Por: La Directora

A pesar de lo convulsionado e imprevisible que ha sido este año, este mes de noviembre tenemos buenos motivos para celebrar. En primer lugar, celebramos el día del ingeniero agrónomo, como es nuestra tradición en este número de la revista. Es de gran valía que en una época en que la población migra a las ciudades y las predilecciones de los jóvenes se inclinan por las carreras tecnológicas y primordialmente urbanas, haya personas que dedican sus esfuerzos y conocimientos a la agricultura. Hoy más que nunca, cuando la estabilidad ecológica del planeta está amenazada, necesitamos profesionales que sepan aplicar la ciencia al campo, que cuiden los recursos, mejoren día a día los procesos y, en suma, se preocupen de la sostenibilidad de la gestión agrícola. A todos los que han elegido esa bella profesión homenajeamos en este mes. ¡Felicitaciones!

En segundo lugar, celebramos que con esta edición llegamos al número 100 de la Revista Metroflor, con lo que completamos casi 17 años de publicación bimestral ininterrumpida, lo que nos consolida como el medio de la floricultura colombiana. No solo continuamos siendo el medio escrito que llega a los profesionales del sector directamente en sus manos, sino que además hemos establecido una importante presencia virtual, con lo que hemos llegado a ser un referente de consulta no solo en Colombia, sino también a nivel internacional. Celebramos este hito y, así mismo, agradecemos a los profesionales, compañías de insumos, floricultores, amigos y colegas por su apoyo decidido a través de todos estos años. Su apoyo es lo que nos ha permitido seguir conectando y congregando a este sector, continuando así con el legado e intención de nuestro querido fundador Fito. ¡Gracias!

Por último, celebramos que la floricultura se ha mostrado a lo largo de todo este año como un sector resiliente, capaz de aguantar una de las peores crisis que han sobrevenido en los últimos tiempos. El sector de las flores conservó los empleos, protegió a las familias que dependen de él, se adaptó rápidamente a las nuevas condiciones y hoy en día continúa innovando. Es un ejemplo para los demás emprendimientos agrícolas por su esmerada organización y empeño. ¡Qué siga así!

¡Optimismo, queridos miembros del sector floricultor, pues siempre hay motivos para celebrar y agradecer!