Claveles blancos con bordes rojos. Invernadero impresionante en la sabana de Bogotá

Por: I.A Carlos Repiso
Coordinador de I & D Bioestimulantes 
Tradecorp Internacional.

El uso de algas marinas con fines agrícolas dista mucho de ser una técnica reciente. Son diversos los autores que referencian su manejo desde la antigüedad con el fin de incrementar la productividad de los cultivos. Craigie (2011), citando a Newton (1951), establece la primera referencia de esta práctica en el siglo I en comunidades agrícolas costeras. Es destacable que, allí donde se encontraba dicho recurso, fuese práctica habitual incorporarlo al suelo como enmienda, en lugares y culturas tan distantes como Irlanda y Escocia (Ascophyllum Fucus principalmente) o Filipinas (Sargassum). En el siglo XIX comienza a extenderse en Europa su empleo como materia prima de fertilizantes, si bien no fue hasta la década de 1950 que aparecieron los primeros bioestimulantes primitivos fabricados con algas. 

Existen en el mundo cerca de 50.000 especies asociadas al grupo Algae o, más correctamente, al grupo de organismos eucariotas fotosintéticos. Tan sólo en la pequeña isla de Irlanda se distinguen más de 500 especies de algas marinas. Muchas son empleadas en agricultura, siendo ejemplos de géneros notables AscophyllumEckloniaLaminaria, Lithothamnion, Macrocystis, Durvillea Sargassum. Dichas algas varían notablemente en composición y propiedades. 

Tradecorp ha centrado su trabajo en el alga parda Ascophyllum nodosum, en una clara apuesta comprendida en tres pilares: composición única, recolección artesanal y sostenibilidad del ecosistema. La selección de esta especie no es fortuita. El Ascophyllum crece en las partes altas de las costas rocosas, de forma que queda sometida al vaivén de las mareas, que tan pronto aporta el agua vital, como las somete a desecación, radiación ultravioleta y oxidaciones perniciosas. Para sobrevivir en dicho entorno, esta alga ha desarrollado una gran cantidad de metabolitos que, cuando son extraídos en su máxima calidad, aumentan también el vigor de los cultivos agrícolas. La recolecta manual en un entorno privilegiado (sin industrias ni rutas de cargueros), realizada por poblaciones locales de cosechadores, permite garantizar que esta se realiza de forma selectiva y sostenible, en un sistema de rotaciones que permite que las comunidades de Ascophyllum sigan siendo un recurso disponible para las generaciones futuras.

Como se ha citado, el objetivo en el uso de este material es extraer los ingredientes activos y metabolitos útiles que contiene en sus tejidos, suspenderlos en una solución acuosa y poder aportárselos a las plantas para desencadenar una serie de respuestas adaptativas. Entre estas, cabe citarse un mayor desarrollo y crecimiento (Rayorath et al., 2008), incremento en la tasa de floración y la formación de frutos (Arthur et al., 2003) o una mayor resistencia frente al estrés abiótico (Du Jardin., 2015). 

Para ello, las algas deben ser sometidas a procesos de extracción. En la mayoría de los casos, dicho proceso ocurre tras someter el material a procesos de lavado, corte y ruptura celular. Dicha tarea puede llevarse a cabo mediante congelación, o más comúnmente, deshidratación por altas temperaturas, uso de ácidos o álcalis fuertes, siendo este último el método favorito por la mayoría de la industria, y de manera frecuente, combinado con procesos térmicos. Si bien estos métodos agresivos logran un alto rendimiento en la ruptura de tejidos, el uso de dichos químicos afecta notoriamente la composición de los productos resultantes (Kim, 2012; Khairy y El-Shafay, 2013). Por ello, un mismo extracto biológico obtenido de la misma materia prima, variará en su funcionalidad y actividad en función de dicho método de extracción. 

Tradecorp, con más de 15 años de experiencia en la selección y procesado de algas, ha apostado por la extracción mecánica a baja temperatura, llamado Gentle Extraction. Es esta una técnica que asegura una recepción inmediata del material seleccionado, su procesado por métodos exclusivamente mecánicos a temperatura ambiente que nunca supera los 30ºC. Se obtiene de esta forma una suerte de “jugo” en el que se hayan solubilizados los compuestos bioactivos, y que serán posteriormente concentrados hasta alcanzar los valores del producto definitivo: Phylgreen. Tradecorp, en sus instalaciones de Kilcar (República de Irlanda), ha puesto todo su empeño en refinar su proceso de manufactura hasta ser capaz de alterar positivamente el perfil de dichos componentes de forma que la respuesta en los cultivos sea la óptima.

Foto 1. Extracto de algas obtenido por métodos exclusivamente mecánico (izquierda); mismo extracto sometido a 70 ºC durante su extracción (centro); Phylgreen, obtenido sin aditivos químicos o procesos térmicos (derecha). Fuente: Algaia (2017).

Dicha respuesta se produce por la acción de los citados metabolitos y componentes estructurales de las células de Ascophyllum. Esta especie, por su particular difícil desarrollo en el espinoso ecosistema costero atlántico, es rica en manitol y otros polioles, flurotaninos (polifenoles principalmente), betaínas, oligoelementos, alginatos (derivados de ácido galacturónico y manurónico) y otros polisacáridos de reserva y estructurales (laminarina y fucoidanos). La tabla adjunta muestra un resumen de la función de estos compuestos en el alga y sobre el vegetal. 

Dentro de estos compuestos y en referencia al contenido del producto Phylgreen, cabe destacar su rico y cuidadoso contenido en este variado entramado de polisacáridos, que no son sino el fruto de la selección del más exclusivo material de partida y el más refinado, respetuoso y natural proceso de fabricación. De este rigor en la extracción nace la tecnología exclusiva de Primactive: Biomemory Effect. La capacidad inequívoca de preparar los vegetales, a través de respuestas adaptativas, para futuras condiciones edafoclimáticas adversas, se traduce posteriormente en una mayor tolerancia al estrés y una mayor tasa de desarrollo a nivel fisiológico y metabólico (Fleming et al., 2019). 

Es gracias al efecto Primactive de Phylgreen que se producen una serie de importantes adaptaciones en la planta. A una primera y segunda respuesta inmediata a nivel génico, le sigue una definitiva, que provoca modificaciones en varios procesos a largo plazo. De este modo, aumenta la síntesis de clorofila y la eficacia fotosintética, balanceando el sistema hormonal de la planta (especialmente la señalización del estrés y del etileno), aumentando su receptividad con el medio y favoreciendo la síntesis de sustancias que incrementan la resistencia física de los tejidos, como lignina y suberina. 

Cuando el inevitable estrés finalmente ocurre, las plantas bajo este efecto muestran una mayor capacidad de reparación del aparato fotosintético, gravemente dañado ante cualquier situación desfavorable (Gururani et al., 2015), lo cual se observa en el aumento de génesis de clorofila y proteínas asociadas (Fleming et al., 2019). Son liberadas al sistema vascular señales que regulan una respuesta eficiente y rápida al estrés, mediado por la preparación que supone Primactive.Finalmente, se regula la producción de antioxidantes, a la vez que el propio producto, Phylgreen, supone un aporte de polifenoles naturales, que facilitan la destrucción de los radicales libres, sustancias altamente tóxicas, fruto del estrés, y que si no son controladas provocan pérdidas de calidad y cosecha, e incluso la senescencia del vegetal. 

Son numerosas las pruebas científicas y la literatura académica que respaldan dichas afirmaciones y manejo técnico de Phylgreen y su efecto Primactive, y que han supuesto un gran trabajo de años de investigación por parte de Tradecorp, lo cual permite hoy en día consolidar a la empresa como líder en extractos de algas no solo por calidad, sino por servicio técnico. Garantizar que las aplicaciones de Phylgreen, antes de los momentos críticos de un determinado cultivo, así como en previsión de acontecimientos meteorológicos o estacionales desfavorables, es una ventaja competitiva de los cultivos tratados frente a los no tratados, y rédito favorable a los agricultores que así lo emplean. 

Bibliografía

  • Craigie J.S. (2011): Seaweed extract stimuli in plant science and agriculture. Journal of Applied Phycology 23: 371-393.
  • Rayorath et al. (2008): Extracts of the Brown Seaweed Ascophyllum nodosum Induce Gibberellic Acid (GA3)-independent Amylase Activity in Barley. Journal of Plant Growth Regulation. 27. 370-379.
  • Arthur, G.; Stirk, W.A.; Staden J, V. (2003): Effect of seaweed concentrate on the growth and yield of three varieties of Capsicum annuum. South African Journal of Botany. 69. 207-211.
  • Du Jardin, P. (2015): Plant biostimulants: Definition, concept, main categories and regulation. Scientia Horticulturae. 196.
  • Kim, K.T. (2012): Seasonal variation of seaweed components and novel biological function of fucoidan extracted from brown algae in Quebec. Doctoral dissertation, Université Laval, Canada.
  • Khairy, H.M. and El-Shafay, S.M. (2013): Seasonal Variations in the Biochemical Composition of some common seaweed species from the Coast of Abu Qir Bay, Alexandria, Egypt. Oceanologia, Volume 55, Issue 2. 435-452.
  • Fleming et al. (2019): Biostimulants enhance growth and drought tolerance in Arabidopsis thaliana and exhibit chemical priming action. Annals of Applied Biology. Volume 174, Issue 2. 153-165. 
  • Gugurani, M.A.; Venkatesh, J.; Phan Tran, L.S. (2015): Regulation of Photosynthesis during Abiotic Stress-Induced Photoinhibition. Molecular Plant. Volume 8, Issue 9. 1304-1320.