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Por: Lorena Jiménez
Ingeniera agrícola
Area Manager Ornamentales
Syngenta Biologicals

Todos sabemos la importancia de la nutrición vegetal para poder sacar adelante nuestros productos agrícolas en condiciones óptimas; y cuando hablo de “óptimas” me refiero a sacar una producción de alta calidad, con los rendimientos más altos posibles, balanceando el sistema agua- suelo- planta para evitar carencias y excesos de elementos nutricionales. Esto implica que debemos analizar muy bien nuestras fuentes de agua y de suelo, ya que son el insumo primario que tendrá nuestra planta para su óptimo desarrollo.

Hoy quiero hacer zoom en el tema de los metales pesados, que es un tema cada vez más común en el desarrollo agrícola actual. Uno de los temas que más abordamos en nuestro trabajo agrícola es el del contenido de estos elementos en nuestras fuentes de fertilizantes. Nuestro suelo o sustrato y nuestras fuentes de agua son el insumo principal para el desarrollo de los cultivos y, como todos sabemos, desafortunadamente nuestras fuentes de agua están contaminadas por desechos industriales y domésticos que influyen en nuestro suelo, nuestras fuentes de fertilizantes y, finalmente, afectan todo el potencial productivo y la calidad de nuestros cultivos.

Iniciemos por nuestros suelos. Una clasificación general indica que los tipos de suelos presentes en la Sabana de Bogotá son andisoles (derivados de cenizas volcánicas, ricos en alófanos), inceptisoles y entisoles (suelos jóvenes o muy jóvenes con poco desarrollo o con desarrollo moderado de horizontes). En general, encontramos suelos con contenido medio y alto de materia orgánica, pH ácido, buen drenaje, estructura y capacidad de intercambio catiónico. La textura es variable; generalmente franco arenosa y franco arcillosa.

De acuerdo con esto podemos encontrar suelos en los que por su CIC y contenido de arcilla hay una alta retención de metales, por lo que se tenderán a inmovilizar; pero, en condiciones muy ácidas pueden liberarse. En muchas oportunidades vemos dificultades de absorción de Fe y Mn en las plantas que tenemos que suplir; sin embargo, en condiciones muy ácidas, pueden liberar metales. También podemos encontrar suelos de retención variable y con mayor disponibilidad de metales en solución, especialmente los suelos más arenosos.Sodio

Con relación a la fuente de agua, es la que más interactúa con nuestro sistema y afecta en mayor medida la concentración no solo de metales pesados sino de elementos que afectan negativamente nuestra producción agrícola cuando los encontramos en exceso, como el sodio, el cloro y el boro, principalmente.

Las fuentes en la Sabana de Bogotá normalmente son aguas del río Bogotá y sus afluentes, pozos profundos y aguas lluvias. En Antioquia, en general, las fuentes de agua son de mejor calidad de acuerdo con literatura consultada, pero manifiesto que desconozco cuáles serían los desafíos de manejo en el sector en el oriente Antioqueño y me propongo para una próxima oportunidad abordar este tema para Antioquia.

En la Sabana de Bogotá encontramos que la contaminación de las fuentes por la cercanía a centros urbanos e industriales es cada vez mayor, así como por los lixiviados de aguas de uso agrícola que se mezclan con pesticidas, escorrentía de zonas con alto nivel de aplicación de fertilizantes o de zonas de desecho de otras industrias. Aquí una pausa para indicar que debemos ser más conscientes de los daños ambientales que ocasionamos con nuestros procesos ya sean domésticos, agrícolas o industriales.

Encontramos en el agua de uso agrícola presencia de diferentes metales pesados como lo son el cadmio (Cd), Cromo (Cr), mercurio (Hg), y níquel (Ni). Elementos como el zinc, cobre, hierro, manganeso, boro, fosfatos, cloro, sodio y alto contenido de nitratos también son contaminantes; sin embargo, hay cierta tolerancia a algunos de estos elementos ya que podemos darle manejo con un adecuado seguimiento a fin de no invertir en una sobre fertilización.

Al interactuar con nuestro sustrato y todas sus características, podemos ver que nos enfrentamos a desafíos en términos de interacción suelo-agua-planta y los efectos que las combinaciones de estos elementos pueden presentar en el estado nutricional, productivo y de calidad de nuestras plantas. Algunos de los elementos metálicos son considerados oligoelementos y son requeridos para la nutrición y producción vegetal, pero en exceso también son tóxicos para las plantas. Hay elementos metálicos y no metálicos que son considerados elementos traza que no tienen una función biológica positiva y/o conocida y que al acumularse o estar presentes en las plantas causan toxicidad y pueden ser peligroso en diferentes organismos vivos (en caso de alimentos afectan también al ser humano).

En la mayoría de estos casos los efectos pueden variar de una especie a otra y presentar alteraciones de procesos fisiológicos, como generar especies reactivas de oxígeno y provocar envejecimiento prematuro y el daño de paredes celulares, generando disminución e inhibición de crecimiento (en muchos casos, el primer síntoma es la pérdida de estructura radicular principal y secundaria; en ocasiones podemos obviarlo al asumir que sus causas son inherentes a la producción, como podas o picos de cosecha, condiciones de estructura del suelo y daño aparente por otras plagas de suelo).

Algunos de los mecanismos de tolerancia que las plantas activan ante la toxicidad de elementos pesados son la desintoxicación, la compartimentación y la actividad enzimática, que no se da en todas las especies. 

El glutatión es el principal antioxidante endógeno producido por las células. El glutatión neutraliza radicales libres y especies reactivas de oxígeno y puede ser suministrado a través de bioestimulantes que lo contengan o que contengan los aminoácidos precursores para su formación. Adicionalmente, la correcta nutrición y balance de los elementos, en especial fósforo, potasio, magnesio, azufre (vital en la función enzimática), hierro y zinc y la activación positiva y oportuna del sistema radicular, pueden ser estrategias que mitiguen el efecto negativo de la toxicidad.

En este sentido, debemos considerar varios aspectos a la hora de realizar nuestros cronogramas de fertilización, como un adecuado monitoreo de nuestras fuentes de agua de riego para analizar la interacción de los diferentes elementos que la componen, y más aún cuando sabemos o sospechamos que las fuentes que utilizamos pueden estar contaminadas con alguno o varios de los elementos considerados nocivos o no benéficos para las plantas. Recordemos que al ser considerados elementos traza pequeñas cantidades presentes en el análisis, pero con frecuencia de aplicación constante, constituyen un factor de alto riesgo de toxicidad. Un segundo aspecto por considerar es el tipo de suelo con el que contamos para entender si tendremos fijación o solubilización de los elementos retenidos en el complejo de cambio, además del nivel de drenaje de la zona y la influencia de aguas subterráneas que también afecten la condición radicular.

No menos importante a la hora de revisar el programa nutricional es el uso de fuentes de fertilizantes y bioestimulantes que certifiquen el uso de materias primas de óptima calidad y bajos o nulos aportes de estos elementos traza, ya que la toxicidad de muchos de estos elementos se da por acumulación y frecuencia de aporte de estos elementos.

Quiero resaltar la alta calidad de las fuentes de elementos menores y línea máster de Valagro Andina ahora, Syngenta Biologicals.

La línea Valagro EDTA de uso en fertirriego con concentraciones del 13% de los elementos hierro y manganeso con concentración del 15% en cobre y zinc, que lleva en el mercado más de 20 años, es una línea reconocida por su alta calidad, rápida asimilación, alta solubilidad y contenidos muy por debajo de lo exigido en normas internacionales de estos elementos traza.  Igualmente, es reconocido en el mercado el producto Ferrilene, nuestro quelato EDDHSA con 6% de concentración altamente eficaz en suelos con alta retención y con aguas de difícil manejo de pH que logra excelentes y rápidos resultados para la asimilación de hierro.

Adicionalmente, contamos con nuestra tradicional línea MÁSTER, que es una gama completa de fertirrigantes hidrosolubles microcristalinos con total e inmediata solubilidad, específica para la aplicación en fertirrigación. Libre de sodio y cloro. Completo con microelementos quelatados en EDTA. Las diversas formulaciones han estado pensadas para garantizar la satisfacción de las exigencias nutricionales de todos los cultivos, en cada fase fenológica y en cada tipo de suelo, asegurando un aumento de la producción desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo.

La calidad y eficacia de nuestros productos comienza durante la selección de las materias primas y ésta es la característica fundamental que diferencia la línea Master, Valagro EDTA y Ferrilene de todos los demás fertilizantes existentes en el mercado. Nuestros productos han sido desarrollados con base a elevados estándares de calidad, potenciados por innovadores procesos de producción y una selección cuidadosa de las materias primas, lo que garantiza una rápida y exclusiva solubilidad de las formulaciones.

Siempre estaremos atentos a continuar apoyando y sirviendo a la agricultura y fundamentalmente a la floricultura colombiana con un portafolio de productos de alta calidad e innovación. Por eso queríamos recordar la importancia de nuestras líneas más tradicionales, que desde hace ya algunas décadas han estado a disposición de nuestros clientes con estándares de calidad que aún hoy son innovadores. Esta es la apuesta de Syngenta Biologicals, la innovación impulsada por y para la naturaleza para un futuro sostenible.