
Hablar de resistencia en plagas agrícolas, y en particular en ácaros, es hablar de uno de los retos más grandes que enfrenta hoy la floricultura. Para comprender a fondo este fenómeno, conversamos con Rainiero Delgado, Ingeniero Agrónomo y actual Business Manager de Gowan para Latinoamérica.
Con una visión que combina ciencia, manejo técnico y apertura a la innovación, Delgado comparte en esta entrevista no solo la importancia de comprender los mecanismos de resistencia de los ácaros, sino también las estrategias para enfrentarlos desde un manejo integrado, sostenible y responsable.
Metroflor: Ingeniero Rainiero, ¿cómo define usted la resistencia a los productos acaricidas?
Rainiero Delgado: La resistencia es un tema que vale la pena definir de una manera técnicamente correcta. Al hablar de resistencia siempre nos referimos a la genética porque aparece cuando hay una característica heredable en una población de ácaros.
Los mecanismos para generar resistencia pueden ser varios, pero lo que es un hecho es que la presión de selección que hacemos con el uso de los productos acaricidas es lo que detona los procesos de resistencia. Hay varios mecanismos asociados, pero los más comunes son dos. Uno de ellos es la resistencia metabólica, que es cuando el ácaro tiene la capacidad de expresar algunos mecanismos de detoxificación. Es decir que la molécula es reconocida por parte del metabolismo del insecto y, a través de enzimas, hay un proceso de degradación que eventualmente va descomponiendo las moléculas antes de que puedan hacer la acción acaricida per se. Ese es un mecanismo que, curiosamente, es fuertemente detonado cuando se usan subdósis.
El otro mecanismo, que es un poco más complejo, es cuando el acaricida deja de interactuar correctamente con el punto de acción concreto donde debe actuar. Me gusta explicar esto a través de una analogía. Imagínense ustedes que tenemos una cerradura con una llave. Para que verdaderamente pueda haber una acción acaricida, la cerradura tiene que coincidir con la llave. En este caso, la cerradura sería el punto del mecanismo celular y la llave sería el acaricida.
Por causa de las mutaciones, en algún momento ese punto cambia y, por lo tanto, ya no hay coincidencia y el acaricida ya no funciona. A esto se le llama resistencia por cambio en el sitio de acción y hace que el acaricida sea inútil, que no funcione. Esa presión selecciona los individuos que desarrollan las mutaciones. Sucede mucho cuando se usan sobredosis. Cuando se usan dosis muy altas de acaricida, barremos la población, pero es seguro que los dos o tres ácaros que sobreviven son altamente resistentes y eventualmente tendrán la capacidad de transmitir esa característica a su progenie. El uso de dosis correctas es fundamental.
Metroflor: ¿Qué tan significativo es el problema de resistencia de ácaros?
Rainiero Delgado: Tetranychus urticae es una plaga cosmopolita, es decir, que la hay en todo el planeta. Es polífaga: se alimenta de más de 900 especies diferentes, de las cuales cerca de 100 son cultivadas. Le encanta la familia de las rosáceas, por lo tanto, es una plaga muy importante en rosas. También es muy importante en fresa y en almedra. Además, es una plaga de un ciclo muy cortito. Una vez que un huevecillo es puesto, el tiempo que tarda ese huevecillo en convertirse en una hembra que puede volver a poner un huevecillo está entre los 10 y 15 días. Y la hembra después tiene la capacidad de poner huevos por alrededor de 20 días más. Por lo tanto, una hembra es capaz de poner 100 huevecillos. En rosas, que es un cultivo perenne, la sobreposición de generaciones es muy alta y, así mismo, la capacidad de generar resistencia. Tetranychus urticae es una de las especies con resistencia a acaricias más reportadas en el mundo.
Hay algunas bases de datos muy interesantes a nivel global donde uno puede consultar casos confirmados de resistencia. En este punto quiero aclarar que soy de las personas que cree que la resistencia está infra documentada.
Una de las bases de datos mejor estructuradas que hay para verificar casos de resistencia es manejada por la Universidad de Michigan, que trabaja en coordinación con el IRAC (Comité de Acción para la Resistencia a los Insecticidas). Si uno va a esta base de datos y revisa qué especies están reportadas, podrá ver que Tetranychus urticae, araña de dos manchas o, arañuela roja, es uno de los casos con más resistencia documentada. Hay alrededor de 400 casos perfectamente documentados. Lo preocupante es que con esos 400 casos se reportan más de 80 ingredientes activos a los que tiene resistencia. La resistencia de los ácaros es uno de los casos más recurrentes.
Metroflor: Decíamos que a los ácaros les encantan las flores…
Rainiero Delgado: Algo que incentiva la resistencia en el sistema floricultor es que producimos bajo invernadero. Esto significa que es muy difícil que las poblaciones de ácaros interactúen con otras poblaciones. Estamos creando un ecosistema cerrado y, por lo tanto, el proceso de mezcla de genes que pueda haber dentro de la población de ácaros sucederá siempre dentro del invernadero, cosa que no sucede, por ejemplo, a campo abierto o a campo abierto cerca de zonas no cultivadas, donde el banco de genes es más diverso. Cuando uno cultiva en invernadero el banco de genes está circunscrito a las poblaciones existentes allí y eso acelera fuertemente el problema de la resistencia. Así es que en flores se nos juntan dos cosas: un alimento que está disponible los 12 meses del año en condiciones que no varían y que el medio es un ecosistema cerrado. Si no usamos los acaricidas de forma correcta, se presentan todos los factores para que tengamos infinidad de generaciones en un mismo año, lo que facilita la aparición de la resistencia.
Metroflor: Entonces usar los productos de forma correcta es clave para evitar la aparición de resistencia.
Rainiero Delgado: Sí, porque así como podemos hablar de cosas que favorecen o incrementan el riesgo de que la resistencia aparezca, también podemos hablar de las buenas medidas que podemos adoptar para mitigar ese riesgo. En ese sentido, los técnicos que producen flores y quienes trabajan en el área de manejo integrado de plagas y enfermedades verdaderamente tienen una experiencia importante. Quiero acá hacer mención de tres cosas muy importantes para tener en cuenta al momento de enfrentar este problema.
Lo primero que necesitamos es conocer al enemigo. Es crucial el dominio de la biología del ácaro -cómo se comporta, cómo se multiplica, en qué partes del invernadero aparecen los primeros focos, en qué condiciones ambientales, etc.-. Eso facilita detectar la plaga de manera oportuna. El monitoreo es uno de los elementos claves. Haciendo una segunda analogía, siempre he pensado que el manejo de plagas difíciles, como es el caso de los ácaros, es como cuando va conduciendo un camión con mucha carga. Si vas conduciendo un camión con mucha carga y te toca una pendiente cuesta abajo, no vas esperar al final para apretar los frenos. Tienes que ir moderando la velocidad, porque si dejaras que el camión se acelere, cuando quisieras aplicar los frenos sería demasiado tarde. El caso de los ácaros es igual. El problema es más manejable cuando uno tiene la población controlada; se van aplicando oportunamente las diferentes herramientas para no llegar a tener infestaciones incontrolables.
Si dejas que la plaga crezca porque no la monitoreas correctamente, porque no te preocupas por aplicar productos correctos de la forma correcta, lo que estás creando es una explosión de población que no va a haber producto mágico capaz de controlarla.
En segundo lugar, es necesario conocer los productos. Por fortuna los productos que hay en el mercado son variados. Hay, por ejemplo, productos que por su forma de trabajar son más específicos para controlar ácaros en estado adulto. Hay otros que son más específicos para controlar los ácaros en estado juvenil (ninfas, protoninfas o larvas). Otros que incluso tienen acción ovicida. Algunos tienen propiedades translaminares y se pueden mover de la parte superior de la hoja hacia la parte de abajo. Algunos tienen un mayor efecto de choque y otros un periodo residual mayor. Conocer esas características nos permite seleccionar el producto que tenga una mejor conexión con el momento biológico que la población del ácaro está teniendo.
En tercer lugar, la rotación es fundamental. Es un hecho que, por la naturaleza de la plaga, vamos a estar haciendo aplicaciones sucesivas a lo largo del año. ¿Cuál sería la mejor manera de usar las diferentes herramientas disponibles en el mercado?
Hablar de rotación no significa cambiar de producto. ¿Qué pasa si tengo un producto que se vende con dos marcas? Entonces tengo que hablar del ingrediente activo. Pero la rotación tampoco es rotar ingredientes activos. Puede haber dos moléculas que por su naturaleza química sean muy parecidas y que a la hora de revisar su mecanismo de acción trabajen en el mismo sitio. Por lo tanto, la rotación no es una rotación de moléculas, la rotación significa rotar mecanismos de acción. Hay que golpear al ácaro por diferentes frentes, no por el mismo.
El IRAC, de cuyo comité Gowan es miembro, clasifica las moléculas existentes en mecanismos de acción muy específicos y eso facilita al técnico que va a armar los programas de manejo seleccionar las diferentes alternativas que tiene a su disposición.
Metroflor: Pero como decía usted al principio, no basta con tener buenos productos, hay que saberlos usar.
Rainiero Delgado: Exactamente. La siguiente medida importante para evitar resistencia es que, una vez seleccionado el producto, lo apliquemos de la manera correcta. Esto significa, en primer lugar, usar la dosis indicada. Recordemos que las sobredosis y las subdosis son fuentes de problemas. Adicionalmente, debemos contar con buenos equipos de aplicación (con buena cobertura, calibración, con boquillas en buen estado). Así mismo, debemos usar los coadyuvantes o adyuvantes correctos; el agua debe tener una calidad que permita que el producto no sea degradado de manera acelerada.
No debemos desestimar la importancia de usar productos registrados para cada plaga en cada cultivo. Detrás de las etiquetas hay mucha ciencia. El trabajo que se hace para tener una etiqueta es un trabajo científico validado y valorado. No se trata solamente de cumplir un requisito regulatorio; es realmente una valoración científica y técnica de cómo el producto puede funcionar. Hay que usar las etiquetas como una guía para la aplicación correcta de los productos.
Mi última recomendación para mitigar problemas de resistencia es ese maravilloso concepto de Manejo Integrado de Plagas. Las herramientas de síntesis química deben ser compatibles con otras prácticas que somos capaces de implementar, como el uso de predatores, la manipulación de las condiciones ambientales para no favorecer las condiciones en que la plaga se desarrolla, evitar el movimiento de material de un invernadero a otro, mantener los invernaderos limpios, no tener polvo sobre los caminos. Todas esas prácticas son bienvenidas porque al final de cuentas el gran objetivo es mantener la población de la plaga en los niveles más bajos posibles para que no nos causen daños.
Metroflor: ¿Qué tanto tiempo se tarda desarrollar una nueva molécula?
Rainiero Delgado: El tiempo normalmente es largo. Hoy por hoy estamos tardando alrededor de 13 – 14 años, en el mejor de los casos, para que un producto pase todas las etapas necesarias de desarrollo y registro y llegue al mercado. La razón es que los estándares regulatorios globales del proceso de registro se han vuelto más estrictos. Se necesita mucho tiempo y representa grandes costos. Se estima que el desarrollo de un nuevo ingrediente activo está entre los 250 y 300 millones de dólares. Por lo tanto, sería muy desalentador que después de todo el esfuerzo científico que pone un grupo de personas para llevar una solución al campo, esa solución durara muy poco por no usarla o por no recomendarla correctamente. Creo que ser guardianes de las tecnologías disponibles es una responsabilidad compartida que no tiene que ver con lo comercial. Tiene que ver con que las soluciones estén vigentes, que las herramientas sean útiles y confiables para tener siempre algo con que resolver los problemas.
La industria logra lanzar al mercado alrededor de uno a tres insecticidas al año nuevos: esa es la tasa de innovación. Pero el lanzamiento de acaricidas no es tan continuo como el de los insecticidas. Y eso obedece al tamaño del mercado. Por ejemplo, es mucho más grande la presión a nivel global que los lepidópteros hacen sobre las plantas que la que hacen los ácaros. Por lo tanto, la aparición de acaricidas es más espaciada. No obstante, en mi opinión lo que es más difícil es encontrar nuevos mecanismos de acción. Muchas veces los nuevos productos comparten el mecanismo de acción con otro grupo de productos que ya están en el mercado; a la hora de la rotación, sencillamente se trata de un producto más dentro de un grupo que ya existe. La llegada de nuevos mecanismos es lo que realmente aporta nuevas herramientas. Ahora bien, desarrollar un mecanismo de acción tarda muchísimo: 15 años aproximadamente. Para acaricidas, el IRAC tiene registrados 18 grupos con mecanismos de acción diferentes, pero de esos 18, cuatro ya no se usan por su naturaleza química, porque son grupos ya antiguos, de uso no común en la agricultura actual. El grupo verdaderamente se reduce a 14. De esos 14, diez son productos que están disponibles en el mercado y los otros cuatro son moléculas que las empresas apenas estamos registrando a nivel global.
Metroflor: Ingeniero, usted conoce el mercado colombiano, ha vivido y trabajado en Colombia, ¿qué cree que se pueda mejorar en la industria floricultora para evitar la resistencia?
Rainiero Delgado: En floricultura, Colombia es uno de los países que tiene un liderazgo a nivel global. Colombia y Holanda son las mejores escuelas en la producción de flores de una manera sustentable. Yo me quedé gratamente impresionado, le soy honesto, sobre ese nivel de profesionalismo que la industria florícola en Colombia tiene. No hay técnico que no tenga conciencia sobre la importancia de la rotación, sobre la necesidad de mantener las plagas en umbrales bajos para que no se conviertan en problemas explosivos. Veo con entusiasmo que el manejo integrado de plagas que integra otras soluciones, no necesariamente químicas, es una práctica robusta. Mi consejo es no bajar la guardia.
Metroflor: Además de su eficacia, ¿qué otros beneficios debe tener un producto para que se adopte con tranquilidad su uso?
Rainiero Delgado: Hay al menos tres cosas que vale la pena mencionar. La primera es que los productos tengan la información necesaria sobre su uso. De esta manera se pueden incluir de forma correcta en los programas de manejo. Por ejemplo, si el producto controla determinados estadios, que el técnico tenga claro conocimiento de cuáles son los estadios que controla. Otro caso: si el producto tiene una determinada limitación por temas de interacción, que esto sea claro para que lo pueda considerar dentro de sus prácticas.
Lo segundo: es importante que el producto sea compatible con el manejo holístico que se esté dando al cultivo y al problema. Hoy por hoy el uso de ácaros predatores como herramienta dentro del manejo de ácaros es una práctica común; el producto que integres debe ser respetuoso de esa práctica. No la debe amenazar sino reforzar.
Por último, que el producto tenga un perfil seguro para quienes trabajan en el campo y para quienes compran las flores.
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Rainiero Delgado no solo es un referente técnico en el manejo de insecticidas y acaricidas, sino también un profesional con amplia experiencia en el mercado colombiano. Fue el gerente que lideró la llegada de Gowan a Colombia en 2018, encabezando procesos clave como la integración de Ecoflora y Gowan y posteriormente la fusión de Isagro con Gowan Colombia. Durante los tres últimos años fue Gerente Global del Portafolio de Insecticidas y Acaricidas de Gowan Company. Este recorrido le ha dado una visión profunda del sector floricultor y de sus desafíos frente a plagas tan complejas como Tetranychus urticae.
Además de su destacada trayectoria en la industria, Rainiero Delgado es autor del libro “¿Y qué pasará con nosotros?”, obra que escribió durante la pandemia del COVID-19. En ella reflexiona sobre cómo ciertos momentos críticos en la historia de la humanidad —desde el Renacimiento hasta las guerras mundiales, pasando por la década de los noventa— han marcado puntos de inflexión y de innovación, y plantea que la crisis sanitaria mundial también dejará una huella transformadora.


