Por: La Directora

Para esta edición especial de homenaje al ingeniero agrónomo me di a la tarea de averiguar sobre agrónomos vivos alrededor del mundo que sean reconocidos por sus aportes a la ciencia y por su influencia a nivel internacional.  
De esta búsqueda de agrónomos prominentes encontré muchos para mí hasta ese momento desconocidos, como Rattan Lal (indio, 80 años), Cynthia Rosenzweig (estadounidense, 66 años), Kaiyu Guan (chino, 40 años) y Susan Crow (estadounidense, 45 años). 

Todos ellos son profesores notables con docenas de publicaciones y trabajos de investigación sobre suelo, tecnología aplicada a la agricultura, sistemas sostenibles y cambio climático, entre otros temas de la mayor importancia. Los trabajos de todos ellos merecen ser estudiados. 

En esta edición, sin embargo, quiero hacer mención especial al mayor de ellos, el doctor Rattan Lal, quien se encuentra adscrito a la Universidad de Ohio y quien a través de su larga carrera científica ha ganado decenas de grados honoris causa y premios dentro de los que se destacan el Premio Nobel de Paz (2007) y el premio de Alimentación Mundial (2020). 

El trabajo del doctor Rattan Lal se ha enfocado en la agricultura regenerativa y el papel del suelo en el cambio climático, la seguridad alimentaria y la calidad del agua. 

El interés de Lal por el suelo nació en la época de su niñez, cuando fue desplazado de su tierra natal a un terruño desértico luego de la división entre la India y Pakistan. De ese pequeño terreno su familia tuvo que sacar lo necesario para vivir. Lal fue el primero de su familia en obtener un grado de secundaria y en proseguir estudios universitarios, para los que fue becado en universidades estadounidenses en donde ganó los mayores honores y obtuvo uno tras otro todos los grados académicos. 

Más tarde se fue a estudiar el suelo en Nigeria, donde a partir de sus investigaciones pudo comprobar que la agricultura es un factor determinante en las emisiones de gases de efecto invernadero y que ciertas prácticas pueden convertirlo, así mismo, en un poderoso agente secuestrante de carbono con la potencialidad de ser una de las principales herramientas de mitigación climática y de recuperación del lamentable estado en el que se encuentra el planeta Tierra. 

Escuchar hablar al profesor Lal es inspirador no solo por la claridad de sus ideas y por la sólida base científica que tienen, sino por su carisma, la dulzura de su carácter y la consideración que tiene por los campesinos y agricultores.

Una de las cosas que más me gustó de oír al doctor Lal es su síntesis del concepto “salud”. Para Lal la salud humana, la salud animal y la salud del suelo son una misma cosa, algo indivisible. Por lo tanto, para solucionar el problema del hambre y la malnutrición, hay que producir alimentos sanos y ello solo se puede hacer en suelos sanos. 

La ciencia debe pasar a la acción. La agricultura es protagonista en el escenario del cambio climático y para que ella sea una solución se deben aterrizar las ideas, hay que empezar a ejecutar. Para esto propone lo que él llama “el cultivo de carbono”, un mecanismo en que el secuestro de carbono a través del suelo y la reforestación es comoditizado y compensado de forma justa al agricultor. 

Para los lectores que quieran ilustrarse de una manera más profunda sobre los trabajos del profesor Rattan Lal, hay innumerables fuentes de información en la web, donde no solo podrá encontrar los artículos académicos del profesor y las múltiples entrevistas que ha concedido a diferentes medios y organizaciones, sino muchas de sus conferencias completas y traducidas al español. 

Para terminar, enlisto algunos de los libros del profesor Lal: “Manejo del carbono en el suelo: beneficios económicos, sociales y ambientales”, “Suelo y fertilizantes”, “Suelo y clima”, “Secuestro de carbono en ecosistemas urbanos”, “Suelos urbanos”, “Principios de manejo y conservación del suelo” y un largo etcétera que se puede conseguir online y, con toda probabilidad, en las librerías físicas de nuestras ciudades. 

¡Felíz día a todos nuestros agrónomos y agrónomas!