Continuando con su serie de entregas sobre el papel de las mujeres en la floricultura colombiana, Metroflor entrevistó esta vez a Olga Lucía Calderón Castellanos, entusiasta y dedicada microbióloga, fitopatóloga y especialista en biotecnología con más de veinte años de experiencia en el sector.

Incursión en el mundo de la floricultura

A pesar de que Olga Lucía recibió su grado como microbióloga en la Universidad de los Andes, desde sus inicios profesionales fue más cercana a la Universidad Nacional, pues en dicha institución había más opciones de estudiar temas de microbiología agrícola que en el primer centro educativo, materia que, en definitiva, era de todo su interés.

Olga Lucía pertenecía a un grupo de investigación de la Universidad Nacional presidido por el profesor Germán Arbeláez, a quien todavía hoy admira y de quien dice haber recibido el amor por la floricultura. En dicho grupo inició una investigación sobre fitopatología cuyo propósito era saber qué razas de fusarium oxisporum en clavel había en Colombia.

Además de estas actividades investigativas en la Universidad Nacional, se desempeñó durante dos años como profesora titular de la cátedra de microbiología. En ese entonces Propagar Plantas buscaba contratar a una persona que estudiara el clavel. Se hicieron averiguaciones en la Universidad y Olga Lucía fue puesta en contacto con la compañía. Fue ese el momento de dejar la academia y de empezar una larga carrera en el sector floricultor.

Propagar Plantas


El campo de trabajo de Olga Lucía en Propagar Plantas ha sido desde entonces la microbiología de suelos y la fitopatología. En especial, se ocupa de la sanidad del cultivo y de los esquejes.

Poco tiempo después de su ingreso a la compañía le fue ofrecido hacerse cargo del laboratorio de biotecnología en el área de cultivo de tejidos, para lo cual fue a capacitarse durante unos meses en el Centro Internacional de Agricultura Tropical -CIAT, en Cali. Allí aprendió el cultivo de tejidos de frutales como fresa, pitahaya, mora, frambuesa, tomate de árbol, piña y papa. Así mismo, aprendió de flores como el clavel, rosa, crisantemo y estatice.

A partir de esta experiencia lideró la creación de un gran banco de germoplasma que llegó a contener una importante colección de plantas disponibles para multiplicar.

Olga Lucía nos habló con entusiasmo de su trabajo en Propagar: “se trata del primer paso en la producción. Es muy importante que desde el principio se trabaje con material vegetal bueno y sano”. Olga hace selección de las mejores plantas y después incrementa su población por producción in vitro. En este trabajo es indispensable tener buenas habilidades de investigación y observación, pues se debe lograr, entre otras cosas, que el medio de cultivo cuente, para todas las etapas de desarrollo de la planta, con todos los microelementos que necesita y un perfecto balance nutricional y hormonal.

Fitopatología

Paralelamente a su trabajo en Propagar Flores, Olga Lucía curso una maestría en fitopatología en la Universidad Nacional. Su tesis de maestría respondía a la pregunta ¿qué tanto afectan los virus la producción de clavel en términos de cantidad y calidad? Nuestra protagonista encontró que son significativos los daños que los virus pueden ocasionar en el cultivo de clavel, sobre todo si se presenta más de uno a la vez. A la postre, su investigación dio un importante valor agregado a los esquejes producidos en Propagar, pues logró, mediante diferentes técnicas como la termoterápia, que la producción estuviera totalmente libre de virus.

Flores la Plazoleta

Desde hace 10 años Olga Lucía trabaja simultáneamente en Propagar Plantas y en la Plazoleta.

En esta última compañía sus principales funciones tienen que ver con el biocontrol y la bionutrición. En cuanto a biocontrol, desarrolla hongos benéficos como las trychodermas y las facelomices. Estos organismos ayudan a la recuperación del balance de los suelos al atacar o competir con muchos otros hongos patógenos. En lo que se refiere a bionutrición, captura e incrementa poblaciones de microorganismos nativos que después incorpora a los cultivos. Los microorganismos procesan los nutrientes del suelo y los dejan disponibles para que las plantas los puedan asimilar.

Una de las experiencias que más le gustó a Olga Lucía de su trabajo en Plazoleta fue el aprendizaje de la técnica de ‘inmersión temporal’, para lo cual la compañía la envío al Instituto de Tecnología de las Plantas de la Universidad Central de las Villas en Santa Clara, Cuba. El propósito de dichos estudios era aprender el método para después instalarlo en la Plazoleta. Se trata de una técnica de propagación con medios de cultivo líquidos que los cubanos adaptaron a partir de una complicada tecnología francesa.

Amor por su profesión

Olga Lucía afirma con entusiasmo que le encanta y disfruta su profesión. Desde pequeña tenía especiales inclinaciones por las matemáticas y la ciencia. Sin embargo, se decidió por la microbiología, y no por las matemáticas, por considerar que tenía una relación mucho más estrecha con la naturaleza, lo cual la motiva notablemente. De hecho, Olga Lucía opina que trabajar con seres vivos genera una gran satisfacción. Con una simpática comparación nos explica que no tendría sentido para ella trabajar, por ejemplo, en una fábrica de tornillos. La gracia de trabajar con seres vivos, con plantas, es que ellas reaccionan a su trabajo, corresponden los esfuerzos que hace y, de alguna manera, le indican cual es el camino a seguir.

A pesar de su consagración a la microbiología y las flores, Olga Lucía tiene otros muchos intereses dentro de los que figuran la cocina, la lectura, la danza, trotar y compartir momentos con su familia.

El medio ambiente

Cuando preguntamos a Olga Lucía sus impresiones sobre el estado actual del medio ambiente y la naturaleza, refirió que opina que el deterioro del planeta está muy avanzado, no obstante lo cual cree que existen las técnicas suficientes para detener esa destrucción y restablecer el balance, eso sí, si se actúa rápidamente.

En cuanto a su radio de acción profesional, cree que la utilización de la microbiología agrícola puede ser de gran ayuda en el tema ambiental. La biofertilización, por ejemplo, tiene el valor agregado de ser capaz de restaurar los suelos. Insiste además en que es vital trabajar siempre con material vegetal sano desde el principio para que después no sea necesario controlar enfermedades de formas más agresivas. “Definitivamente, no se debe ahorrar en producción in vitro”, concluye.

Algo más que agregar…

En esta como en todas nuestras entrevistas, terminamos preguntando a nuestros protagonistas si hay algo que quisieran agregar. Frente a esto Olga Lucía respondió de inmediato que debe haber también un reconocimiento a los operarios que trabajan con ella. Olga Lucía agradece a su equipo de trabajo por su compromiso, lealtad y el amor que permanentemente han demostrado por sus labores.