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Por: I.A. Alfonso Nieto G. ©

[…] El campo es indispensable y las flores son del campo, y la comida lo mismo. […] Sin campesinos no hay nada, sin campo no hay flores, no hay comida, no hay nada […]. Si no hubiera campesinos sembrando flores, no habría Desfile de Silleteros”[1]Cita de entrevista al Señor Óscar Atehortúa Ríos realizada por Sonia Milena Pineda Rodríguez y Catalina Restrepo Gutiérrez, p.116

Óscar Atehortúa Ríos

“Desfile es el momento más importante…” fotografía tomada de Sonia Milena Pineda R. y Catalina Restrepo Gutiérrez[2]Ibid. p. 44

Una forma de vida y de sobrevivencia que se ha transformado en una tradición, que lleva 67 años enriqueciéndose con el acervo socio cultural de un núcleo campesino en las cercanías de Medellín, en la población de Santa Elena[3]El corregimiento de Santa Elena, está ubicado al oriente del Distrito de Medellín a 18 km del centro de la ciudad, tiene cerca de 27 mil habitantes y está conformado por 11 veredas, en una … Continue reading.

    Los llamados “silleteros” se derivan de la manera de cargar mercancías en la época precolombina en los extensos caminos de piedra, suelo y/o madera que atravesaban los Andes en Sur América y grandes terrenos en Centro América, que cumplieron la misión de ser el tránsito comercial ejercido por humanos entre diversos asentamientos poblacionales manteniendo un importante intercambio mercantil. Estos caminos eran una gigantesca red que se extendía por los cuatro puntos cardinales, como se dio con los Aztecas y los Incas. Para el caso de Colombia, se habla de caminos prehispánicos segmentados que servían para el intercambio mercantil y en algunos casos cumplían un carácter ceremonial[4]Ver a Carl Henrik Langebaek R.. La mayoría de estas rutas prehispánicas, sirvieron a los españoles en la Conquista y ayudaron a conformar los llamados “caminos reales” y/o de “herradura”, que durante la Colonia van a ser el tránsito de llegada y salida de productos y mercancías de todo tipo.  Son los caminos de “extraña grandeza” como bien lo expresa Don Pedro Cieza de León en su valiosa obra:

Una de las cosas de que yo más me admiré contenplando y notando las cosas deste reyno fue pensar cómo y de qué manera se pudieron hazer caminos tan grandes y sobervios como por él vemos y qué fuerVas de honbres bastaron  a lo poder hazer y con qué herramientas y estrumento pudieron allanar los montes y quebrantar las peñas para hazerlos tan anchos y buenos como están; porque me pareVe que si el Enperador quisiese mandar hazer otro camino real como el que va del Quito al Cuzco sale del Cuzco para yr a Chile, Viertamente creo con todo su poder para ello no fuese poderoso ni fuerVas de honbres lo pudieran hazer, sino fuese con la horden tan grande que para ello los Yngas mandaron que oviese[5]Consultar a Pedro Cieza de León, [1548-1550]-1985, p.40. En sus Crónicas del Perú, Cieza de León habla de la amplitud y largo de estos caminos hechos en piedra y que comunicaban todo el reino de … Continue reading.

Capác Ñan en el Departamento de Nariño. Tramo del camino La Paz. Diana Pastasã-Universidad de Nariño. Fotografía recuperada de UNESCO, obra citada, p.65

Este sistema vial andino o red vial inca, se conoció como Qhapaq Ñan (Cápac Ñan)[6]Cápac Ñan, en lengua quechua significa “camino principal”. En Ecuador es común el vocablo Chaquiñan que define un camino y que en la voz quechua se traduce como “camino de a pie”. y se extendió por Colombia, Ecuador, Perú Bolivia, Chile y Argentina con una longitud superior a los 30 mil kilómetros. En Colombia se encuentra en Nariño con dos tramos nacionales y dos tramos binacionales: “Este sistema vial articula el territorio de la etnia Pasto en Colombia, desde Rumichaca hasta la ladera nororiental del volcán Galeras, ubicado en la zona centro-oriental de Nariño[7]Claudia Afanador Hernández y UNESCO”. El Cápac Ñan servía y aún sirve de tránsito común, comercial, comunicación y de llegada a sitios de importancia religiosa, ceremonial y mística[8]UNESCO, p. 30, aparte de ofrecer tramos como guías para la construcción de vías actuales, caso vigente el de la construcción de la carretera Panamericana.

En Centro América, los pueblos maya y azteca en su momento mantuvieron una amplia comercialización que iba desde Nuevo México en USA hasta el norte de Honduras y se desarrollaron dinámicas vías de comunicación, en tierra, ríos y océano. Las vías terrestres eran angostas y rectas, donde los tamemes y pochtecas[9]Los tamemes o tlamemes son los cargadores y potchecas los mercaderes, son palabras náhuatl transportaban sus mercancías: “[…] caminos […] tan angostos y echados por las cuestas y sierras, tan derechos y medidos por regla o nivel que, aunque para seguir la derecha el camino fuese a dar por lo más alto de la sierra o en ésta, no lo torcían un punto, y de esta causa todos los caminos [eran] ásperos y fuertes […][10]Yamile Lira López, p.136, citando a Francisco del Paso y Troncoso y su obra Epistolario de la Nueva España, 1505-1818”.

Gracias a los códices prehispánicos mesoamericanos se tiene información gráfica y testimonial del tipo de implementos que usaban los cargadores o tlamemes para el transporte de productos y mercancías con mucho parecido a los empleados por los cargadores y silleteros durante la Colonia en el Nuevo Reino de Granada y posteriormente en la República de Colombia, como se ve en las gráficas anexas.

Detalle del Códice Kingsborough donde se observan a los “tamemes del pinol”
Códice Mendoza donde se ven varios tamemes transportando diversos tipos de mercancía

Detalles del Códice Florentino, se aprecian diferentes tipos de objetos para cargar mercancías a la espalda por parte de los tamemes y es fácil observar las “silletas”

Como dato de interés voy a transcribir algunas anotaciones de varios historiadores sobre situaciones relacionadas con el transporte de tracción humana en el período prehispánico y durante los primeros años de la Colonia en México,

Fray Toribio de Benavente -Motolinía- presentó en 1541:

Y la una legua iba por una esquina de una sierra, que a las veces subíamos por unos agujeros en que poníamos las puntas de los pies, y unos bejucos o sogas en las manos. Y éstos no eran diez o doce pasos, más uno pasamos de esta manera de tanta altura como una alta torre. Otros pasos muy ásperos subíamos por escaleras, y de éstas había nueve o diez. Y hubo una que tenía diecinueve escalones, y las escaleras eran de un palo solo, hechas unas concavidades, cavado un poco en el palo, en que cabía la mitad del pie y sogas en las manos[11]Fray Toribio de Benavente, p. 137

Rubén Morantes López, nos dice:

En la época prehispánica los caminos eran más rectos debido a que los tamemes no requerían de espacios amplios para circular; en pendientes muy pronunciadas subían por escaleras hechas con troncos de árbol. En el virreinato se requirió de caminos más amplios y con pendientes menos severas para la circulación de recuas, carruajes y carretas…[12]Rubén Morantes López, p. 111

Escribe Yamile Lira López:

Los viajeros[13]“Viajeros”, se nombra aquí como a los cargadores o cargueros. llevaban personalmente su carga, alimentos y todo lo necesario para su traslado. Ocasionalmente dejaron restos de cerámica y obsidiana sobre las veredas y en los puntos de descanso. Desde la llegada del hombre al valle de Maltrata debieron establecerse las primeras veredas y fueron las únicas vías de tránsito hasta la aparición de los trasportes que utilizaban la tracción animal, en el año de 1519. Un viajero podía cargar hasta 35 kilos y recorrer unos 25 kilómetros en un día, por esa razón era necesario contar con puntos intermedios a lo largo de la ruta que permitieran descansar con seguridad y comodidad y que contaran con alimentos y agua. Los restos humanos prehispánicos muestran importantes deformaciones en la columna vertebral, resultado del uso del mecapal, utensilio que ayudaba a sostener la carga. Puede pensarse entonces que el transporte fue también una actividad preponderante, además de los servicios a los viajeros[14]Yamile Lira López, obra citada, p.145. Negrillas mías

Amalia Attolini Lecón, anota: 

En general, los caminos del México prehispánico fueron, en su mayoría, los mismos que utilizaron los españoles en su conquista y colonización. Algunos de ellos persisten hasta hoy día.[15]Amalia Attolini Lecón, p. 67-68

Carguero del Quindío dibujo de A. de Neuville tomado de Atlas pintoresco de Colombia[16]Charles Saffray, p. 59

 Retornando a nuestro país diversas zonas de Colombia, a parte de los ya descritos en el Sur, en Nariño, se encuentran caminos de piedra prehispánicos, angostos, anchos, con escalones, con puentes colgantes, etc. y de variada longitud que permitieron establecer un intercambio de mercancías ágil y permanente. El Ingeniero Agrónomo y sabio Víctor Manuel Patiño en su Historia de la cultura material en la América equinoccial, Tomo III: “Vías, transportes, comunicaciones”, describe citando a diversos autores e investigadores la existencia de varios tipos de caminos prehispánicos en nuestro país. Nombra caminos en el actual Valle, que iban entre Lili (Cali) y el Pacífico; entre Cali y la región del Patía y de ahí más al sur hacía Quito; desde Popayán hasta la desembocadura del Río La Vieja siguiendo el piedemonte de la Cordillera Central; rutas quimbayas de gran amplitud (3 m de ancho) e igualmente caminos de 8 a 16 m de ancho en la Cordillera Occidental; nombra los caminos de Antioquia -a los que nos referiremos más adelante- Trata de los caminos de la Costa Caribe: Sinú y el Magdalena; caminos de los Llanos Orientales (de Colombia, Venezuela y Guayana); los de la Costa del Pacífico; nombra importantes calzadas en Santa Marta y en Venezuela, que fueron la admiración de los conquistadores, cronistas de Indias y de viajeros a lo largo del siglo XIX[17]Víctor Manuel Patiño, p.19 y ss., como la anota Fernández de Oviedo y Valdés en su obra: Historia general y natural de las Indias cuando refiere que cerca a la Sierra Nevada de Santa Marta, hallaron un “camino muy ancho y hermoso, orlado de muchos árboles a los lados, plantados para adornamiento suyo[18]Citado por Patiño, p. 34”.

  Víctor Manuel P. también escribe sobre la sugerencia del arqueólogo Samuel Kirkland Lothrop de la existencia de rutas comerciales terrestres entre México y Panamá[19]Obra citada, p.30,  lo que nos da una amplia idea de la complejidad de los caminos precolombinos como una red de interacción en la comunicación y el comercio entre variadas comunidades.

Todas estas rutas, caminos y calzadas sirvieron generosamente al arribo de los conquistadores facilitando su dominio y establecimiento, y más tarde durante la Colonia sirvieron para el desarrollo comercial, cuando se aprovecharon sus trazados para la introducción de caballos, mulas, burros y carretas.[20]Por mucho tiempo en Colombia, se ha querido desconocer el conocimiento indígena de su hábitat y capacidad para construir y crear vías de comunicación, erróneamente se ha afirmado o creído que … Continue reading Sin desconocer el fuerte,  deshumanizante y denigrante trabajo indígena como carguero o sillero en el transporte de mercancías de todo tipo, en los difíciles caminos de nuestra accidentada geografía. Cieza de León, refiere la manera de llevar carga comercial del puerto de Buenaventura a Cali, ya que con “bestias cargadas” es supremamente difícil por la “aspereza de las sierras”:

Para llevar a la ciudad de Cali las mercaderías que en este puerto se descargan, de que se provee toda la gobernación, hay un solo remedio con los indios destas montañas, los cuales tienen por su ordinario trabajo llevarlas a cuestas, que de otra manera era imposible poderse llevar…

Llegado algún navio, los señores destos indios envían luego al puerto la cantidad que cada uno puede, conforme a la posibilidad del pueblo, y por caminos y cuestas que suben los hombres abajados, y por bejucos y por tales partes que temen ser despeñados, suben ellos con cargas y fardos de a tres arrobas y a más, y algunos en unas silletas de cortezas de árboles llevan a cuestas un hombre o una mujer, aunque sea de gran cuerpo. Y desta manera caminan con las cargas, sin mostrar cansancio ni demasiado trabajo, y si hubiesen alguna paga irían con descanso a sus casas; más todo lo que ganan y les dan a los tristes lo llevan los encomenderos; aunque, a la verdad, dan poco tributo los que andan a este trato. Pero aunque ellos más digan que van y vienen de buena gana, buen trabajo pasan. Cuando allegan cerca de la ciudad de Cali, que han entrado en los llanos, se despean y van con gran pena[21]Pedro de Cieza de León, [1553]-1922, pp. 95-96.

Instantánea del documental el Avelino el último carguero dirigida por Marta Lucía Vélez con cámara de Jorge Perea (1997)

Y el Dr. Patiño nos aclara sobre la ausencia de animales para la carga: 

Excepto en la parte ecuatorial interandina, y eso al parecer sólo durante poco más de medio siglo antes de la ocupación española, no hubo animales de carga (llamas) en la América equinoccial. Por consiguiente, todos los objetos que eran materia de trueque e intercambio entre unas regiones y otras (conchas, sal, algodón, oro y demás metales, piedras semipreciosas, ornamentales y preciosas, plumas, etc.), las transportaban los indios sobre sus espaldas[22]Víctor Manuel Patiño, pp.27-28. Negrillas mías.

El transporte de carga humano y de correo (mensajería), fue ampliamente desarrollado en nuestro territorio por los indígenas antes y después de la conquista, durante la colonización, e incluso en el establecimiento de la República hasta nuestros días en puntos lejanos y aislados de la geografía nacional y en este tipo de trabajo también se involucran mestizos y negros como ocurre en la serranía del Baudó, en Pie de Pató en el Chocó, donde en el año 2000 murió al que se consideraba el “último carguero” don Avelino Hinestroza a la edad de 70 años[23]Ver: Glemis Mogollón, y sus herederos junto con habitantes de esta región se han dedicado a la pasería, sillería o a ser cargueros, como bien lo describe Carlos Meza y Rudecindo Castro:

Por en el istmo de la serranía del Baudó, generaciones de familias asentadas en Taridó, Pie de Pató, Santa Rita, Yucal y Cugucho han entrenado a sus hijos como paseros o cargueros. En estas comunidades se encuentran parentelas especialmente dedicadas al oficio de la pasería, que permanece como respuesta al aislamiento geográfico, evidenciando lo discutible que es hablar de un aislamiento de tipo social. Salvador Abadía, Salvico, es un pasero de Santa Rita que tiene 18 años y aprendió a pasar desde los 5. Solo carga durante los fines de semana porque el resto de los días se dedica a estudiar, con la esperanza de tener que dejar este arduo trabajo para dedicarse a otra labor. Al igual que Salvico, Toribio Murillo empezó a pasar mercancías desde muy joven, a los 9 años de edad. Se dedicó a hacerlo por la situación económica, pues no ha encontrado otra ocupación y esto es lo que le permite ganar dinero para vivir. En Pie de Pató residen las familias de mayor trayectoria en este oficio, y Toribio lo aprendió de uno de los mayores de ese pueblo que, después de muerto, se convirtió en una leyenda. La memoria del pasero más célebre del alto Baudó, aquel que podía atravesar escarpadas y resbalosas pendientes descalzo y con personas a cuestas, quedó inmortalizada en el documental de Martha Lucía Vélez en 1997, “Avelino, el último carguero” (Vélez, 1997). Hoy en día, “los Avelinos” son los hijos de este patriarca que heredaron el oficio. Toribio pasa hasta 7 arrobas diarias al lado de Marcos Hinestroza, hijo mayor de Avelino[24]Consultar Carlos Andrés Meza y Rudecindo Castro Hinestroza, p.34.

Y más adelante anotan:

De acuerdo con Toribio, hay aproximadamente unos 100 paseros en el alto Baudó y la mayoría son jóvenes, pues los mayores se mueren pronto de dolencias que produce el oficio o dejan de pasar a causa del cansancio. La pasería es la única fuente para obtener dinero en Pie de Pató, pues allí no hay más trabajo, lo que hace que la situación económica sea muy difícil. Pese a que consideran que se trata de un trabajo más apto para bestias que para seres humanos, sigue siendo una forma de vivir honestamente[25]Ibíd. p. 35.

   Diversos viajeros durante el siglo XIX, describen asombrados la existencia de un transporte humano que reemplazaba al caballo, la mula o a la carreta. Se escribe y justifica desde el punto de vista de la accidentada geografía de nuestras zonas geográficas o desde las costumbres ancestrales “bárbaras”, como si se negara la capacidad de una Colonia dominante e invasora para transformar y mejorar su entorno facilitando la vida de toda una comunidad, independiente de las etnias y su origen cultural o se ve como un proceso de asimilación o mejor de adaptación, frente a la dificultad de tener soluciones prácticas a una realidad cotidiana difícil de superar momentáneamente y que a la final facilitó el transporte de todo tipo de mercancías, mientras se abrían y establecían las rutas que dinamizarían el flujo comercial y  que siendo así, fue un proceso lento, de siglos[26]Consultar a juan Felipe Ureña Calderón, p.77 y sigs., y a Marta Herrera Ángel, desconociéndose la precariedad y la miseria a la que es sometido el ser humano durante todo este tiempo creando y recreando los imaginarios de “superioridad/inferioridad” que desde la época de la Conquista se mantiene hasta nuestros días[27]Ver: Aurora Vergara-Figueroa, Luis Ramírez Vidal, Luis Ernesto Valencia y otros, también a Sandra María Ortega Garzón..

Figura: Canastero, perteneciente a la cultura Finzenú aproximadamente año 200-1600 d.C. recuperado de la Fundación Aburrá[28]La Fundación Aburrá ha creado un museo con “impacto global” donde muestra una vibrante colección de la producción de nuestras culturas prehispánicas con un enfoque de acercamiento a la … Continue reading

  En la zona geográfica hoy conocida como Antioquia y especialmente en el valle de Aburrá se encuentran caminos de piedra por donde los pueblos indígenas tahamíes, aburraes, nutabaes entre otros, comerciaban sal, oro, algodón, tejidos (mantas), caña brava, etc.[29]Luis Fernando Múnera L. pp. 21-28 y Gobernación de Antioquia y a los cuales Don Pedro de Cieza refirió en 1553:

Hay en este valle de Aburra muchas llanadas; la tierra es muy fértil, y algunos ríos pasan por ella. Adelante se vio un camino antiguo muy grande, y otros por donde contratan con las naciones que están al oriente, que son muchas y grandes; las cuales sabemos que las hay más por fama que por haberlo visto[30]Pedro de Cieza de León, [1553]-(1922), pp. 56-57. Para facilitar la lectura, en esta nota al igual que en la nota 20, preferí tomar la transcripción de la editorial Calpe de Madrid, que la de la … Continue reading.

     Estos caminos que conforman una “densa red” de comunicaciones en todas las direcciones[31]Sofia Botero Páez, 2021, p.149 y s.s., cubren el área de las minas de Peñas Blancas y por supuesto la zona rural de Santa Elena y han favorecido un continuo mercadeo de productos desde tiempos precolombinos hasta la actualidad.

Camino en la ladera oriental del Valle de Aburrá en la zona de Piedras Blancas que según la investigadora Sofía Botero Páez, es el camino al que se refiere Pedro Cieza de León. Fotografía recuperada de Sofía Botero Páez[32]Ibid., p. 151. La fotografía la tomó la autora en el año de 2005

   Ya establecida la República, los campesinos de estas zonas, continúan con el comercio de sus productos hacia la ciudad y para hacerlo deben desplazarse por los caminos de piedra con su pesada carga y una manera práctica es el uso de la silleta que le permite un movimiento ágil, seguro y rápido de acuerdo con las condiciones propias del camino y que requiere desde luego práctica y pericia[33]La silleta cumplió un papel muy importante, no solamente como ayuda para transportar productos, sino que además sirvió como medio de transporte para llevar enfermos de urgencia a los centros … Continue reading. Al respecto John Jader Ocampo Madrigal, escribe:

 La silleta en términos generales, se usaba porque resultaba de utilidad ante la ausencia de otros medios que facilitara la realización de las diversas actividades que la cotidianidad requería, muy lejos está la idea de que el habitante de Santa Elena, se sintiera orgulloso de que sus antepasados ora negros ora indígenas, se vieran obligados a utilizarla para transportar al blanco, y en un acto de reconocimiento a esta tradición, la exaltaran con orgullo[34]John Jader Ocampo M., p.150.

   Y bajaban de Santa Elena a Medellín con su silleta cargada de productos agrícolas, además de carbón, leña, tierra de capote, musgo, helechos, hierbas medicinales, plantas ornamentales y flores, muchas flores …

  Los caminos y sus encrucijadas conducen a múltiples destinos cruzando el día con la noche en largas jornadas, donde la resistencia a prueba se alivia al contemplar a lado y lado de la vía plantas que florecen, llenándolo todo de esperanza…” (continuará)

Consultas y Referencias

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 -Amalia Attolini Lecón. (2009). “Intercambio y caminos en el mundo maya prehispánico”. En Caminos y mercados de México editado por Janet Long Towell y Amalia Attolini Lecón. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, Instituto Nacional de Antropología e Historia. México, p. 51-78

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-Pedro Cieza de León. [1548-1550]-(1985). Crónicas del Perú Segunda Parte. Impresa por el Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, Perú

-Pedro Cieza de León. [1553]-(1554). Parte primera de la Crhonica del Perv. Impreso en Anvers. En Cafa de Iuna Steelfio.

-Pedro Cieza de León. [1553]-(1922). Crónica del Perú. Editorial Calpe. Madrid

-Códice Florentino Digital. (1558-1577). Libro Nono de los mercaderes. En: https://florentinecodex.getty.edu/es/book/9/folio/ir

-Fundación Aburrá. (s.f.). Figura canastero. En: https://artsandculture.google.com/asset/canastero/-QFnTz4ho5AuEQ?hl=en

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-Carlos Andrés Meza y Rudecindo Castro Hinestroza . (abril 2010). “Tradiciones dinámicas de los pueblos afrochocoanos en la vía al Mar”, Boletín OPCAObservatorio del patrimonio Cultural y Arqueológico– # 2. Universidad de los Andes, pp. 22-48. 

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-John Jader Ocampo Madrigal. (2015). Impacto cultural de los proyectos de desarrollo Parque Regional Ecoturístico Arví. Corregimiento de Santa Elena, municipio de Medellín Propuesta de evaluación. Tesis de investigación presentada(o) como requisito para optar al título de: Magister en Medio Ambiente y Desarrollo. Universidad Nacional de Colombia. Sede Medellín. Facultad de Minas, Departamento de Geociencias y Medio Ambiente. Medellín, Colombia.

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-Aurora Vergara-Figueroa, Luis Ramírez Vidal, Luis Ernesto Valencia Angulo, Luz Marina Agudelo Henao, Lina Marcela Mosquera Lemus y Sneider Rojas Mora -Antologistas-. (2017). Descolonizando mundos: Aportes de intelectuales negras y negros al pensamiento social colombiano.  CLACSO. Libro digital, PDF – (Antologías del pensamiento social latinoamericano y caribeño / Pablo Gentili). Buenos Aires..

Otras Consultas

-José Alvear Sanín. (2008). Historia del Transporte y la Infraestructura en Colombia (1492-2007). Imprenta Nacional de Colombia. Bogotá

-Sofía  Botero Páez. (1999). “Gente antigua, piedras blancas, campos circundados. Vestigios arqueológicos en el altiplano de Santa Elena (Antioquia-Colombia)”. Boletín de Antropología. Vol.13 N°30. Universidad de Antioquia. Medellín

-Héctor Cuevas Arenas y Andrés Felipe Castañeda. (s.f.). “Un acercamiento de la configuración de los pueblos de indios de la provincia de Antioquia Colonial”. Documento PDF.

-Qhapaq Ñan-IILA. (junio 27, 2022). Colombia. En: https://www.qhapaqnan-iila.com/es/i-paesi-del-qhapaq-nan/colombia/

Video

-Marta Lucía Vélez. (1997). Avelino el último carguero. Ministerio de Comunicaciones. En: https://www.youtube.com/watch?v=YiWqxFxGarw

Alfonso Nieto G.
 Bogotá, febrero 2024

©Las imágenes, ilustraciones, gráficos y fotografías de coleccionistas particulares no se pueden reproducir sin previo permiso o autorización del coleccionista y siempre citando la fuente.

______________© COPYRIGHT Prohibida la reproducción parcial o total de presente escrito sin previa    autorización de su autor. Alfonso Nieto G. alfonsonietog.asesorias@gmail.com  –  janietogo@unal.edu.co

Notas al pie

Notas al pie
1 Cita de entrevista al Señor Óscar Atehortúa Ríos realizada por Sonia Milena Pineda Rodríguez y Catalina Restrepo Gutiérrez, p.116
2 Ibid. p. 44
3 El corregimiento de Santa Elena, está ubicado al oriente del Distrito de Medellín a 18 km del centro de la ciudad, tiene cerca de 27 mil habitantes y está conformado por 11 veredas, en una extensión de 70,42 km2. Ver Alcaldía de Medellín
4 Ver a Carl Henrik Langebaek R.
5 Consultar a Pedro Cieza de León, [1548-1550]-1985, p.40. En sus Crónicas del Perú, Cieza de León habla de la amplitud y largo de estos caminos hechos en piedra y que comunicaban todo el reino de los Yngas -Incas-, como el que refiere para ir a lo que “agora llamamos Chile” cuya extensión escribe es de más de 1,200 leguas, esto es superior a 6,500 kilómetros, ibid. p. 42
6 Cápac Ñan, en lengua quechua significa “camino principal”. En Ecuador es común el vocablo Chaquiñan que define un camino y que en la voz quechua se traduce como “camino de a pie”.
7 Claudia Afanador Hernández y UNESCO
8 UNESCO, p. 30
9 Los tamemes o tlamemes son los cargadores y potchecas los mercaderes, son palabras náhuatl
10 Yamile Lira López, p.136, citando a Francisco del Paso y Troncoso y su obra Epistolario de la Nueva España, 1505-1818
11 Fray Toribio de Benavente, p. 137
12 Rubén Morantes López, p. 111
13 “Viajeros”, se nombra aquí como a los cargadores o cargueros.
14 Yamile Lira López, obra citada, p.145. Negrillas mías
15 Amalia Attolini Lecón, p. 67-68
16 Charles Saffray, p. 59
17 Víctor Manuel Patiño, p.19 y ss.
18 Citado por Patiño, p. 34
19 Obra citada, p.30
20 Por mucho tiempo en Colombia, se ha querido desconocer el conocimiento indígena de su hábitat y capacidad para construir y crear vías de comunicación, erróneamente se ha afirmado o creído que los mal llamados “caminos reales”, fueron obra de los conquistadores y colonizadores con sus  mulas y caballos, al respecto véase el reflexivo artículo: “Elementos para leer un palimpsesto:indígenas, caminos, piedras, mulas y caballos en Colombia” de Sofía Botero Páez, 2006.
21 Pedro de Cieza de León, [1553]-1922, pp. 95-96
22 Víctor Manuel Patiño, pp.27-28. Negrillas mías
23 Ver: Glemis Mogollón
24 Consultar Carlos Andrés Meza y Rudecindo Castro Hinestroza, p.34
25 Ibíd. p. 35
26 Consultar a juan Felipe Ureña Calderón, p.77 y sigs., y a Marta Herrera Ángel
27 Ver: Aurora Vergara-Figueroa, Luis Ramírez Vidal, Luis Ernesto Valencia y otros, también a Sandra María Ortega Garzón.
28 La Fundación Aburrá ha creado un museo con “impacto global” donde muestra una vibrante colección de la producción de nuestras culturas prehispánicas con un enfoque de acercamiento a la identidad ancestral colombiana y especialmente a Antioquia. El pueblo Finzenú habitó el bajo Cauca antioqueño.
29 Luis Fernando Múnera L. pp. 21-28 y Gobernación de Antioquia
30 Pedro de Cieza de León, [1553]-(1922), pp. 56-57. Para facilitar la lectura, en esta nota al igual que en la nota 20, preferí tomar la transcripción de la editorial Calpe de Madrid, que la de la obra impresa en Amberes en 1554. Como ejemplo a manera de ilustración transcribo el mismo texto para esa edición de la Cafa de Iunna Steelfio: “Ay enefte valle de Aburramucha llanadas: la tierra es muy fértil, y algunos ríos paffan por ella. Adelate fe vio vn camino antiguo muy grande, y otros por donde contratan con las naciones q eftan al Oriente q fon muchas y grandes: las quales fabemos q las ay, mas por fama que por auer lo vifto” p. 44, ver: Pedro Cieza León, [1553]-(1554).
31 Sofia Botero Páez, 2021, p.149 y s.s.
32 Ibid., p. 151. La fotografía la tomó la autora en el año de 2005
33 La silleta cumplió un papel muy importante, no solamente como ayuda para transportar productos, sino que además sirvió como medio de transporte para llevar enfermos de urgencia a los centros hospitalarios de la ciudad.
34 John Jader Ocampo M., p.150