Por: Guillermo Cruz
Especialista en Patología Vegetal
Gerente de Mercadeo
Avgust Crop Protection

 

Como hemos definido anteriormente, el comportamiento biológico de las moléculas agroquímicas en la planta está directamente relacionado tanto con las características fisicoquímicas propias de cada una de ellas, como con las condiciones climáticas a las que se expone en el medio ambiente la molécula al ser aplicada en campo.

Ahora bien, cuando se genera el Modo de Movimiento (MoA) de las moléculas dentro de la planta, en la misma medida en que estas se mueven se van desgastando. Este proceso de degradación es el que les proporciona la posibilidad de hacer su efecto patogénico o insecticida, pero de igual manera ocasiona un efecto fisiológico de respuesta en la planta.

Este proceso fisiológico, biológicamente llamado ‘síntesis proteínica’, genera un efecto hipersensible en la planta ocasionando un aumento en la tasa de crecimiento vegetal, que la desgasta energéticamente pero que también es necesario para que la planta pueda realizar la degradación metabólica de la molécula que se está moviendo dentro de los tejidos vegetales.

Los procesos de degradación molecular frecuentes y continuos pueden generar pérdida de sensibilidad de las moléculas y es allí donde cobra gran importancia el uso en mezcla y la rotación de compuestos de origen y síntesis biológico y orgánico, ya que esta clase de compuestos, debido a la gran afinidad en compuestos orgánicos que poseen, ocasionan de igual manera una respuesta hipersensible fisiológica, altamente favorable a la planta.

Esta respuesta hipersensible favorable a la planta se ve reflejada en una mayor sanidad, generando un buen balance hormonal que la estabiliza fisiológicamente. Al mismo tiempo, se presenta un sobre crecimiento de tejido vegetal que ocasiona una resistencia física de defensa de la planta a ser atacada por patógenos y en muchos casos incluso hasta por insectos. Esta condición favorece el efecto y desempeño de fungicidas e insecticidas al implementarse un manejo fitosanitario de enfermedades y plagas respectivamente.

Debido a su naturaleza y composición, estos compuestos biológicos y orgánicos presentan una fase de degradación biológica que es más larga que la metabólica y de igual manera más favorable fisiológicamente a la planta.

Esta favorabilidad fisiológica se ve reflejada en procesos de mayor actividad fotosintética, sobre-crecimiento de tejido vegetal y mayor tasa de evapotranspiración, los cuales activan biológicamente y en mayor proporción a la planta.

En el momento que se ponen en marcha planes de manejo fitosanitario en el cultivo para el control de enfermedades y plagas, estas moléculas agroquímicas adquieren una mayor posibilidad de mantener la sensibilidad propia (DL50) de sus respectivos ingredientes activos y así mostrar un mejor desempeño en campo y recuperar su eficacia.

Obviamente que la eficiencia en la aplicación de los mismos juega un factor fundamental en el comportamiento biológico de los agroquímicos en campo, pues a la sensibilidad característica de cada uno de ellos hay que proporcionarles las condiciones adecuadas para que el producto tenga la posibilidad de llegar a un punto alto de desempeño, eficiencia y eficacia en campo.