Por: Luz Ángela Giraldo Murillo
Psicóloga – Especialista en Gerencia de RH
Directora área de selección AgroHunters Colombia

“Cuando dejamos que nuestra propia luz brille, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo”

Nelson Mandela

El éxito profesional puede tener muchas definiciones. Depende de la persona y del momento de la vida por el que esté pasando y, claramente, está compuesto por muchas variables; pero es innegable que existen habilidades que contribuyen al éxito personal-laboral-profesional que está en nuestras manos implementar, desarrollar y potencializar. 

Estas habilidades se han denominado “habilidades blandas”. Se refiere a aquellas capacidades que están relacionadas con la manera en que interactuamos con otras personas y que, innegablemente, influirán en la integración y éxito de un profesional en el ambiente laboral.

Aunque en algunas profesiones las competencias técnicas siguen siendo fundamentales para crecer laboralmente, hoy en día el peso que reciben las “habilidades blandas” es mayor que antes; a continuación, relaciono algunas de ellas para que nos preguntemos si las tenemos en nuestro repertorio personal-laboral o si debemos plantearnos cómo hacer para adquirirlas:

Administre su tiempo

“Administrar el tiempo” no significa ser “multitarea”, porque esto no es ser eficiente. Esta habilidad es una de las piedras angulares de la productividad. En la medida que distribuyamos nuestra energía del día para cada tarea, compromiso y deseo, habremos logrado una eficiente administración. 

No podemos llegar al final del día con cero energías, tareas a medias y la insatisfacción de no haber tenido tiempo para sí mismo, la familia, necesidades y deseos propios.  El secreto: La planeación, que debe ser realista, que especifique prioridades, tiempos, detalles y que incluya tanto tareas y compromisos, como tiempo personal y la forma en que se desea invertir.

Aprenda a negociar

El diccionario define negociar como “tratar un asunto para llegar a un acuerdo o solución” y la vida sería más sencilla si desarrolláramos esta habilidad que lleva a resolver conflictos y discrepancias.  

¿Qué se requiere para ser un buen negociador? Es indispensable que en situaciones de negociación nos pongamos en el lugar del otro y tratemos de identificar sus emociones y necesidades; ello indefectiblemente logrará que la “negociación” sea amistosa y relajada y se llegue a acuerdos favorables para ambas partes.

Escuche activamente 

Es evidente cuando escuchamos en lugar de oír, pues la atención y demás sentidos están dirigidos a la otra persona. ¿Cuántas veces al día oímos sin prestar real atención a nuestra familia, amigos, colegas, clientes; mientras vemos el celular o realizamos otra tarea?

Mirar a los ojos y prestar atención son reglas básicas de respeto por el ser humano que está enfrente nuestro. Saber escuchar es una habilidad que traerá múltiples beneficios, pues no solamente obtendremos mayor información de la que imaginamos, sino que este comportamiento suele ser emulado por la otra persona. 

Sea cortés

Muchos recordamos las voces de nuestros padres cuando nos advertían: ¡salude! ¡Despídase! ¡Dé las gracias! Infortunadamente, el ritmo diario nos hace olvidar que la amabilidad, consideración y la buena educación son más importantes que todo lo demás. A lo anterior súmele una sonrisa, una palabra amable, practíquelo a diario en su hogar, con sus vecinos, el portero, los colegas y clientes y el mundo será un lugar más amable.

Desarrolle su creatividad

La creatividad es un talento humano universal, pero no siempre universalmente cultivado. Generar ideas e impulsar propuestas novedosas es una  habilidad que evita que nos quedemos estancados, pues el mercado laboral se encuentra en constante cambio y evolución. 

Una estrategia para desarrollar la creatividad es adquirir hábitos como la lectura, ir al cine, ir a museos y exposiciones, conciertos, etc., dado que tiene un efecto inspirador en la mente y propicia el pensamiento creativo.

Gestione sus emociones

El hacernos cargo de las emociones que tenemos nos hace tener mayor control sobre situaciones de alta dificultad que puedan presentarse: momentos de mucho estrés, crisis, pérdidas repentinas o temporadas de alta demanda.

Para tener mayor control sobre lo que sentimos es importante identificar las situaciones que disparan emociones como el enojo, la euforia, el miedo o la tristeza y, una vez identificadas, seleccionamos sobre cuál vamos a trabajar y establecemos un plan. Claramente la identificación del detonante de la emoción que quiero evitar, es un primer paso, pero es un paso gigante dado que, al identificarlo, se puede evadir o anular.

Enumeradas las anteriores habilidades, sin que sean las únicas, debemos señalar que para los procesos de selección es fácil encontrar a personas con conocimientos en sus áreas, profesionales y de especialidad; sin embargo, la tarea se complica al ahondar en esos perfiles en busca de personal adecuado con las habilidades sociales necesarias para cumplir eficazmente con las tareas que demandan las empresas. La invitación es a reconocer que todos tenemos la capacidad para desarrollar las habilidades de las que carecemos o potencializar aquellas que de manera incipiente están en nuestro repertorio conductual. Roma no se construyó en un día, lo importante es tomar la decisión y aplicarse en la tarea de atesorar cada día más habilidades personales, que sin duda redundarán en éxito personal y profesional.