cambio se volvió la constante en cada rol en que nos desempeñamos. Por ello, las competencias y habilidades que se exigen deben estar alineadas a las necesidades que van surgiendo en cada posición sin importar si las funciones son de nivel técnico, investigativo, administrativo, comerciales, etc. 

En primer lugar, para entender el enfoque de los nuevos desafíos hay que diferenciar entre competencia y habilidad. El primer término se refiere a la capacidad de utilizar el conocimiento para la identificación, comprensión y solución de problemas; el segundo alude a la capacidad para realizar las tareas de un cargo. Cada responsabilidad en una posición necesita determinadas competencias y habilidades para desarrollar las funciones con efectividad, pero con las nuevas circunstancias existen algunas aptitudes y destrezas que son horizontales sin tener en cuenta la jerarquía, puesto de trabajo, años de experiencia, etc., es decir que es aplicable en todos los niveles. 

La primera competencia laboral que es fundamental y que consideramos como una herramienta para asumir retos y contingencias es la adaptabilidad, que se fundamenta en la capacidad que tiene el profesional para asumir cambios, diferentes situaciones y realidades, nuevas actividades y proyectos y, sobre todo, los momentos circunstanciales del día a día. La apertura mental y la modificación de hábitos y costumbres debe llevar a los profesionales del agro a aceptar las nuevas tendencias, especialmente en temas laborales, tecnológicos, económicos y sociales. No hay que dejar de lado la dura competencia que deben enfrentar las organizaciones; por ello es importante la búsqueda constante de ideas valiéndose de los equipos de trabajo para minimizar los riesgos que puedan implicar la pérdida de ingresos, de mercado, de clientes o, simplemente, el cierre de la empresa. Es aquí donde la segunda competencia que se debe resaltar es la creatividad, que implica descubrir nuevas estrategias para lidiar con el mundo, de resolver problemas ampliando el circulo de alternativas. La creatividad se puede manifestar en los ingenieros agrónomos por su capacidad de innovar y de resolver situaciones inesperadas, así como en la facultad para decidir de forma autónoma, dejando de lado todo aquello que la tradición, la moda y las opiniones dominantes pretenden imponer incondicionalmente. Hay que tener presente que para ser creativo es necesario exponerse, presentar ideas y opiniones sin miedo de errar; allí es donde juega un importante papel la iniciativa, como competencia que complementa la creatividad, pues permite pasar de la idea o la solución, a la acción. La agilidad con que se debe tomar la delantera para la resolución de problemas o para el desarrollo de tareas no habituales es esencial para el avance, sin dejar de lado la autoconfianza y el análisis del entorno y sus riesgos. En pocas palabras, se trata de “la iniciativa para la toma de buenas decisiones”. 

Para hablar de habilidades a nivel general nos concentraremos en dos principalmente, que garantizan el éxito del profesional en cualquier empresa o posición y de ello depende su desempeño y estabilidad. La primera de ellas es el dominio de nuevas tecnologías de comunicación e información, que permite a entender, conocer y administrar las tendencias tecnológicas y de comunicación, pues es claro que el Internet ha cambiado las relaciones personales, laborales y, por ende, los métodos de trabajar. Con las circunstancias actuales, la forma de ejecutar las funciones de un cargo cambió radicalmente; la gestión se puede realizar desde cualquier lugar y el intercambio de ideas, datos, proyectos e información navega a una velocidad increíble. Solo basta con tener un equipo tecnológico y una buena conexión para tener una comunicación eficiente y efectiva en tiempo real. Lo anterior obliga al profesional de agronomía a actualizarse frecuentemente en aspectos diferentes a su estructura, como son los medios tecnológicos, aceptando los avances del mundo y sus desafíos. No en vano hoy ya existen plataformas donde los productores agrícolas tienen la oportunidad de compartir imágenes y videos desde la distancia para obtener una asesoría integral: sin duda la presencialidad será complementada con la virtualidad. En suma, debe tener la destreza para manejar los equipos, programas, redes sociales, sitios web y demás herramientas que nos ofrece el maravilloso mundo de la tecnología. La segunda habilidad que resaltamos en los profesionales del momento y que consideramos como base fundamental es el control del estrés, pues significa pensar en el bienestar personal y adoptar la frase: “mente sana, vida sana”. La cotidianidad, el momento actual y la incertidumbre juegan un papel importante dentro de cada uno; cualquier causa genera consecuencias y reacciones de tipo fisiológico, emocional, cognitivas o conductuales. En conclusión, la falta de manejo y gestión del estrés terminará por producir diversas manifestaciones clínicas que pueden conducir al agotamiento mental y físico. Hoy en día, la ciencia ha desarrollado varias técnicas personales que al final se vuelven destrezas y es prioritario conocer las más importantes. Entre ellas están el control de la respiración, la relajación física, el ejercicio físico, la distracción, buen humor y la técnica de autocontrol. 

Podemos concluir que los perfiles profesionales no son los únicos que se vienen adaptando, sino también las organizaciones en sus procesos de selección, que buscan personas empoderadas para asumir los nuevos desafíos.