Por: I.A Alfonso Nieto G. ©
“Era fuerte el obrero, y por su boca que se hubo puesto, sin quererlo, blanda, como una flor que vende las espinas asomó, dulce y tímida, su alma”
Alfonsina Storni
Continuando con la 6ª. Parte, en esta segunda entrega se comentan apartes sobre el desarrollo de los núcleos sociales más desfavorecidos económicamente de la sociedad bogotana y que conformarían, lo que se llamó los “barrios obreros” y que a través del tiempo crecieron llegando a ocupar cerca del 62% del área habitacional disponible como se verá más adelante, sin desconocer, que según el censo del año de 1918, cerca de 62 mil personas (42% de la población total de la ciudad) ocupaban los llamados “arrabales” en las faldas de los cerros orientales [2]Véase Daniela Sierra N., p. 93 . Estos centros de “desarrollo”, cuando la municipalidad decide reforestar las áreas de influencia sobre las fuentes hídricas de la ciudad y en la búsqueda de una higienización y de un control en la sanidad humana y ambiental, comienzan a ser desplazados y reubicados en las nacientes urbanizaciones para obreros, situación que se ve muy favorecida por el surgimiento la creciente industria y su continua necesidad de mano de obra. Para tener claridad, sobre las diferentes relaciones productivas entre los trabajadores y sus empleadores, se muestran dos casos donde la siembra de árboles juega un papel de importancia.
El barrio obrero y sus árboles
Con relación a las condiciones habitacionales de la ciudad para los sectores y personas humildes, se pensaron muchas opciones para lograr un ambiente más higiénico y un mejor “estándar” de vida, a la vez que se buscaba “sanear” algunos sectores de la ciudad. Es así como surge la idea del “barrio obrero” y se dan diversas alternativas como propuestas para el diseño y surgimiento de los mismos. La crisis de vivienda en Bogotá, venía muy acentuada y preocupando a las autoridades municipales desde 1860, y durante los años posteriores en los que se proyectaron cambios urbanísticos importantes que no pudieron concretarse, por ejemplo Tomás Cipriano de Mosquera, en 1863 propuso la creación de nuevas viviendas en San Victorino, el concejal, Justo Briceño propuso reducir el número de tiendas, construyendo casas rodeando la ciudad y hacia 1875 Camacho Roldán, Santiago Pérez, y Eustorgio Salgar entre otros, quisieron conformar la primera sociedad urbanizadora que pretendió construir en nuevos terrenos aledaños a la ciudad, pero estos intentos fracasaron frente a la profunda inestabilidad política generada por las guerras civiles [3]José Alejandro Cifuentes, p. 71. Ya iniciado el siglo XX y pasada la marea de la Guerra de los Mil Días y frente a la crisis sanitaria, se retomó el tema de la necesaria creación del barrio obrero y se planteó desarrollarlo en la zona sur del río San Cristóbal:
…la situación en que quedará el barrio respecto de focos insalubres como pudiera ser la parte occidental de Bogotá, hacia la cual se dirigen las alcantarillas y riachuelos, así como las aguas lluvias que recorren la ciudad y arrastran toda clase de despojos. (…) En nuestro concepto, estimamos que del lado Sur de Bogotá, en la región bañada por el río San Cristóbal, puede encontrarse el sitio más conveniente para la obra que se proyecta, pues si bien está más expuesto á los rigores de los vientos (…) este defecto puede evitarse con una buena elección de terreno protegido por alguna colina y con la siembra de arboledas colocadas en la parte oriental del barrio [4]Rocío del Pilar Garzón, p.52, toma esta cita del ensayo del ingeniero Alfredo Ortega: “Barrio Obrero. Apuntaciones sobre Ingeniería Sanitaria, que se presentan á la consideración de la Junta … Continue reading.”
Pero ya antes se definían como “barrios obreros” una de las zonas más golpeada en su salud e higiene, el conocido Paseo Bolívar [6]Véase José Alejandro Cifuentes, p. 76 y ss., que se ubicaba en las faldas de Guadalupe y Monserrate, donde sus habitantes convivían en condiciones deplorables en sus casas pajizas como se describió antes –ver 1ª entrega-, esta zona se convirtió y fue considerada una amenaza para la salubridad de la ciudad. El término “barrio obrero” se asoció de manera general a las zonas pobladas por personas dedicadas a diversos trabajos, que iban desde la economía informal o del rebusque, hasta los empleados por “cuenta ajena” o jornaleros que tenían un trabajo fijo en las nacientes fábricas y empresas de suministros. Al respecto y sobre la alta densidad de la ciudad sumada a la falta de vivienda, Julián Vargas y Fabio Zambrano, anotan:
“Estos asentamientos populares, en malas condiciones sanitarias y de servicios denominados barrios obreros, crecieron aceleradamente hasta ocupar un 61.4 % del área construida entre 1910 y 1930. A pesar que la construcción de vivienda creció directamente proporcional con la población durante este período, este avance fue dramáticamente insuficiente. Un primer síntoma fue el alza del costo de los arriendos, de la vivienda y de la tierra dentro del perímetro construido. Entre 1918 y 1928 los arriendos subieron un 350 %. Para 1928 se calculaba un promedio de 14 hab./casa incluyendo las diferentes familias[7]Ver Julián Vargas L. y Fabio Zambrano P.”
Pero el surgimiento real de los barrios obreros, se inicia con el proyecto del barrio Unión Obrera.
Con el surgir de fábricas y empresas que requirieron gran disponibilidad de mano de obra, como la Cervecería Bavaria del cónsul honorario colombiano ante Alemania, Leo Siegfried Kopp[8] Leo Siegfried Kopp Koppel (14 de agosto 1858, Offenbach, Alemania – 15 de septiembre 1927, La Esperanza, Colombia). Comerciante y empresario, fundador de la cervecería más grande y exitosa … Continue reading quien estableció la nueva sede de su fábrica en el barrio San Diego [9]Los terrenos de la sede de la cervecería en San Diego se adquirieron por la Sociedad Kopp-Castello en el año de 1889 y se inauguró la fábrica el 28 de mayo de 1891. y que requirió, muchos obreros que transformarían esta zona de la ciudad con la creación del barrio Altos de San Diego, que más tarde por efecto de la presencia de los trabajadores recibió la nominación de Unión Obrera y que luego terminaría llamándose La Perseverancia, fundado el 7 de marzo de 1912, y que traería cambios urbanísticos en el paisaje y en variadas relaciones comerciales. Considerado el primer barrio obrero de Bogotá [10]La fuerza obrera de la fábrica Bavaria, la conformaban núcleos de trabajadores de los barrios Egipto, Belén y San Cristóbal, quienes tenían muchos problemas para su desplazamiento y así, fue … Continue reading se construyó en un área de los terrenos llamados Altos de San Diego y que formaban parte a su vez del barrio Las Nieves y que eran propiedad de los hermanos Daniel y Froilán, Vega adquiridos en 1896 [11]Consultar a Martha Cecilia Torres, p. 12. También Liliana Ruiz y Esteban Cruz, p. 19. Los señores Vega, parcelaron parte de su terreno en 916 lotes de 34,4 metros cuadrados cada uno y se vendieron ubicados en manzanas con recomendaciones de construcción, pavimentación, desagües e incluido además la siembra de un árbo [12]Martha C. Torres, pp.13.. Este árbol se entregaba escriturado con el terreno y el lugar de siembra era indicado por el urbanizador, el árbol debería cuidarse con esmero y ser entregado cuando alcanzara los dos metros de altura[13]Consultar Luis Carlos Colón y Germán Mejía Pavony, p.178. En este tiempo el boom de la reforestación y la importancia de las maderas fue fundamental en la valorización de los terrenos, no se tiene información sobre la especie entregada, pero muy posiblemente fue una de eucalipto, tampoco se sabe del éxito de la campaña.
“La consolidación del barrio como zona construida tardó muchos años debido a que cada uno de los predios se levantó por autoconstrucción y en diferentes etapas. Inicialmente, muchos de los lotes se destinaron como huertas para sembrar maíz, papa y hortalizas, mientras sus dueños conseguían el dinero para comprar los materiales de construcción[14]Ver Liliana Ruíz y Esteban Cruz, nota 27..”
En un comienzo el barrio no tuvo acueducto, ni alcantarillado, ni luz y la ropa se lavaba a las orillas del río Arzobispo y posteriormente en unas albercas hechas alrededor de unos nacimientos de agua construidas por Los Vega quienes las alquilaban:
“Los Vega, alquilaban, por pocos centavos, unas albercas ubicadas cerca al Buitrón.
‘De esa parte manaba agua, no era que viniera por ninguna tubería ni nada, salía agua de la tierra y en redondo había bastantes lavaderos.’
Algunas señoras recuerdan cómo el dueño iba en la noche montado en su caballo a pisarles la ropa cuando ellas se retrasaban en el pago… Pero a pesar de los malos recuerdos, hay un olor a flores que recorre la memoria. ‘Frente a las albercas había un Jardín grandísimo y una casa, como esas casas de campo. Ahí cultivaban muchas flores, eso era una divinidad de claveles, unas macetas de rosas y azucenas divinas…, mucha gente iba a comprarlas. Nosotros lo llamábamos el Jardín de las Rosas’[16]Ibid, pp. 24, negrillas mías. Es importante notar, que este Jardín de las Rosas, es uno de los antecedentes más claros de las primeras siembras comerciales de flores en Bogotá, no tenemos mayor … Continue reading “
Un barrio que se hizo bosque
Desde finales del siglo XIX, el propietario de las fincas El Paraíso y La Mercedes – englobadas en el predio: río El Arzobispo- Francisco Montaña, permitió el asentamiento informal de personas pobres sobre pequeñas parcelas que se entregaban bajo un sistema de “arrendamiento”, que buscaba las mejoras para valorizar los terrenos y a la vez tener una disponibilidad de mano de obra para la explotación de canteras. Estos asentamientos se dan en todos los cerros orientales, desde el río El Arzobispo hasta la hacienda Los Rosales [19]Adrián Serna Dimas y Diana Gómez Navas, pp. 167-168 . En el caso de la finca río El Arzobispo, Francisco Montaña incentivó y
“…permitió el arribo de nuevas familias a cambio de que éstas pagaran un estipendio mensual, realizaran mejoras en los terrenos arrendados sembrando árboles de eucalipto y se vincularan como mano de obra para distintos trabajos, entre ellos la explotación de las canteras y de las minas de carbón que estaban sobre la parte alta del río en los cerros orientales[20]Ibíd. Esta relación de “arrendamiento”, es una mezcla entre aparcería y arriendo, ya que se define un pago por el uso del terreno, pero se incluyen las mejoras hechas por el arrendatario para … Continue reading.”
Este asentamiento iniciado en 1908, recibió el nombre de barrio El Carmelo y se le consideró un barrio obrero por las características de sus habitantes. Posteriormente, en el año de 1933, frente a la compra de dicha finca a las herederas Montaña por parte del Estado, para construir el Parque Nacional Olaya Herrera, vino un desalojo del barrio, donde fueron afectadas centenares de personas sin ninguna indemnización, ni reconocimiento material por el esfuerzo y trabajo de años en las mejoras del terreno. Al respecto en el Memorial de protestas de los vecinos del Carmelo del 5 de septiembre de 1933, se anota:
“En el año de 1908 el señor Dr. Francisco Montaña nos llamó a la mayor parte de los actuales ocupantes de las tierras riberanas al río ‘El Arzobispo’ que forman hoy el barrio ‘Carmelo’, ofreciéndonos lotes para que los ocupáramos y construyéramos casas de habitación a cambio de que cada uno de los ocupantes sembrara eucaliptus, comprometiéndose el Doctor Montaña a pagarnos el valor de los árboles que plantáramos y las edificaciones que construyéramos a un precio que acordaríamos de mutuo acuerdo, pagando nosotros como obligación cada ocupante, trabajar los domingos en la sacada de piedra del río. Igualmente se comprometió el Dr. Montaña que al vender el terreno nos pagaría a los ocupantes el valor de las matas y mejoras que cada cual hubiera puesto en su lote, exigiendo a cada cual que sembrara el mayor número de eucaliptus. // De acuerdo con este convenio celebrado entre el Dr. Montaña y cada uno de nosotros, sembramos el mayor número de árboles que se pudo hasta empradizar completamente el terreno en un promedio de seiscientos a dos mil árboles cada uno. //…// Cuando empezamos los trabajos de empradización de eucaliptus y de construcción de habitaciones, todo ese sitio era una maleza improductiva y sin ningún cultivo, que no tenía valor comercial, y que sólo vino a convertirse en una fuente de riqueza y de renta para el Dr. Montaña cuando el brazo de nosotros empezó a destruir la maleza, a abrir trochas o caminos, construir y hacerla habitable. […].[21]Adrián Serna Dimas y Diana Gómez Navas, pp. 179-180 y Laura C. Felacio, pp.187. Negrillas mías. “
El litigio, llevó a que el gobierno representado por el Ministerio de Obras Públicas, no reconociera las mejoras junto con el valor de las edificaciones allí construidas, ya que alegó, que se habían comprado los terrenos “sin mejoras” y que éstas debían ser pagadas por las herederas de Francisco Montaña, quienes a su vez por medio de su representante el Dr. Rueda Vargas prácticamente no ofrecían nada por tantos años de labor continua [22]Rueda Vargas ofrecía cinco pesos a cada uno por las mejoras, suma que escasamente representaba el 25% del promedio del avalúo de cada una las construcciones y desconocía de tajo, la mejora de los … Continue reading. Finalmente, los habitantes del Carmelo desalojaron la propiedad, llevándose lo que pudieron de los materiales con que construyeron sus casas, dejando enterrada toda una vida de trabajo en su amado bosque de eucaliptos.
En esta época surgieron y se delimitaron muchos barrios obreros, algunos con mejores condiciones, como la acción que llevó a cabo el padre José María Campoamor[23]El padre José María Campoamor Álvarez (13 de agosto 1872, La Coruña, España – 31 de enero 1946, Bogotá, Colombia), formó parte de la comunidad de los jesuitas y su orientación siempre … Continue reading , al inaugurar el barrio Villa Javier en 1916 con la construcción de 18 casas “…blancas y limpias, con aire, con agua, con luz[24]Consultar: José Alejandro Cifuentes, p.78. El barrio, inicialmente llamado San Francisco Javier se comenzó a construir en 1913.”.
Este breve recorrido, muestra el surgimiento de una ciudad llena de contrastes y de marcadas diferencias sociales donde la pobreza fue estigmatizada como sinónimo de “suciedad e inmundicia” por una clase dominante que se favoreció y mantuvo esa miseria para beneficio de sus intereses. La violencia alimentada por las guerras civiles interpartidistas generó situaciones de desplazamiento y destierro, que crean los núcleos de compactación en la gran ciudad, desbordando la débil infraestructura de servicios públicos, que sumado a condiciones de un alto hacinamiento y de convivencia prácticamente inhumanas, desatarían múltiples infecciones y enfermedades que terminaron en epidemias. La administración de la ciudad, por lo general vio el problema desde lejos y muchas veces no actuó con la velocidad requerida y no implementó un programa de orientación educativa para ayudar a disminuir el impacto sanitario y ambiental que se estaba generando, siempre partió de medidas impositivas, que a la larga se incumplían y solamente con acciones contundentes como la compra de terrenos se pudo llegar a cimentar procesos eficaces a mediano y largo plazo para consolidar proyectos de interés común.
Llama poderosamente la atención, el desarraigo de los habitantes del barrio El Carmelo de la hacienda El Arzobispo, donde tuvieron que abandonar sus espacios de habitación con la entrega del fruto de su trabajo de años, sin percibir el menor beneficio económico y donde el Estado se hizo el sordo y el ciego frente a las más que justas reclamaciones de los afectados, desconociéndolos y no actuando como mediador ante los dueños del terreno haciendo cumplir lo pactado y es precisamente allí, donde se diseña y crea el Parque Nacional Olaya Herrera, marcando desde entonces la separación de la ciudad en barrios de o para obreros y en barrios de no obreros o para gente pudiente o en camino de serlo. Curiosamente, casi 90 años después, el 29 de septiembre del 2021, cerca de 1900 indígenas de 15 pueblos originarios y desplazados por el conflicto armado del país, se asentaron en los terrenos del Parque Nacional para solicitarle al gobierno la aplicación de políticas públicas en atención a sus necesidades básicas y de vivienda y que ha venido desconociendo durante años, esta ocupación llevó 8 meses y se vivieron situaciones angustiantes de insalubridad por falta de servicios, como el agua potable, se improvisaron carpas con plástico, se hicieron cocinas con piedras y el uso de leña, se vivió de los mercados de donaciones por solidaridad… muchos enfermos, especialmente mujeres y dos niños murieron… y como diría Luz Marina Navarro ( Mayora y lideresa de la comunidad Zenú): “En la guerra siempre se pierde[25]Al respecto ver Noor Mahtani y Lucia Franco”.
Concluyendo, es claro ver la importancia de la reforestación y sus caminos frente a las especies extranjeras introducidas, los eucaliptos y los pinos se tomaron los cerros orientales y esto llevó a la consolidación de la urbanización de la ciudad, los lotes o terrenos de fincas y haciendas se recuperaban y valorizaban gracias a su siembra; surgiendo los barrios obreros y de los “pobres” hacia el sur y occidente de la ciudad y los barrios de la “clase media” y pudiente hacia el norte y oriente de la ciudad, donde los árboles jugaron un papel fundamental en su conformación. También se ven los nacientes cultivos de flores en campo a cielo abierto donde se plantaron claveles, rosas, azucenas y que debían tener un manejo técnico mínimo adecuado, para garantizar su producción y posterior venta. En este comienzo del siglo de las luces, Colombia después de padecer más de ochenta años de continuas guerras y de perder al departamento de Panamá, debe consolidar su economía y su unidad social y cultural como país, así surgen una serie de eventos que buscaban unificar el territorio nacional mostrando la riqueza cultural y material del país al mundo y donde, el maravilloso brillo de las flores no podía faltar… (continuará).
Consultas y Referencias
-José Alejandro Cifuentes. (2018). Barrios obreros en Bogotá: San Cristóbal y la vivienda obrera, 1910-1940. [Tesis maestría]. Universidad Nacional de Colombia –Facultad de Ciencias Humanas: Dpto. de Historia-. Bogotá.
-Luis Carlos Colón Llamas y Germán Mejía Pavony. (2019). Atlas Histórico de los Barrios de Bogotá. Alcaldía de Bogotá y Universidad Nacional de Colombia. Impresión: Buenos & Creativos S.A.S. Impreso en Colombia
-Defensa del Municipio en el Asunto de Aguas. (1905). Aguas del Río San Cristóbal o Fucha. Imprenta Espinosa Guzmán & C.ª Bogotá
-Laura Cristina Felacio Jiménez. (2016). Por unos cerros saneados y embellecidos: La influencia de la higiene y el ornato sobre la protección institucional de los cerros orientales de Bogotá, 1874-1945. [Tesis maestría]. Universidad Nacional de Colombia –Facultad de Artes-. Bogotá.
-Lucía Franco. (8 mayo 2022). “Los 2.000 indígenas del Parque Nacional llega a un acuerdo con el Gobierno para volver a sus territorios”. El País. España.
-Rocío del Pilar Garzón Vargas. (2014). La Ciudad Subterránea: Reflexiones de Médicos e Ingenieros sobre la Salubridad Pública y el Alcantarillado de Bogotá. 1880-1910. [Tesis maestría]. Universidad de los Andes –Departamento de Historia- Bogotá.
-Lizeth Milena Ladino M. (2019). Del campo a la ciudad. La transformación de un arrabal a una centralidad inconclusa en Bogotá. San Diego 1828 – 1910. [Tesis maestría]. Universidad Nacional de Colombia –Facultad de Artes-. Bogotá.
-Noor Mahatani. (22 octubre 2021). “Desalojo: la cuenta atrás para el asentamiento indígena de Bogotá”. El País. España.
-Liliana Ruíz Gutiérrez y Esteban Cruz Niño. (2007). La Perseverancia: barrio obrero de Bogotá. Imprenta Distrital. Bogotá.
-Adrián Serna Dimas y Diana Gómez Navas. (2012). “El Carmelo: Historia de una antigua barriada bogotana en la cuenca del río Arzobispo (1900-1934)”. Historia Crítica. No.47, pp. 161-186
-Daniela Sierra Navarrete. (2017). Narraciones subalternas de agua y montaña en la historia cultural y ambiental de Bogotá (1889 – 1938). [Tesis pregrado Antropología]. Universidad Externado de Colombia -Facultad de Ciencias Sociales y Humana- Bogotá.
-Martha Cecilia Torres Mora. (1992). Por la Calle 32. Historia de un Barrio. Corporación Bogotá Cultural. Imprenta Distrital. Bogotá.
-Julián Vargas y Fabio Zambrano. (1998). Santafé y Bogotá evolución histórica y servicios públicos (1600 – 1957). Bogotá 450 años, retos y realidades. Visitado junio15 2022
-Wikipedia varias entradas.
-Web de Biografías. (s.f.). Campoamor Álvarez, José María (1872-1946).
Otras Consultas:
-Acueducto de Bogotá. (16 enero 2020). Lavanderas. #AcueductoEnLaHistoria. Visitado, 28 junio, 2022.
-Patricia Bejarano M. (2014). Editora. Historia ambiental y recuperación integral de los territorios asociados a quebradas y ríos en Bogotá (caso Chapinero). Secretaría Distrital de Ambiente, Alcaldía Local de Chapinero y Conservación Internacional Colombia. Bogotá, Colombia.
-Stefania Gallini, Laura Felacio, Angélica Agredo y Stephanie Garcés. (2014). “Las corrientes de la ciudad: Una historiadel agua en la Bogotá del siglo XX.” Environment & Society Portal, Virtual Exhibitions 2014, no. 3. Rachel
Carson Center for Environment and Society. Visitado junio 20, 2022.
-Pilar Adriana Rey H. (2010). “1890-1910: población y transformaciones urbanas”. Territorios 23, pp.13-32. Bogotá.
-Ángela Isabel Rodríguez Leuro. (2013). La junta de habitación para obreros 1919-1927. Caso Barrio Primero de Mayo. [Tesis maestría en historia]. Universidad Javeriana –Facultad de Ciencias Sociales- Bogotá.
-Adrián Serna Dimas y Diana Gómez Navas. (2011) Estado, mercado y construcción de ciudad: una historia social de los conflictos vecinales en la cuenca del río del Arzobispo, Bogotá (1885-2000). Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Archivo de Bogotá.
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©Las imágenes, ilustraciones, gráficos y fotografías de coleccionistas particulares no se pueden reproducir sin previo permiso o autorización del coleccionista y siempre citando la fuente.
______________© COPYRIGHT Prohibida la reproducción parcial o total de presente escrito sin previa autorización de su autor. Alfonso Nieto G. alfonsonietog.asesorias@gmail.com – janietogo@unal.edu.co
Notas al pie
↑1 | El fotógrafo Daniel Rodríguez (1914, Fusagasugá – 2001, Bogotá). Fue asistente de Luis Benito Ramos, considerado uno de los pioneros de la fotografía en Colombia. Rodríguez trabajó como reportero gráfico para diversas publicaciones: El Tiempo, El Espectador, revistas Cromos y Semana. Su fotografía mostró aconteceres políticos, sociales y culturales desde finales de los años 30´s hasta los años 50´s del siglo pasado y se le considera un referente de importancia en la historia fotográfica del país. |
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↑2 | Véase Daniela Sierra N., p. 93 |
↑3 | José Alejandro Cifuentes, p. 71 |
↑4 | Rocío del Pilar Garzón, p.52, toma esta cita del ensayo del ingeniero Alfredo Ortega: “Barrio Obrero. Apuntaciones sobre Ingeniería Sanitaria, que se presentan á la consideración de la Junta Constructora de casas para Familias Pobres. Primera Parte,” Anales de Ingeniería 16, no. 193 (marzo de 1909). Resaltado en negrillas mío. |
↑5 | Fotografía tomada de Sandra Patricia Ortíz |
↑6 | Véase José Alejandro Cifuentes, p. 76 y ss. |
↑7 | Ver Julián Vargas L. y Fabio Zambrano P |
↑8 | Leo Siegfried Kopp Koppel (14 de agosto 1858, Offenbach, Alemania – 15 de septiembre 1927, La Esperanza, Colombia). Comerciante y empresario, fundador de la cervecería más grande y exitosa en Colombia, su amigable carácter y manera de ser le atrajo mucha admiración, respeto y afecto de las personas que le conocieron. Por testimonios de sus trabajadores, se sabe que fue un jefe que les ayudó y apoyó frente a las dificultades económicas y emocionales. Su compromiso hizo que sus colaboradores conformaran y crearan el emergente “barrio obrero¨ de La Perseverancia a través de préstamos sin intereses para la compra de los lotes y poder construir sus viviendas. Sus empleados le llamaban afectuosamente “Don Leo”. Ver, Martha Cecilia Torres. |
↑9 | Los terrenos de la sede de la cervecería en San Diego se adquirieron por la Sociedad Kopp-Castello en el año de 1889 y se inauguró la fábrica el 28 de mayo de 1891. |
↑10 | La fuerza obrera de la fábrica Bavaria, la conformaban núcleos de trabajadores de los barrios Egipto, Belén y San Cristóbal, quienes tenían muchos problemas para su desplazamiento y así, fue como nació la idea de parte de Leo Kopp de crear cerca de su fábrica el barrio obrero. |
↑11 | Consultar a Martha Cecilia Torres, p. 12. También Liliana Ruiz y Esteban Cruz, p. 19 |
↑12 | Martha C. Torres, pp.13. |
↑13 | Consultar Luis Carlos Colón y Germán Mejía Pavony, p.178 |
↑14 | Ver Liliana Ruíz y Esteban Cruz, nota 27. |
↑15 | Imágenes tomadas de Martha Cecilia Torres Mora, páginas 16 y 19 |
↑16 | Ibid, pp. 24, negrillas mías. Es importante notar, que este Jardín de las Rosas, es uno de los antecedentes más claros de las primeras siembras comerciales de flores en Bogotá, no tenemos mayor información sobre el momento de su creación, su área y el tiempo en que dejo de existir, lo claro es que cultivaban flores y hubo muchos compradores para las mismas. |
↑17 | Foto tomada de Lizeth M. Ladino, p. 79, quien además da información del tipo de horno al que correspondía el buitrón y dice que era un horno alemán tipo Hoffman y que al parecer fue construido por extranjeros europeos en el siglo XIX, otra versión dice que esta construcción proviene del chircal, que fue propiedad del colegio del Rosario y que su construcción data del siglo XVIII. El buitrón estaba ubicado en lo que hoy es la estación de policía del barrio La Perseverancias, carrera 5ª entre calles 29 y 30. |
↑18 | Fotografía de archivo del Acueducto de Bogotá. Se aprecian claramente las albercas que hizo Daniel Vega y que alquilaba a las lavanderas por pocos centavos, muy cerca a este sitio se encontraba el referido Jardín de las Rosas. |
↑19 | Adrián Serna Dimas y Diana Gómez Navas, pp. 167-168 |
↑20 | Ibíd. Esta relación de “arrendamiento”, es una mezcla entre aparcería y arriendo, ya que se define un pago por el uso del terreno, pero se incluyen las mejoras hechas por el arrendatario para una negociación a futuro sobre las mismas, en común acuerdo con el arrendador. Muchas veces parte del pago del arrendamiento, se hacía en especie con el trabajo que disponía el arrendatario frente a las necesidades por parte del dueño del terreno o arrendador. Este sistema con diversas variantes, fue generalizado y normalmente practicado en las fincas y haciendas de los cerros orientales y también en las grandes propiedades de terrenos en Bogotá y sus alrededores. Subrayado en negrillas mío. |
↑21 | Adrián Serna Dimas y Diana Gómez Navas, pp. 179-180 y Laura C. Felacio, pp.187. Negrillas mías. |
↑22 | Rueda Vargas ofrecía cinco pesos a cada uno por las mejoras, suma que escasamente representaba el 25% del promedio del avalúo de cada una las construcciones y desconocía de tajo, la mejora de los terrenos, el establecimiento, la siembra y mantenimiento de los árboles sembrados. |
↑23 | El padre José María Campoamor Álvarez (13 de agosto 1872, La Coruña, España – 31 de enero 1946, Bogotá, Colombia), formó parte de la comunidad de los jesuitas y su orientación siempre estuvo en el apoyo a los obreros. Llega a Bogotá en 1910 y genera labores sociales muy importantes: organiza el comedor para niños indigentes, funda el Círculo de Obreros, la Caja de Ahorros del Círculo de Obreros, crea el Centro de Acción Social y funda el barrio Villa Javier, además organiza granjas agrícolas en Bogotá, Sogamoso y Duitama. Creó los semanarios El Amigo, Boletín del Círculo de Obreros y Noticias como medios de difusión a sus proyectos y actividad. Ver: La Web de Biografías. |
↑24 | Consultar: José Alejandro Cifuentes, p.78. El barrio, inicialmente llamado San Francisco Javier se comenzó a construir en 1913. |
↑25 | Al respecto ver Noor Mahtani y Lucia Franco |