En días pasados estuvimos visitando Flores Suasuque en el municipio de Sopó. Allí nos recibió la ingeniera agrónoma Nancy Andrea Alayón García, quien se desempeña como Gerente Técnica de la finca y es nuestra mujer destacada en esta edición.
Andrea Alayón creció en la Calera en el seno de una familia amante del campo y del deporte. Es la segunda de cuatro hermanas, madre de dos hijas, notable ciclomontañista, amable, desenvuelta, hospitalaria y buena conversadora. Además, cuenta con una importante trayectoria profesional como agrónoma orientada a la parte de sostenibilidad ambiental, como se verá en lo que sigue de este reportaje.
Inesperadamente, en el mundo de las flores
Andrea es agrónoma de la Universidad de Cundinamarca (sede Fusagasugá) y magister en Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente de la Universidad de Manizales. Sin embargo, debemos aclarar que su formación en temas agrícolas empezó antes de ingresar a la facultad de agronomía, pues culminó un grado técnico en producción agrícola en el Centro de Biotecnología Agropecuaria de Mosquera. Dicho grado exigía una pasantía, que Andrea consiguió en una compañía florícola de la Sabana de Bogotá. La experiencia no fue la esperada: un cúmulo de malos tratos por parte de los jefes, sumado a la visión de los practicantes como “peones” fueron motivos suficientes para que Andrea no continuara en ese camino. Su experiencia la llevó a pensar que todos los escenarios de producción de flores serían así.
Su formación en la facultad de agronomía finalizó con el deseo latente de hacer sus pasantías en “tierra caliente”.
Pese a esta experiencia, el camino de formación de Andrea continuó y sólo faltaba un paso: completar su pregrado. Se proyectaba en tierras más calientes: los cultivos de palma en Barrancabermeja en donde estudiaría la pudrición de cogollo en palma africana. Pero una cosa deseaba y otra escribía el destino. Andrea fue madre y se enfrentó, como muchas mujeres colombianas, a las dificultades de conciliar la maternidad y la profesión y pospuso el viaje a Barranca. Sin embargo, la situación cambiaría para ella y en los azares de la cotidianidad encontraría el camino a sus sueños.
Así que decidió quedarse en estas tierras sabaneras.
Un día, cuando ya se apoderaba de ella la angustia por no encontrar prontamente un puesto en el que cumplir su requisito de grado e iniciar su carrera profesional, Flores Suasuque apareció en el radar por vía de una vecina que puso a Andrea en contacto con la empresa.
Enterada de la situación de Andrea, la vecina manifestó que conocía a dos personas que trabajaban en flores. Una de ellas trabajaba para la empresa Flores el Cortijo y la otra en Flores Suasuque. La primera no contestó el teléfono. La segunda no solo lo contestó, sino que pidió que le mandara la hoja de vida de nuestra protagonista. Al día siguiente la llamaron del área de recursos humanos de la compañía y poco tiempo después Andrea empezó su recorrido en flores como monitora MIPE. En Suasuque Andrea comprobó, por fortuna, que su primera y negativa impresión con respecto a la cultura de trabajo de las fincas de flores no se puede generalizar a todo el sector.
Gestión social y ambiental
Terminada la pasantía, Andrea empezó a trabajar en la UMATA de La Calera prestando asistencia técnica agropecuaria. Mientras ejercía este cargo se inscribió en la Maestría en Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, hecho que vino a conjugar sus ocupaciones laborales con sus progresos académicos.
Ocurre que la UMATA donde Andrea trabajaba estaba situada al lado de una planta de sacrificio animal que ocasionaba problemas a la comunidad por la falta de gestión en la disposición de los residuos orgánicos que generaba. Pues bien, el proyecto de grado de maestría de Andrea consistía en una fábrica que aprovechara ese material orgánico para producir un bioabono que le pudiera servir a la comunidad. Presentó su proyecto y CEMEX lo financió, con lo cual la biofábrica por ella instalada empezó a producir entre 30 y 40 toneladas de abono al mes, solucionando el problema de disposición y dejando a la comunidad un valioso insumo.
Andrea Alayón, auditora
Posteriormente, Andrea se fue a desempeñar laboralmente al Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación -Icontec como auditora de los esquemas Florverde, Global Gap, ISO 14001 e ISO 9001. Sin duda, su experiencia en Suasuque le sirvió a la hora de ingresar a este nuevo puesto, pues Suasuque figura dentro de las primeras fincas que obtuvieron el sello Florverde de buenas prácticas agrícolas (BPA).
En ICONTEC el trabajo de nuestra protagonista consistía en visitar fincas para verificar la lista de requerimientos necesarios para que una unidad productiva se pudiera certificar con alguno de los anteriores sellos. Este trabajo le dio la oportunidad de viajar por todo el país y conocer un sinnúmero de plantaciones. Un puesto de mucho aprendizaje, pero también riesgoso por las zonas que debía visitar y cuya situación de seguridad pública estaba comprometida. Sumado a esto, los viajes continuos no le permitían dedicar el tiempo necesario a su familia, por lo cual después de tres años como auditora empezó a buscar nuevos horizontes.
De nuevo en Suasuque
Hace 6 años Andrea trabaja en el Departamento Técnico de Flores de Suasuque. Se ocupa además de la producción, los programas MIPE, MIRFE y ciertas labores de propagación. Hoy en día, es la directora del departamento.
Suasuque es una finca de 10 hectáreas de Alstroemerias que funciona desde sus inicios (más de 45 años) con un esquema de agricultura limpia, a lo cual el perfil de nuestra protagonista se adapta perfectamente. Suasuque ha ganado varias veces premios que reconocen la eficiencia de su gestión ambiental y fue, como decíamos antes, una de las primeras fincas en obtener la certificación Florverde en el país.
Andrea nos relató que en su finca existen numerosas prácticas amigables con el medio ambiente que han demostrado tener un buen manejo sobre los factores limitantes. Por ejemplo, se utilizan hongos biocontroladores de los géneros Trichoderma y Gliocladium producidos en la misma finca para contrarrestar patógenos como Fusarium, Verticillium, Botrytis y Alternaria, entre otros; se hace, así mismo, control biológico con predadores naturales como crisopas y ácaros benéficos, aplicación de bacterias y extractos vegetales, sumándose a dichos cuidados el manejo de suelos, las enmiendas orgánicas y las labores culturales, todo lo cual tiene el efecto positivo de controlar las plagas y enfermedades del cultivo y permitir la disminución en la utilización de ingredientes activos -con lo cual disminuye el periodo de reentrada y la potencial afectación a la microfauna y microflora de la finca. Por otra parte, el riego de la finca proviene íntegramente de la recolección de agua lluvia y no se hace jamás desinfección de suelo (sino que se prefieren técnicas de llenado biológico).
Cuando Andrea llegó a Suasuque se le puso la meta de aumentar la productividad de la finca siendo además requisito que la producción se caracterizara por tener un buen porcentaje en tallos de grados altos de calidad (Alstroemeria tipo “perfection”). Ha respondido bastante bien a este reto y, de hecho, nos confesó que los retos le gustan mucho.
A propósito de retos…
Ser mujer es un reto en el mundo contemporáneo y Andrea lo ha constatado en diferentes ámbitos. Por ejemplo, habiendo sido Suasuque comandada durante más de cuatro décadas por hombres, su ingreso causó, en ciertos casos, resistencias que tuvieron que ser superadas. Otro ejemplo de ello fue la competencia de ciclismo que organizó la compañía Syngenta y en la que nuestra protagonista participó.
Como decíamos, Andrea es buena ciclista. Incluso, nos contó que muchas veces se transporta de su casa a la finca en la bicicleta siendo el trayecto considerable tanto en tiempo como en dificultad. Pues bien, el año pasado compitió en la mencionada “Válida de Ciclismo”, una de cuyas pruebas era darle la vuelta a la represa del Sisga. Participaron alrededor de 80 agrónomos y 15 agrónomas. Nuestra protagonista quedó campeona.
Sobre el tema ambiental
Como es costumbre, terminamos la jornada preguntando a nuestra entrevistada por su opinión respecto al papel del agrónomo de cara al medio ambiente y sobre la Revista Metroflor.
De la parte ambiental manifestó que los agrónomos tienen una responsabilidad muy grande, pues tienen la misión de producir sin agotar la tierra, de hacer empresa responsablemente y garantizar la sostenibilidad ambiental a las generaciones que vienen. Andrea ve la crisis de fertilizantes que el conflicto entre Rusia y Ucrania ha causado recientemente más como una oportunidad que como un problema. Una oportunidad para recuperar las prácticas tradicionales y aprovechar lo que la naturaleza nos da para ser autosuficientes. Anota, por ejemplo, que utiliza las bacterias que ayudan a solubilizar el fósforo, las leguminosas que fijan el nitrógeno y que está dentro de nuestras posibilidades restablecer el medio para que los organismos benéficos puedan hacer su trabajo.
Con respecto a Metroflor, nos manifestó que para ella es una fuente de información clave cuando busca o tiene dudas sobre algún producto que haya salido en la revista. La consulta constantemente porque le permite mantenerse a la vanguardia en temas de desarrollo, investigación e innovación, así como en la parte social del sector de las flores.
¡¡Agradecemos a Andrea por habernos concedido esta entrevista y deseamos que siga acumulando éxitos en sus proyectos tanto a nivel agronómico como deportivo!!