Por: Humberto Carmona Gutiérrez
Héctor Hernández Cedeño
HMH Gestión Integral SAS

En la industria floricultora colombiana, las calderas son fundamentales para garantizar procesos técnicos clave. Se emplean desde la calefacción de invernaderos en zonas frías de la Sabana de Bogotá y Antioquia, hasta la esterilización de suelos y sustratos como la cascarilla de arroz, pasando por el suministro de vapor para la desinfección de herramientas o agua en etapas poscosecha.
A pesar de su importancia, el sector aún enfrenta desafíos significativos relacionados con el cumplimiento de los estándares de seguridad, el mantenimiento, la capacitación del personal y la gestión de emergencias. Estas deficiencias representan riesgos directos para las personas, la infraestructura y la continuidad operativa.
En este contexto, el Ministerio del Trabajo expidió la Resolución 1857 de 2024, que establece un marco legal obligatorio y actualizado para todos los empleadores que operen calderas en el país, incluyendo el sector agrícola y floricultor, sin perjuicio de otras resoluciones como la 2400 de 1979, que también contempla requisitos para calderas. Esta norma, que entró en vigor el 28 de noviembre de 2024, exige una transformación profunda en la forma en que se gestionan los riesgos asociados a estos equipos, y representa tanto un desafío como una oportunidad para el sector.
La resolución define una serie de requisitos técnicos, administrativos y operativos que todo floricultor debe conocer y aplicar si cuenta con calderas para su operación:

Diseño y condiciones técnicas mínimas:
- Cumplimiento de estándares reconocidos de diseño y fabricación.
- Válvulas e instrumentos de seguridad certificados y con calibración anual.
- Pruebas hidrostáticas anuales.
Documentación exigida:
- Listas de chequeo, hojas de vida, planos, fichas técnicas, certificados de conformidad manuales de operación y mantenimiento en español, comprensibles para el personal encargado.
- Procedimientos de trabajo.
- Estructuración de un programa de gestión en trabajos en calderas como parte del SG-SST.
- Valoración de riesgos en SST y procesos.
- Programas de mantenimiento.
- Roles y responsabilidades claramente definidos.
- Planes de emergencia alineados con los riesgos asociados a calderas.
Capacitación y competencia:
- Personal capacitado o certificado en competencias laborales.
Pese a las exigencias normativas, es frecuente encontrar condiciones que representan riesgos relevantes para la operación segura de las calderas, tales como:
- Ausencia de mantenimiento preventivo.
- Inexistencia de manuales del fabricante.
- Falta de formación técnica y en seguridad para operarios y supervisores.
- Documentación incompleta o inexistente.
- Fallas en los sistemas de control.
- Ausencia de calibraciones y pruebas hidrostáticas.
La implementación de buenas prácticas puede marcar la diferencia entre una operación riesgosa y una gestión segura y conforme. Algunas acciones fundamentales son:
- Realizar un diagnóstico inicial integral.
- Diseñar e implementar un programa de gestión en trabajos con calderas aterrizado a la organización.
- Integrar un cronograma general y un plan de mantenimiento e inspecciones.
- Capacitar o certificar al personal.
- Validar los planes de emergencia y realizar simulacros.
El cumplimiento de la Resolución 1857 de 2024 no solo es una obligación legal, sino también una garantía de seguridad para las personas, las instalaciones y la operación productiva. Una caldera bien mantenida y operada es una herramienta eficiente, segura y rentable.
En un sector como el floricultor, que trabaja con ciclos cortos, altos estándares de exportación y condiciones climáticas exigentes, la seguridad en calderas es un pilar esencial de sostenibilidad.



