Para esta edición No. 100 de la Revista Metroflor tenemos el gusto de presentarles la entrevista que hicimos a una de las personas que más sabe de gerberas en el país, la ingeniera agrónoma Adriana González Orozco, una mujer sonriente, independiente, echada para adelante y la actual gerente de las fincas Marly1 y Elite Gerberas.
Agronomía
Adriana es una cálida, simpática y conversadora manizaleña que desde pequeña ha tenido relación con la profesión. Su padre, agrónomo y profesor, la llevaba desde temprana edad a sus recorridos por las fincas y la contagiaba de su amor y entrega por el campo, de modo que cuando le preguntaban que qué quería ser cuando grande, ella respondía que quería ser “doctora de plantas”.
Cuando, en efecto, llegó la hora de entrar a la universidad y de decidir qué estudiar, para Adriana las cosas estaban claras: iba a estudiar agronomía. Se presentó a la Universidad de Caldas y ocupó el segundo lugar en las admisiones, por lo que no tuvo necesidad de utilizar uno de los cupos a los que generalmente tienen acceso reservado los hijos de los profesores.
En su recorrido por la carrera, las materias de morfología y geología representaron algo de dificultad para Adriana. En especial geología no le gustaba, por lo cual dejó de asistir a esa clase. Como en ese entonces su padre era decano de la facultad de agronomía, se enteró de que Adriana no estaba asistiendo a esa clase, y que era posible que perdiera la materia. Cuando fue reclamada acerca de esto por su padre, ella le respondió que era verdad que iba mal en esa materia y que quizá ello se debiera a que su verdadera vocación se relacionaba con algo más manual, ¡como la odontología!
Sin embargo, un cambio ya no era posible, porque como bien se lo explicó su padre, ella había tenido la oportunidad de elegir libremente qué era lo que iba a estudiar y, puesto que había escogido e iniciado la carrera de agronomía, tendría que terminarla.
Como se preveía, la materia se perdió y se repitió, pero el incidente sirvió para la renovación del entusiasmo y amor de nuestra protagonista por la carrera. De allí en adelante empezó a ir muy en sus estudios.
Más adelante, tuvo clase de virología con el profesor Gerardo Martínez, quien le empezó a mostrar lo que es la floricultura. Con este evento confluyó también la llegada del Internet, al que Adriana estuvo conectada en casa de forma inmediata y con el cual tuvo acceso a multiplicidad de artículos sobre flores. Poco tiempo después fue hora de hacer la práctica profesional. El profesor Martínez la puso en contacto con el Grupo Hosa y fue entonces cuando Adriana empezó su camino profesional en nuestro sector.
Inicios
Llegada a la Sabana de Bogotá, la primera de sus mentoras fue Martha Inés Hurtado, quien para su sorpresa había sido alumna de su padre y del profesor Martínez. Martha Inés le enseñó a Adriana todo lo relativo a propagación de clavel y producción e introducción de Trichoderma. Pasados los ocho meses de su práctica entró a remplazar a la agrónoma encargada de la postcosecha de clavel en Luisiana Farms, quien entraba a licencia de maternidad. Todo iba muy bien cuando la volvieron a llamar del Grupo Hosa, donde más tarde asumió el cargo de jefe de área, quedando a cargo de la producción de mini clavel, rosa spray y rosa estándar desde la plantación de los esquejes hasta la postcosecha.
De los cuatro años de experiencia al servicio de Hosa, Adriana destaca la formación que recibió, especialmente por parte de Armando Rojas, René Moreno y Martha Inés Hurtado. Además de los aspectos técnicos de la finca, fue una época de aprendizaje estadístico que más adelante le seguiría siendo útil en el mejoramiento de procesos.
Posteriormente Adriana empezó a trabajar en Flores de Funza, donde se hizo cargo inicialmente de cultivos de miniclavel y después de gerbera. En ese momento, Flores de Funza manejaba muy bien la desinfección de suelos con caldera en clavel, pero no lo habían puesto aún en práctica para gerbera. Con miras al mejoramiento del cultivo, que entonces se hacía en suelo, Adriana propuso aplicar el mismo método en gerbera, lo que tuvo un gran éxito y permitió la extensión del cultivo a ocho hectáreas.
Nuestra protagonista además participó en todo el proceso de certificación de Florverde, Global GAP e ISO 14001 de Flores Funza, así que su paso por esa compañía fue muy enriquecedor profesionalmente. En las palabras de Adriana, Flores de Funza “es una empresa divina e importante, con una gestión humana excelente y unos procesos de formación profesional envidiables”.
The Elite Flower
Cuatro años llevaba en esta empresa Adriana cuando recibió una llamada de Francisco Osorio, el gerente técnico de The Elite Flower, quien por algún motivo se había enterado de su buen trabajo en Flores de Funza. Francisco Osorio le ofreció trabajo y le hizo una muy buena propuesta salarial.
Inicialmente no se mostró muy interesada, pues en ese momento no estaba buscando trabajo y, además, estaba muy a gusto en Flores de Funza. Sin embargo, aceptó la invitación de ir a conocer el cultivo y la empresa.
En ese entonces The Elite Flower tenía 3 hectáreas en hidroponía de gerberas y una excelente producción planta/semana. Además, era patente la calidad de las flores y el alto desarrollo en investigación de la empresa. Adriana quedó impresionada al ver el cultivo y las prácticas agronómicas de Elite, pero lo que terminó de convencerla de quedarse allí fue la Fundación de la empresa, que le enseñó María Eugenia Anzola en aquella primera visita.
A través de su Fundación, The Elite Flower desempeña una importante función social, pues se encarga de los hijos de los trabajadores desde los tres meses (sala-cunas) hasta más adelante, cuando llegan al jardín e incluso hasta el quinto grado de la primaria. De hecho, su propio hijo fue beneficiario de la Fundación desde los 9 meses. La Fundación apoya a los padres de los trabajadores con los pañales, los cuadernos e incluso, en estos nefastos días de pandemia entregó a los niños computadores para que pudieran estudiar de forma remota.
En Elite Adriana llegó como responsable del cultivo de gerbera, donde hizo los ajustes requeridos para la estandarización de los procesos de producción y el manejo fitosanitario. Nuestra agrónoma destacada montó 20 hectáreas y, con el apoyo de Carolina Cardona, diseñó el paquete tecnológico de producción de gerbera de la compañía, que como se demostró, fue todo un éxito. Poco tiempo después la producción empezó a aumentar, los costos a disminuir y se presentaron muchos menos reclamos como resultado de una mayor calidad. En conclusión, el plan de Adriana y Carolina resultó totalmente satisfactorio.
Hoy en día, Adriana lleva más de 14 años en Elite, donde ha llegado a manejar hasta 60 hectáreas de cultivo y adquirido una vasta experiencia no solo en gerberas, sino también en rosa, alstroemeria, gypso e hydrangea.
Nuestra protagonista se siente feliz y agradecida de trabajar para una empresa como Elite, donde los jefes se preocupan por su gente y han sido abiertos y generosos con el conocimiento y las enseñanzas. Se muestra además entusiasmada por poder trabajar con la gente, capacitando, mostrando, retroalimentando a los colaboradores y, en suma, desplegando el carisma que tuvimos la oportunidad de conocer en nuestra breve entrevista.
Sobre Metroflor…
Como es costumbre, terminamos la entrevista preguntándole a nuestra protagonista qué piensa de la Revista Metroflor, a lo que nos respondió que siempre la lee y que, curiosamente, cada número tiene algún artículo que le es útil por referirse a un problema que tiene en campo o que aplica a su situación de una forma a otra. A Adriana damos las gracias por leer nuestro medio, por aceptar esta entrevista y deseamos que prosiga su carrera profesional con tanto éxito profesional como hasta ahora lo ha hecho.