
Por: Angélica María Pardo López
angelicamaria30@gmail.com
Hace algo más de un año cambié mi celular por un modelo más moderno. El equipo nuevo tiene una función muy útil e importante que el anterior no tenía: la aplicación de Bienestar Digital. La descubrí porque el dispositivo me muestra, cada domingo por la mañana, un informe semanal del uso que hago de él. La notificación es un corazoncito al que se adhiere un mensaje de este tipo: “esta semana, utilizaste tu smartphone 2 horas y 40 minutos más que la anterior”.
Como el lector podrá imaginar, una notificación de este tipo causa una gran sorpresa, ya que no cree uno que invierta tanto tiempo frente a una pantalla. Empecé a prestar mayor atención a estos reportes semanales y, de hecho, me enteré de que mis niveles de uso del celular son poco menos que escandalosos: he llegado a registrar hasta 12 horas de uso semanal. Además, la aplicación desagrega la cantidad de tiempo que se pasa en cada programa. Por ejemplo: 2 horas en WhatsApp; 2 horas, 30 minutos en Ajedrez; 3 horas en Google Chrome, etc. Es posible, por otro lado, establecer límites de uso a cada aplicación (aunque también es posible desactivarlos).
Puesto que este tema me parece delicado y porque me molesta en demasía la falta de concentración de otras personas por culpa del celular, me puse a investigar un poco más sobre la forma y el tiempo en que usamos los teléfonos “inteligentes”.
De acuerdo con un reporte de 2024, una persona permanece en promedio 4 horas al día en la pantalla de su celular. El tiempo varía de un país a otro, siendo los filipinos quienes más ausentes están gracias a sus celulares (5 horas, 20 minutos) y los japoneses quienes menos (1 hora, 56 minutos). Colombia ocupa el séptimo lugar a nivel mundial, con un promedio de 4 horas y 47 minutos diarios.
El uso del teléfono para navegar en internet (lo que antes solo se hacía a través de un computador), las redes sociales, los juegos y el trabajo, entre otras, son las razones de que cada vez pasemos más horas frente a la pantalla de un teléfono.
Encontré varias cosas dignas de ser resaltadas:
- El smartphone cada vez se usa menos para servicios relativos a la voz (llamar).
- Estudios han encontrado que la mayoría de las personas utilizan las redes sociales por “aburrimiento”.
- Aunque los más jóvenes hacen más tiempo de pantalla, otras generaciones pasan largas horas jugando en aplicaciones como Candy Crush.
- En promedio, una persona desbloquea el teléfono más de 70 veces al día, es decir, casi 3 veces por hora si se toman las 24 horas del día o 4,3 si se toman solo 16.
- Una de cada tres personas mira el celular mientras está en el baño.
Es claro que hay muchos aspectos de la vida diaria que se facilitan a través del uso del celular, como la comunicación, la ubicación, algunos temas de trabajo, la mensajería, etc., sin embargo, no son estos usos los que más incrementan el tiempo de pantalla y rompen con la concentración. Son las redes sociales, los juegos y las demás formas de “escapismo del aburrimiento” lo que nos está manteniendo clavados sin ningún sentido a los móviles. Cuatro horas al día son dos meses al año. ¿Se imagina todo lo que se podría hacer en dos meses? ¿Cuántos proyectos no llevamos a cabo por “falta de tiempo”? No es sorprendente que el negocio de compañías como Meta (antes Facebook) sea más jugoso cada día: estamos dedicándole demasiado tiempo y es difícil establecer límites y, más aún, cumplirlos.
Una solución es simplemente apagar el celular en los momentos en que realmente no lo necesitamos. Por la noche, por ejemplo. Hay que empoderarse del botón de apagar. Otra solución es volver un poco a la diversificación tecnológica para los diferentes servicios que el teléfono ofrece. Por ejemplo, llevar un reloj de muñeca en lugar de consultar el reloj del teléfono; escuchar música en un equipo de sonido tradicional o en la radio en lugar de acudir a las aplicaciones de música, ir a cine en lugar de ver películas o videos en el celular; responder emails y hacer las videoconferencias desde el computador.
Cada vez que desbloqueamos el celular, el tiempo se escurre sin remedio; se pierde en actividades que no estábamos contemplando en el momento en que lo tomamos en nuestras manos. Está en nuestro poder darle más valor a nuestro tiempo y a las personas que nos rodean.