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Con casi cinco décadas de presencia en el sector floricultor, BAM se ha consolidado como uno de los distribuidores más importantes y respetados de la industria. Su historia está marcada por la innovación, la cercanía con los clientes y la capacidad de anticiparse a las necesidades del mercado, acompañando siempre la evolución de la floricultura colombiana.

En esta ocasión conversamos con Adriana Duarte, gerente comercial de BAM, quien nos compartió la trayectoria de la compañía desde sus orígenes con Adelio Beltrán hasta su papel actual como referente en múltiples líneas de negocio, incluyendo Poscosecha, Nutrición, Biorracionales, Packing y Agroindustria Emergente. Una historia de visión, trabajo constante y compromiso con el futuro del agro.

Metroflor: Adriana, desde que puedo acordarme, BAM ha sido un actor presente en el sector floricultor que se ha destacado por su liderazgo. Háblanos un poco de ello.

Adriana Duarte: BAM es una compañía que está próxima a cumplir 50 años brindando innovación y alternativas a través de cada una de sus líneas de negocio.

Don Adelio Beltrán concibió la compañía como una distribuidora integral para las fincas floricultoras. BAM ha sido pionera en muchos aspectos: fue el primer distribuidor en certificarse bajo la norma ISO 9000 en calidad, el primero en implementar trazabilidad en los despachos, el primero en lanzar una línea de negocios especialmente dedicada a los productos de Poscosecha, Biorracionales y Packing, y también en organizar eventos técnicos y de esparcimiento propios, relevantes para el gremio floricultor.

Además, puedo decir que contamos con un portafolio diferenciado en muchos casos y muy completo.

Metroflor: Empecemos por el principio. Estamos en 1977. ¿Cómo surgió BAM y cómo ha evolucionado desde entonces?

Adriana Duarte: BAM nació gracias a la iniciativa de Adelio Beltrán, quien empezó a vender productos a una industria entonces emergente: la floricultura.

La compañía inició en un pequeño local en el centro de Bogotá. El mismo don Adelio era quien descargaba los camiones, organizaba la bodega, visitaba fincas, elaboraba las facturas (que en ese entonces se hacían a máquina) y limpiaba. Y como si no fuera suficiente, en las noches estudiaba para avanzar en su carrera profesional.

Don Adelio llevaba los productos a las fincas en un Renault 4, al que inclinaba la silla trasera para hacer espacio. Él cuenta que, después de entregar los productos, se ponía una camisa bien planchada, se ponía un blazer y se iba a hablar con el gerente de la finca. De esa manera fue entendiendo las necesidades de la industria y cómo ofrecer un mejor servicio, algo que ha sido una prioridad desde el principio.

En una de esas visitas conoció a Jorge Steiner, quien estaba intentando vender los productos de Proficol. Don Adelio le propuso que, en lugar de ir finca por finca, le vendiera directamente a él, y que él se encargaría de distribuirlos. Así nació la primera distribución exclusiva de la compañía: Proficol, de la mano de Jorge Steiner.

Con el tiempo, BAM fue creciendo. Hacia el año 2000 empezó a comercializar productos para la postcosecha, en un momento en que las opciones eran escasas. Don Adelio ya había escuchado de Chrysal y de Floralife, compañías que pronto visitó y con las cuales se empezaron a cerrar negocios. En 2001 se lanzó oficialmente la línea de postcosecha y se organizó el primer seminario sobre el tema. Este evento fue muy innovador: por primera vez se reunieron expertos para hablar de la correcta hidratación de la flor y de los procesos de almacenamiento en postcosecha. Como dato curioso, les cuento que asistí a ese seminario como cliente, y que uno de los conferencistas fue el fundador de esta revista, Arnulfo Pardo.

Posteriormente se fueron diferenciando las líneas de negocio. Al principio, el foco estaba en la protección de cultivos; luego llegó la línea de postcosecha y, en paralelo, se desarrolló la de productos biorracionales —hoy llamada Green Way—. A esta última le hemos tenido que invertir mucho más tiempo y esfuerzo, como dice don Adelio, “pedalear en subida”, porque en sus inicios muchos profesionales del agro dudaban de su eficacia. Sin embargo, a través de nuestras asesorías y acompañamiento demostramos que sí funcionaban, que tenían un espacio dentro de las rotaciones y que eran necesarios.

Hoy en día contamos también con líneas de Nutrición, Empaques, Agroindustria Emergente (cultivos con vocación exportadora diferentes a flores) e incluso, Materias Primas para la Industria Cosmética y de Cuidado Personal.

Metroflor: ¿Tú entraste a BAM a manejar la línea de postcosecha?

Adriana Duarte: Sí, en el año 2002. Empezamos a consolidar la línea, a traer más productos y portafolios y lo más importante, a ofrecer un Soporte Técnico especializado en postcosecha. Este es otro de los diferenciales de BAM: contamos en cada línea de negocio con Profesionales especializados en esa área (Fertirriego, Calidad, Producción) que brindan apoyo técnico a los clientes.

Nuestro modelo no se limita a vender productos; ofrecemos asesoría técnica. Visitamos a los clientes, los orientamos y les proponemos varias opciones de solución según el problema que enfrenten. Incluso realizamos pruebas para que ellos mismos decidan cuál producto les funciona mejor. Lo que buscamos es que al cliente le vaya bien y resuelva sus necesidades.

Además, garantizamos que lo que vende BAM es seguro y de calidad. Todos los productos que comercializamos son previamente probados por nosotros. No salimos al mercado con nada que no cumpla la promesa del fabricante.

Metroflor: ¿Cuántas sedes tiene BAM actualmente?

Adriana Duarte: Tenemos cinco sedes. Cuando ingresé, BAM estaba ubicado en Toberín. La línea de postcosecha iba creciendo y pronto, por cercanía a los clientes, nos trasladamos a Cota, al parque empresarial San Bernardo, donde aún funciona una de nuestras sedes.

En ese momento ya contábamos con líneas diferenciadas y consolidadas, y un equipo de aproximadamente 25 personas (2004–2005).

Con el crecimiento del negocio y la diversificación de los clientes, vimos la necesidad de expandirnos geográficamente para estar más cerca de ellos. Abrimos sedes en Tocancipá (para Sabana y Boyacá), Urrao y Guarne (para Antioquia) y Dos Quebradas (para el Eje Cafetero). No son solo puntos de venta: en cada región contamos con expertos que ofrecen asistencia técnica. En resumen, hoy tenemos cinco sedes y alrededor de 100 empleados directos.

Metroflor: Entonces BAM no solo atiende flores sino también otros cultivos…

Adriana Duarte: Exacto. Algunos de nuestros clientes empezaron a diversificar sus operaciones. Ya no cultivaban únicamente flores, sino también arándanos, por ejemplo, y querían que fuéramos nosotros quienes los atendiéramos. Así comenzamos a incursionar en otros cultivos de alto valor que, al igual que las flores, requieren altos estándares de calidad por su vocación exportadora. Hoy trabajamos también con Aguacate, Albahaca, Berries, Gulupa y otros cultivos.

Esto nos permitió consolidar dos hitos muy importantes: la formación de la línea de agroindustria emergente y el verdadero impulso de la línea de biorracionales.

Metroflor: ¿Y ahora cuáles son los planes?

Adriana Duarte: Creemos que la industria florícola está cambiando de manera importante. La consolidación de algunos clientes implica nuevas exigencias para nosotros: debemos adaptarnos a sus requerimientos. También estamos convencidos de que debemos avanzar hacia la mecanización, porque cada vez es más difícil conseguir mano de obra. Por eso apuntamos a ofrecer soluciones en ese sentido y al mayor uso de herramientas tecnológicas.

Metroflor: ¿Por qué un floricultor o agricultor debería elegir a BAM como su distribuidor?

Adriana Duarte: Por nuestra seriedad. BAM es una compañía absolutamente transparente y responsable. Eso lo incluye todo. Por ejemplo, jamás venderíamos un producto que en pruebas haya mostrado un desempeño regular. No pensamos únicamente en la venta de esta semana, sino en el futuro.

Si traigo mejores productos y nuevas tecnologías, al agricultor le irá mejor a largo plazo. Por eso buscamos soluciones que realmente se adapten a las necesidades de los cultivos.

Además, no especulamos con los precios. En BAM no buscamos ganancias inmediatas; trabajamos con una visión de largo plazo. Queremos ser sostenibles, y la sostenibilidad involucra todas las aristas del negocio. Nos esforzamos por ser competitivos, ofrecer precios justos y prestar un servicio de calidad.