Por: Angélica María Pardo López
Jefe de redacción R. Metroflor.

En el apunte filosófico del número 68 de la Revista Metroflor me referí a una nueva tecnología desarrollada por un joven holandés. Se trataba de Boyan Slat y su emprendimiento “The Ocean Cleanup”, que nació con la idea de limpiar el plástico de los océanos a través de un mecanismo que aprovecha sus corrientes para recolectar de forma pasiva el material. 

Pues bien, después de cinco años tengo algunas noticias que contarles sobre ese proyecto. La primera es que después de muchas pruebas y adaptaciones el mecanismo se instaló y se encuentra funcionando en el Océano Pacífico, donde se concentra desde hace décadas la mayor parte del plástico que la sociedad humana no ha sabido disponer. 

La segunda es que recientemente se lanzó otra ingeniosa tecnología que busca contrarrestar el problema del plástico en los océanos. La idea del proyecto es impedir que los residuos terminen en ellos, donde es muy difícil recogerlos y las consecuencias de la contaminación son muy graves. 

El mecanismo se llama Interceptor, y está pensado para recolectar de forma pasiva y ecológica, los residuos plásticos en los ríos. El Interceptor es una nave de 8 por 24 metros en la mitad de la cual se ubican seis contenedores con capacidad de 8.3 metros cúbicos. Por encima de estos contenedores va pasando una cinta transportadora estilo oruga que poco a poco va depositando los residuos que van llegando a la nave en alguno de los seis contenedores, de acuerdo con el peso del material y la capacidad disponible en cada uno de ellos. 

¿Cómo llega el plástico a la nave? Desde uno de los extremos de la nave se desprende una barrera que reposa en la superficie del río y se extiende por algunos metros sobre ella en dirección a una de las riberas. Puesto que el plástico flota, la corriente lo empuja hacia la barrera y de allí va circulando de manera natural y pasiva hacia la boca de la nave, donde la cinta transportadora, en permanente movimiento, va subiendo el plástico a la nave y lo va depositando en los contenedores. 

Además, corriente arriba se ubica otra barrera en dirección contraria, por lo cual se genera un efecto embudo que conduce la basura al Interceptor. Valga decir que el dispositivo no interfiere con el tráfico fluvial ni es nocivo para la fauna del río. Además, funciona con energía solar, es escalable, autónomo e inteligente. Cuando el Interceptor completa su capacidad (aprox. 50m3 o 100.000 kilos) envía un mensaje de texto a tierra firme para que otra embarcación vaya a recoger los contenedores llenos con la basura recogida. 

En esta imagen se pueden observar las barreras del Interceptor, que conducen el plástico hacia la nave.

El Interceptor ya está funcionando en Cengkareng Drain en Jakarta (Indonesia) y en el Río Klang de Kuala Lumpur (Malasia). Sin embargo, el objetivo es mucho más grande que esos dos ríos. De acuerdo con los estudios, 1000 ríos en el mundo son los responsables del 80% de la contaminación de los océanos. De modo que la meta es que de aquí al año 2025, se esté interceptando el flujo de plástico en esos 1000 ríos. 

Este mapa muestra los ríos a través de los cuales desemboca más plástico en los océanos. Los puntos rojos representan cada uno de los mil ríos más problemáticos del mundo.

Casi siempre las noticias con respecto al medio ambiente son negativas. Esta, sin embargo, es muy buena y prometedora. Sumando el ingenio humano a normas que restrinjan cada vez más el uso de plástico, en especial, plástico de un solo uso, y a la educación, parece emerger la posibilidad de que las próximas generaciones reciban un mundo algo más limpio y tengan un motivo menos por el cual hacernos reproches.