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Por: I.A Viviana Milena Yamá Escobar
Lider en nutrición y negocios zona flores y follajes y departamento técnico Ingeplant.

La agricultura moderna enfrenta el doble desafío de incrementar la productividad para satisfacer la demanda global y, al mismo tiempo, reducir su impacto ambiental. En este contexto, los cultivos de producción agroindustrial y agroexportación, sujetos a los más altos estándares de calidad, requieren de estrategias de manejo innovadoras y sostenibles. Estrategias en campo como el uso de bioestimulantes son alternativas que permiten asumir esos retos.

Los bioestimulantes, definidos como sustancias o microorganismos que al ser aplicados a las plantas o a la rizosfera estimulan procesos naturales para mejorar la absorción y desempeño de nutrientes, la tolerancia al estrés abiótico y la calidad de los cultivos, representan una frontera prometedora (du Jardín, 2015). Dentro de la diversa gama, los carboxipolioles — carbohidratos de bajo peso molecular— actúan como una fuente de energía rápidamente asimilable para la planta y mejoran la movilidad de los nutrientes. Sin embargo, su eficiencia puede ser potenciada significativamente al combinarlos con otras moléculas bioactivas. Esta sinergia, que actúa sobre diferentes rutas metabólicas, es la base de las herramientas innovadoras desarrolladas en Colombia por Ingeplant.

Este artículo analiza la base científica del efecto entre los carboxipolioles y compuestos como las oligosacarinas, la prolina y el ácido salicílico, y su impacto potencial en la producción de cultivos de alto rendimiento.

El rol central de los carboxipolioles

Los carboxipolioles, o polioles carboxilados, son carbohidratos modificados que las plantas pueden absorber y metabolizar con gran eficiencia. Su función principal radica en ser una fuente directa de carbono y energía para la planta, lo que le permite sostener procesos metabólicos cruciales, especialmente en etapas de alta demanda energética como la floración, el cuajado y el llenado de frutos (García-García & García-Mina, 2020). Además de su aporte energético, estos compuestos actúan como agentes quelatantes y complejantes de nutrientes. Al unirse a cationes metálicos como el calcio, el zinc o el magnesio, previenen su precipitación en el suelo o en los tejidos vegetales y facilitan su transporte y asimilación por la planta. Esta propiedad es fundamental para corregir deficiencias nutricionales y optimizar la fertilización, lo que se traduce en un mejor desarrollo vegetativo y una mayor calidad de la cosecha (Tejada et al., 2018).

Sinergia con compuestos bioactivos – potenciando la resiliencia y la calidad

La verdadera innovación en el manejo de cultivos de agroexportación y producción agroindustrial reside en la combinación de bioestimulantes con modos de acción complementarios. La concordancia se produce cuando el efecto combinado de dos o más sustancias es mayor que la suma de sus efectos individuales.

  • Sinergia con oligosacarinas. Las oligosacarinas son polímeros de azúcares de cadena corta derivados de la pared celular de plantas o patógenos. Actúan como moléculas señalizadoras que desencadenan respuestas de defensa en la planta, un fenómeno conocido como “efecto elicitor” (Cabrera et al., 2021). Al ser aplicadas exógenamente, preparan a la planta para responder de manera más rápida y eficaz ante el ataque de patógenos o situaciones de estrés. Cuando en Ingeplant decidimos integrar los carboxipolioles con este tipo de sustancias, buscamos que las oligosacarinas activen las rutas de defensa (proceso que consume una gran cantidad de energía), mientras que los carboxipolioles proveen el combustible necesario para sostener esa respuesta sin comprometer el crecimiento y la producción del cultivo. Esta combinación permite a la planta mantenerse en un estado de alerta fisiológica (priming) sin el costo energético que implica la activación constitutiva de las defensas (Zipfel & Oldroyd, 2017).
  • Sinergia con prolina.  La prolina es un aminoácido que se acumula en las células vegetales en respuesta a diversos tipos de estrés abiótico, principalmente el estrés hídrico y salino. Su función es la de un osmolito compatible, es decir, ayuda a mantener el equilibrio hídrico celular sin interferir con el metabolismo normal. La prolina actúa como un potente antioxidante, neutralizando las especies reactivas de oxígeno (ROS) que se producen en exceso bajo condiciones de estrés y que pueden dañar las membranas celulares y otras macromoléculas (Hayat et al., 2012). La aplicación conjunta de carboxipolioles y prolina ofrece una estrategia de doble acción contra el estrés. Los primeros proporcionan la energía para la síntesis endógena y el transporte de la propia prolina, además de contribuir a la nutrición general de la planta. Por su parte, la prolina exógena refuerza la capacidad de la planta para tolerar el estrés osmótico y oxidativo. Esta unión toma mucha relevancia en cultivos de agroexportación ubicados en zonas áridas o semiáridas, donde la disponibilidad de agua es un factor limitante. Estudios recientes han demostrado que la aplicación combinada de osmolitos como la prolina puede mejorar significativamente el rendimiento y la calidad de los cultivos bajo condiciones de salinidad (Sobhi et al., 2025).
  • Sinergia con ácido salicílico (AS). El AS es una fitohormona fenólica que juega un papel crucial en la regulación del crecimiento, el desarrollo y, sobre todo, en la señalización de la defensa contra patógenos biotróficos. Es la molécula clave en la inducción de la Resistencia Sistémica Adquirida (SAR, por sus siglas en inglés), un estado de inmunidad de amplio espectro en toda la planta tras una infección localizada (Koo et al., 2020). La interacción del ácido salicílico con los carboxipolioles es análoga a la que ocurre con las oligosacarinas. La activación de la SAR mediada por el ácido salicílico es un proceso energéticamente costoso. La disponibilidad de carbohidratos fácilmente metabolizables, proporcionada por los carboxipolioles, asegura que la planta pueda montar una defensa robusta sin desviar recursos del desarrollo de frutos u otros órganos de interés comercial. Esta combinación permite fortalecer la sanidad del cultivo de manera preventiva, reduciendo la necesidad de aplicaciones de pesticidas y alineándose con las demandas de los mercados de exportación que buscan productos con bajos o nulos residuos.

Desde Ingeplant, trabajamos para que alternativas como estas estén disponibles en el mercado. Nuestras líneas Actiphyl y Glukoplant son ejemplos de ello. Es importante destacar que Glukoplant no se limita a ser un producto de gluconatos, sino que incorpora una formulación más avanzada.

Ambas líneas han sido validadas y comprobadas con éxito en una amplia gama de cultivos, incluyendo rosa, clavel, crisantemo, alstroemeria, camote, papa y diversas hortalizas.

Si tienes alguna inquietud o requieres ampliar alguna información sobre nuestro portafolio de productos puedes contáctanos a los correos: investigacion@ingeplant.com, liderflores@ingeplant.com o en nuestro canal de Youtube @ingeplantsas

Conclusión

La agricultura de exportación y producción para agroindustria demanda soluciones innovadoras que vayan más allá de la nutrición convencional. Los carboxipolioles desarrollados por Ingeplant, como fuente de energía y vehículo de nutrientes, constituyen una herramienta ideal para la construcción de estrategias de bioestimulación más complejas y efectivas. Su unión con moléculas señalizadoras como las oligosacarinas y el ácido salicílico, y con protectores celulares como la prolina, ofrece un enfoque holístico para mejorar la fisiología de la planta. La investigación y el desarrollo de formulaciones que aprovechen estas interacciones sinérgicas serán cruciales para el futuro de una agricultura de alto rendimiento, sostenible y capaz de satisfacer las exigencias de los mercados más competitivos.

Bibliografía

  • Cabrera, J. C., et al. (2021). Oligosaccharins: Roles in plant growth, development, and stress. *Journal of Plant Growth Regulation, 40*(4), 1367-1383.
  • du Jardin, P. (2015). Plant biostimulants: Definition, concept, main categories and regulation. *Scientia Horticulturae, 196*, 3-14.
  • García-García, A., & García-Mina, J. M. (2020). Soluble carbohydrates as multifunctional players in the regulation of plant development. *Journal of Experimental Botany, 71*(21), 6649-6663.
  • Hayat, S., et al. (2012). Role of proline under changing environments: a review. *Plant Signaling & Behavior, 7*(11), 1456-1466.
  • Koo, Y. M., et al. (2020). Salicylic acid: a key regulator of plant stress responses. *Photosynthesis Research, 146*(1-3), 19-32.
  • Sobhi, F., et al. (2025). Synergistic effects of foliar applied glycine betaine and proline in enhancing rice yield and stress resilience under salinity conditions. *PeerJ, 13*, e18993.
  • Tejada, M., et al. (2018). Use of biostimulants on soil restoration: Effects on soil properties and plant growth. *Journal of Environmental Management, 213*, 49-57.
  • Zipfel, C., & Oldroyd, G. E. (2017). Plant signalling in symbiosis and immunity. *Nature, 543*(7645), 328-336.