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Por: I.A. Diva Lorena Jiménez
Área Manager Flores Colombia

Las mujeres somos el 50% de la población mundial y aún en pleno siglo XXI se continúa trabajando para lograr la equidad de género. En el panorama mundial se ha trabajado mucho para disminuir la brecha de equidad; sin embargo, las estimaciones de cuándo llegaremos a un mundo donde la equidad de género sea una realidad son poco alentadoras. Los especialistas en el tema y la ONU estiman que puede tardar aproximadamente 140 años lograr que brechas jurídicas, económicas, de liderazgo y de trabajo se cierren; esto sin mencionar que podríamos tardar más de 300 años en superar la problemática de matrimonio infantil o que la protección jurídica sea efectiva al 100% y que las leyes discriminatorias realmente sean eliminadas.

Desde el siglo XIX ha iniciado la lucha por los derechos y la igualdad, celebrándose la primera Convención de los Derechos de la Mujer en la ciudad de Nueva York. Han sido más de una decena de eventos significativos que han dado paso a que nuestra representación sea valorada en todos los ámbitos del desarrollo y la vida.

En Colombia se tiene registro de la primera huelga obrera femenina en Bello, Antioquia: después de 21 días se logró que las mujeres obreras aumentaran su salario en un 40%, ya que el salario femenino era solo un 40% del salario masculino. Así mismo, se logró que pudieran trabajar con calzado, que disminuyera la jornada laboral (que era de 12 horas) y que, al menos, fueran despedidos los hombres que ejercían abuso y acoso sexual contra las empleadas. Parece algo descabellado pensar que hoy se pudieran presentar este tipo de conductas; sin embargo, aunque parezca inverosímil, aún sucede en muchos lugares de nuestro territorio. Desde ese primer logro, el derecho al voto, la educación secundaria y universitaria y la administración de nuestros bienes, han sido muchos los derechos adquiridos. En nuestros días uno de los logros más significativos ha sido la creación del programa de estudios de género, mujer y desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia. Otro logro que también impacta los ámbitos de salud y social fue la adopción de los Acuerdos de Viena de marzo de 1993, en los que se promulgó la Declaración de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

¿Suena a retórica feminista? No lo sé, pero estoy segura de que todas las mujeres nacionales y extranjeras estamos de acuerdo en que lo que nuestras predecesoras han logrado para que nuestro camino sea más fácil debe ser recordado y valorado y que debemos continuar con esta labor en favor de todas las mujeres.

Así quiero dar paso a reconocer que, en la floricultura, este maravilloso sector de la economía nacional, el papel de la mujer ha sido determinante para que nuestras flores sean reconocidas como las más bellas del mundo. Evidentemente soy de las que

“opinan que el sector ha permitido que seamos cada vez más las mujeres que vemos en el sector la oportunidad de generar ingresos para nuestra familia, generar un empleo digno con una remuneración estable, con condiciones de trabajo adecuadas y donde se valora y se resalta que nuestro trabajo hace que el sector florezca de una mejor manera.” 

Creo que el sector ha sido muy atacado por diversas organizaciones que quieren hacer ver que nuestro trabajo no es significativo o que el sector es un lugar de difícil labor y mal remunerado o valorado. Por el contrario, veo que desde los inicios de la floricultura en los años 60´s hasta nuestros días se ha logrado que las condiciones de trabajo, remuneración, incentivos y valoración de nuestra labor femenina haya sido enaltecida día a día gracias a las dinámicas internacionales, locales y el apoyo de los empresarios y diferentes industrias vinculadas a la producción de flores.

Al recordar cómo era el sector rural en Cundinamarca antes del inicio de la floricultura, debemos resaltar que el papel de la mujer era orientado al cuidado del hogar y de acompañamiento de labores al jefe de hogar, pero sin ninguna remuneración. Ahí es donde el sector floricultor ha sido fundamental para el desarrollo económico de la región en Cundinamarca y Antioquia, y el desarrollo del papel protagónico de la mujer como actor activo del cambio de esta economía.

No solo se ofreció empleo, sino que con este se logró la independencia económica y empoderamiento de la mujer rural. Tanto en la floricultura como en todos los demás ámbitos hemos logrado visibilizar que nosotras, las mujeres, somos cocreadoras de la economía de nuestros hogares y que nos ha tocado manejar y balancear nuestros papeles de mujeres trabajadoras e independientes con nuestro ámbito familiar siendo los ejes fundamentales de formación y cohesión familiar y social.

Es así como el sector floricultor ha trabajado en diferentes programas de responsabilidad social empresarial en los que se ha abordado temas cruciales como la salud reproductiva, la prevención de la violencia doméstica y el cuidado infantil, mejorando la calidad de vida de familias enteras. Muchas compañías del sector apuestan por lugares de trabajo en favor de la salud mental de las mujeres como cabeza de hogar con programas orientados al apoyo del cuidado de los infantes, como los son los jardines infantiles de muchas empresas que apoyan el cuidado de los niños durante la jornada laboral. También están los programas de capacitación orientados a la profesionalización y empoderamiento de las mujeres en diferentes áreas económicas. 

Empresas como Syngenta Biologicals buscan que el papel de la mujer sea representado en muchos más ámbitos, como las áreas administrativas, técnico – comerciales e investigación, entre otros. En el área de ornamentales en Colombia, somos el 66% del staff de profesionales al servicio del sector floricultor. Otras áreas, como el área financiera y logística, las lideran dos compañeras que con su profesionalismo han contribuido de manera excepcional a desarrollar todas las actividades de manera exitosa; adicionalmente, el área de recursos humanos y seguridad y salud en el trabajo son cargos con un gran de liderazgo femenino. En otras zonas del país hay cada vez más representación de profesionales del área agrícola y quiero resaltar los casos de los Llanos Orientales (donde el área mánager es una excelente mujer madre de una linda niña y a la espera de un nuevo integrante en su familia) y del Eje Cafetero, donde cada vez son más mujeres en un área de tradición masculina.

Como Syngenta Biologicals continuaremos trabajando en conectar la ciencia con la naturaleza, ofreciendo soluciones eficientes al agro y al sector floricultor para que, creciendo, se siga apoyando el empoderamiento femenino positivo como eje fundamental del sector floricultor. Así mismo, seguiremos ayudando a transformar la vida de muchas más mujeres y sus comunidades en áreas tan diversas como la biotecnología, el marketing, comercio internacional, logística, producción, calidad, recursos humanos y administración, entre muchas otras.