Por: I. Agrícola Diva Lorena Jiménez
Área Manager Flores Colombia
En este nuevo artículo quiero exponer una sensación que tengo cada vez que indago sobre algún tema de fisiología vegetal: me siento como en la película Avatar de James Cameron, descubriendo universos que para mí eran desconocidos y que apenas estamos empezando a vislumbrar. Gracias a los increíbles desarrollos tecnológicos que tenemos en nuestro tiempo, hoy podemos ver cómo es el movimiento real de sustancias en cada organelo, cómo es la interacción de las membranas de la zona radicular en la absorción de elementos como el calcio, y entender de una manera maravillosa el increíble mundo de la fisiología vegetal.
Hago esta pequeña introducción porque quiero exponer un tema que apenas estamos empezando a entender y a estudiar de manera profunda: el mundo de las vitaminas en la bioestimulación y la nutrición vegetal. Así como para los seres humanos y los demás animales las vitaminas son cruciales para la nutrición y para mantener activo y funcional el sistema de defensa, así mismo lo es para las plantas, aunque casi siempre nos centremos en la importancia de la nutrición mineral.
El mundo de la bioestimulación es muy amplio y como bien dicen los expertos, es un arte en el que se combina no solo el conocimiento de la fisiología vegetal sino también la interacción de las diferentes sustancias que estimulan o activan rutas fisiológicas y metabólicas en las plantas. En esta vía, las vitaminas actúan como coenzimas fundamentales en procesos tan críticos como la fotosíntesis y la respiración, además de ser antioxidantes que protegen las células de los daños por estrés ambiental, hídrico y salino.
Hoy en día hay una larga investigación alrededor de cómo las diferentes vitaminas, tanto naturales como sintéticas, pueden influir (de manera positiva o antagónica) en el desarrollo y productividad de las plantas. Vale la pena recordar que son mucho más eficaces en producción agrícola las de origen natural, ya que suelen ser más biodisponibles y efectivas, como las que se extraen de las algas marinas, especialmente del Ascophyllum nodosum.
En el caso de las vitaminas del complejo B, que son las más se han estudiado, se conoce que promueven el desarrollo radicular, activan la respuesta defensiva de las plantas, mejoran la tolerancia al estrés, activan el metabolismo energético, participan como coenzimas del proceso fotosintético y participan en el desarrollo de cloroplastos. También se conoce el efecto positivo de la vitamina C como antioxidante natural, protección contra el daño de especies reactivas de oxígeno, refuerzo en la síntesis de la pared celular y tolerancia a la salinidad. Por su parte, la vitamina E actúa como protector de membranas, en la estabilidad celular y en el desarrollo reproductivo. En general, los beneficios estudiados y encontrados del uso de vitaminas en bioestimulación están orientados a una mejor división celular, al incremento de biomasa, la mejora del desarrollo radicular y, adicionalmente, al óptimo desarrollo para una floración eficiente – fundamental en el sector floricultor y directamente relacionado con la productividad en otros sectores. Finalmente, las vitaminas reportan beneficios en términos de tolerancia a estrés abiótico como sequía, salinidad, temperaturas extremas, ataque de patógenos, etc.
Ahora bien, entendiendo que hay una infinidad de productos bioestimulantes (algunos reaccionan de manera positiva en las plantas y otros no), quise ahondar en un concepto que escuché hace poco: los “bioestimulantes de nueva generación” y cómo se relacionan con las vitaminas.
En bioestimulación, muchos autores se refieren a productos de primera, segunda y hasta sexta generación; y resulta que el efecto y sustancias que componen los bioestimulantes son diversos – no solo se trata de aminoácidos y algas marinas, como escuchamos desde hace años.
Los bioestimulantes de primera generación son aquellos que en su composición y modo de acción son los más básicos, como extractos naturales simples, aminoácidos libres, ácidos húmicos y fúlvicos básicos y extractos de alga sin procesar y con modo de acción básico o poco específico. Estos productos se introdujeron al mercado y a la producción agrícola en la década de los 40’s y se mantuvieron casi iguales hasta los años 70.
Hacia los 80’s aparecieron los bioestimulantes de segunda generación. Aquí ya hablamos del uso de vitaminas en su composición, de extractos vegetales procesados y de péptidos específicos. Se empieza a estudiar la caracterización molecular y a mejorar la estabilidad de las formulaciones y de los procesos de extracción de las materias primas.
Comenzando el nuevo milenio se introducen los bioestimulantes de tercera generación, en los que no solo hay metabolitos específicos y péptidos bioactivos, sino que hablamos ya de moléculas señalizadoras, elicitores, modos de acción definidos, tecnologías de fermentación avanzada y tecnologías de encapsulación. Finalmente, desde la década de 2010 y hasta ahora, hablamos de la cuarta generación de bioestimulación con temas como la nanotecnología, el diseño molecular específico, la tecnología de ciencias ómicas, las moléculas diana específicas, la combinación sinérgica probada de componentes y los mecanismos de acción validados.
Valagro, ahora Syngenta Biologicals, desde sus inicios, en los años 80, nació como una compañía cuyo enfoque ha sido la nutrición con micronutrientes. En la década de los 90’s inició su periodo de expansión, pero sobre todo su periodo de innovación e investigación y desarrollo, con enfoque en inversión en laboratorios de investigación y alianzas estratégicas con la academia (en Italia principalmente) para el desarrollo de la línea de bioestimulación.
En el año 2002 adquirió la compañía Algea, especializada en la extracción ambientalmente sostenible de Acscophyllum nodosum, que con todo un know how específico e instalaciones especializadas, fue punto fundamental para el crecimiento y fortalecimiento del portafolio de bioestimulación. Hacia el año 2008 lanza su plataforma interna de I&D e innovación Geapower con la que se logra estar a la vanguardia en los productos de tercera generación. Algunas de las actividades en el marco de Geapower son la identificación de moléculas activas, los estudios de eficacia en diferentes cultivos, el desarrollo de nuevas formulaciones, mejora de los métodos análisis y sistemas de producción con estandarización de procesos fundamentales con alta calidad e investigación garantizada en cada formulación desde todos los enfoques de las ciencias ómicas. Más aún, Valagro logró ser pionera en productos de cuarta generación con la combinación sinérgica de moléculas diana y extractos naturales, entre otros muchos más compuestos que garantizan los mecanismos de acción específicos de cada uno de los productos.
Desde los años 80 se está introduciendo el uso de vitaminas en las formulaciones de productos bioestimulantes; sin embargo, muy pocas compañías en el mundo han dedicado sus recursos, tanto humanos como tecnológicos al entendimiento de las sinergias entre los componentes naturales que hacen parte de cada uno de los productos del portafolio de bioestimulación y nutrición. En Valagro, ahora Syngenta Biologicals, contamos con un portafolio que durante décadas ha sido desarrollado para encontrar lo mejor de la naturaleza al servicio de la producción agrícola de una manera sostenible. Desarrollamos soluciones bioestimulantes y nutricionales con mecanismos específicos de acción, con composiciones basadas en sustancias biológicamente activas, fitoingredientes activos, aminoácidos y factores de crecimiento, entre otros, que garantizan a través de la tecnología Geapower, la sinergia probada y una solución eficaz para los múltiples desafíos del agro a nivel mundial.
Todo nuestro equipo estará atento a entregar las soluciones para cada momento y desafío con el objetivo de tener una producción más sostenible.



