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Por: Alfonso Nieto G. ©

Desinkoira, “la mujer perfumada” y hermosa princesa, subió a los Cerros Mavecure huyendo de su casa mientras recogía estrellas y luceros caídos que la guiaron a la montaña. Esas estrellas son las flores de Inírida, la flor eterna[1]La flor de Inírida o estrellita del Sur conocida también como “la flor eterna”, en lengua indígena curripaco llamada Liwi, es una de las plantas más raras del mundo y es endémica de Colombia … Continue reading.

Leyenda de la etnia Puinave, Inírida, Guanía

Flor de Inírida de invierno (Guacamaya superba) con su polinizador el colibrí coliverde.
Fotografía del biólogo Mateo Fernández Lucero. Recuperada de Astrid Arellano

El cambio de paisaje de Medellín se inicia como en todas las ciudades de Colombia, Sur América y del mundo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX con una gran introducción de plantas foráneas de diversas partes y zonas geográficas. A través de esta “Protohistoria de la floricultura en Colombia” hemos visto a grandes rasgos y de forma dispersa, el intercambio de plantas de uso comestible, medicinal y ornamental que se dio durante la Colonia y el establecimiento de la República en la ciudad de Bogotá. En el caso de Medellín, se presenta un caso similar, con llegada de comerciantes de plantas y semillas y con el interés de los habitantes influyentes de la ciudad de transformar el ambiente estética y sanitariamente en beneficio de todos.

   La flora antes de la llegada de los españoles a Antioquía es poco conocida como ocurrió igualmente en todo el país, sabios como el Ingeniero Agrónomo Víctor Manuel Patiño, nos comenta algunos casos sobre la presencia de especies de nuestra flora antes de la conquista y posterior a la misma, es decir la introducción de especies vegetales durante la Colonia. Son reportadas algunas plantas cuyas flores tenían y aún tienen importancia relevante para comunidades ancestrales y tradicionales cuyo origen es propio de estas tierras y de las cuales se tiene noticia gracias a las referencias hechas por  los cronistas de época o por enviados especiales como es el caso del llamado “Protomédico general  de todas las Indias, islas y tierra firme del Mar Océano” el Bachiller en Medicina el Sr. Francisco Hernández[2]Ver Francisco Guerra y Alfonso Nieto G., marzo-abril 2022, p. 23, para ilustrar menciono algunas de las flores, plantas medicinales y árboles que son originarias de América: Dalias, tagetes, orquídeas, bromelias, chicalás, alcaparros, flor de tigre, fucsias nativas, poisentia, cariseco, saucos o tilos, verbenas, lantanas, franchipán o plumerias, helechos, nardos, amarrabollos, capuchinas, cubio o mashua, lirio azteca, sietecueros, buganvilia, chia, alstroemerias, lirio del caminante, hierba de ojos azules, nuño, violetas andinas, girasol, guayacanes, copihues, pasifloras, bongo o macondo, magnolias, entre muchas más, a parte de la flora de plantas medicinales: heliotropos, borracheros, canelón, tabaco, uña de gato,  botón de oro, yopo, yagé, coca, yacón, guayaba, maca, vainilla y de árboles considerados mágicos, protectores y adorados como sagrados. “Usaban plumas y flores y yerbas olorosas colgadas a las espaldas”[3]Víctor Manuel Patiño, 1974, p.14, las mujeres adornaban sus cabellos con flores fragantes o hacían atadillos de hierbas y flores que ponían sobre sus camas o almohadas, también hacían collares y pulseras adornadas con coloridas y olorosas flores que tenían el propósito además de aromatizar, el de la protección y prevenir enfermedades. Se barrían los recintos con escobas hechas de hierbas olorosas para limpiar y perfumar el ambiente, también se usaban flores comestibles y para dar sabor a la comida. Como se ve  las flores en la América precolombina tenían un amplio uso en la cotidianidad, lo que permitió una “intimidad” con la naturaleza y la misma trasciende a la ritualidad  en homenaje a la naturaleza y a los Dioses que adoraban estas comunidades y es así como a través del tiempo y en la Colonia, las personas que se encargaban de preparar los altares en las iglesias eran por lo general mujeres humildes e indígenas quienes elaboraban los arcos a las diferentes imágenes religiosas adornándolos con flores nativas y flores llegadas de Europa como rosas, claveles y azucenas[4]Víctor M. Patiño, obra citada. estas mujeres indígenas vestían los altares de manera florida con mucho gusto y dedicación,  igualmente en las procesiones hacían los arcos que acompañaban a las estatuas de los diferentes Santos con el uso de flores silvestres donde muy posiblemente se encontraban fucsias, dalias, campanulas o abutilones, orquídeas, magnolias, flor de carbonero, chicalás, “quiches” o bromelias, girasoles, etc. Mezcladas con las flores europeas anotadas anteriormente, es decir que se manifestaba una decoración floral “amestizada”, al igual que el paisaje que adquiría progresivamente una diversidad propia.[5]El biólogo y geógrafo Diego Alejandro Molina Franco, lo denomina “mestizaje florístico”..

Fotografía de Melitón Rodríguez, terrenos que se transformarían en el Parque Bolívar 1875. Recuperado colección Biblioteca Pública Piloto. Medellín.

Para en el caso que nos ocupa que es el de Antioquia, Don Víctor Manuel Patiño en sus obras, se refiere a la presencia de algunas plantas tanto nativas como introducidas y sus usos en este departamento y que copio como las presenta en su libro con las referencias correspondientes -resalto con negrillas las citas a Antioquia-:

Un puente de ceiba y bejucos, este hecho por los indios del Cauca, halló Jorge Robledo[6]Jorge Robledo (nacido cerca al 1500 – falleció 5-octubre-1546 en Pácora, Caldas) Mariscal, considerado el conquistador de Antioquia. en sus expediciones por Antioquia (p.115)

   Se refiere a la Ceiba pentranda L. originaria de Latinoamérica.

Abrus precatorius L.
Peonía; chochos.
La había en Antioquia (Posada Arango, 1909, 133)” (p. 208).

   Llamada también el guisante rosario es una planta considerada mágica y medicinal, muy utilizada a pesar de su toxicidad en joyería para la elaboración de collares y pulseras, se le atribuye el poder de evitar el “mal de ojo” y de alejar los “malos espíritus”. La A. precatorius es de origen asiático y su semilla es muy parecida a la especie americana Ormosia coccinea también llamada peonía o chocho en diferentes países americanos.

Entre las flores comunes en el Nuevo Reino de Granada a fines del siglo XVII, figura: “El Azahar que llaman de la India es muy parecido al de los Naranjos” (Zamora, 1930, 46; 1945, I, 157). De manera que la introducción de este arbusto debió hacerse mucho antes. Estaba difundido en Antioquia más tarde (Posada Arango, 1909, 133). (p.210)

   La menciona al tratar la familia rutácea y al nombrar la Murraya paniculata, o azahar de la India que es originaria de Asia y de Australia, posiblemente llegó a nuestro Continente desde Filipinas.  

Un grupo de malvarrosas siempre causa admiración”.   Recuperado de Eduardo Barba

Malvaloca; malvarrosa.

   Es originaria de Siria (Font Quer, 1962, 405-406). Una planta de ese nombre se menciona en España desde la dominación árabe (Abu-Zacaría, 1802, I, 296, 298).

   Se hallaba en el Perú a mediados del siglo XVII (Cabo, 1890, 1, 340; 1891, II, 424; Ruiz, 1952, I, 21). Las había en Antioquia (Posada Arango, 1909, 133). (p. 213)

  La cita al referirse a las malváceas, también se le conoce como malva del príncipe, malva de los jardines, malva real, malva gigante, malva arbórea, entre otras. Su nombre propio es Alcea rosea. Tiene usos ornamentales, medicinales, alimenticios y como colorante. La malvarrosa es una planta que ha inspirado a artistas, médicos y científicos[7]Al respecto ver el interesante artículo de Eduardo Barba..

Otra malvácea, citada por V.M Patiño:

Canastilla.

  H. rosa-sinensis L. se conocía en Lima en el XVIII (Ruíz, 1952, I, 203; González-Laguna: MP, 1794, 368: 172). De cuatro variedades había en el Jardín Botánico de Trinidad (Prestoe, 1870, 7).

   En el Jardín Botánico de Río de Janeiro tenían a fines del XIX H. mutabilis L., H. rosa-sinensis y H. schizopetalus (Barbosa Rodrigues, 1893-94, 30).

   La introducción del «curazao» parece tardía en Antioquia (Zuleta: RHA, 1919, 3-4: 622). Ese nombre y el de «cayena», éste también común en Venezuela, quizá indiquen procedencia. (pp. 213-214)

    Aquí se refiere al cayeno (a), bonche, San Joaquín, flor de chivo, clavelón, hibisco, rosa china, etc. Planta ornamental muy común en jardines y parques con porte y flores vistosas muy atractivas, es originaria de Asía oriental. Su nombre propio es Hibiscus rosa-sinensis. Tiene usos medicinales, comestibles y como colorante.

En la teáceas, nombra a la camelia:

   Estaba en el Jardín Botánico de Trinidad (Prestoe, 1870, 10) y también en el de Río de Janeiro a fines del siglo XIX (Barbosa Rodrigues, 1893-94; 48).
Dice Pérez Arbeláez que el jesuíta Jorge Camell introdujo la planta a Europa en 1730, y sugiere que elementos de la misma orden pudieron traerla a Colombia Pérez Arbeláez, 1947, 376-377; Soukup, 1970, 56-57). Pero la difusión desde Nagasaki en el Japón, había tenido lugar desde fines del siglo XVII (Burkill, 1935, 1, 417). ·
   Se da como ya conocida· a fines del siglo XIX en Antioquia (Posada Arango, 1909, 133). (p.215)

   La camelia, Camellia japónica L. es un arbusto originario de Asia. Se usa como ornamental y tiene propiedades cosméticas, culinarias y medicinales.  

   También, V.M. Patiño en las páginas 32-33, se refiere a las podocarpáceas ornamentales y forestales, los pinos nativos conocidos con el nombre de pino negro, pino colombiano, pino romerón, pino hayuelo, pino de Pacho, chaquiro, pino, etc.:

Ocasionalmente se plantan como árboles ornamentales. Desde este punto de vista, tienen mejores condiciones que muchas Coníferas importadas. Varios ejemplares se ven frente a la iglesia de Totoró (Cauca) y en otros lugares. Tres o cuatro soberbios especímenes en la plaza de Bolívar de Pereira, fueron talados en una de las remodelaciones hechas. En 1930 había 5 ejemplares sembrados en la plaza de Fredonia (Antioquia) (USNH: “W. A. Archer 541, “pino”; frutos comestibles; nadie sabe si son nativos”: (P. rospigliosii Pilger). P. harmsianus Pilger se cultivó en Santa Elena, Antioquia, como ornamental, con el nombre de «chaquiro» (Hno. Daniel 3349, 1944, USNH). Esta última especie se ha visto también cultivada en Minca, cerca de Santa Marta (USNH: Hno. Apolinar María 625, 1941). P. montanus (Willd.) Lodd. figura plantado en la plaza de La Cruz, Nariño (USNH: F. R. Fosberg 21261, 1943), y en el Ecuador (Ibid: W.H. Camp 1939 A y B, 1945, río Matadero, oeste de Cuenca). p.33[8]Las especies de podocarpáceas son consideradas vulnerables -VU- en nuestro país. En Antioquia se han reportado las especies: Podocarpus harmsianus Pilger, sinonimia Prumnopitys harmsiana en Santa … Continue reading

    Los “pinos nativos” o podocarpus son árboles que cumplen un papel ecosistémico muy valioso y se encuentran en casi todos los pisos térmicos. Por su apreciada madera, son especies que han sido muy afectadas y sus poblaciones reducidas drásticamente, en este momento son consideradas especies vulnerables -VU-, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.  Algunas especies de esta familia tienen uso maderero, recuperador de suelos, conformación de cercas vivas y alimenticio.   

Pino romerón (Retrophyllum rospigliosii). Fotografía de Alejandro Bayer Tamayo. Armenia

   Con el surgimiento de la “orquideomanía” en Europa, Antioquia entró a ser una geografía obligada por su riqueza en orquídeas, para la búsqueda de ejemplares únicos y muy apreciados y que vivió la fiebre de botánicos, exploradores y cazadores de orquídeas con mucha fuerza a mitades del siglo XIX. El municipio de Frontino se transformó en un referente para la búsqueda de las bellas y exóticas plantas que florecían por doquier, al respecto Ricardo Callejas Posada en su investigación “La exploración botánica en el Departamento de Antioquia (1808-2000)” se lee:

 De esta manera también llegarían a herbarios y viveros europeos, provenientes del distrito de Frontino, numerosas especies de Begonia, Canna, Ericaceás Gesneriáceas, palmas, Pteridophytas y zamias, Frontino sería para el año 1900, y luego del municipio de Medellín, el área de Antioquia más herborizada por colectores extranjeros. Visitaron Frontino los siguientes colectores: Joseph R. v. Warszewicz (1849), Benedict Roezl (1858), Gustav Wallis (1858, 1872, 1874, 1875), J. Herny Chesterton (1870, 1871), Charles Patin (1872, 1873), Edward Shuttleworth (1873), William Kalbreyer (1878, 1879, 1880), David Buttler (1882), Federico Lehmann (1884, 1891), David Burke (1890), William Gordon (1893), Louis Forget (1892, 1913) y Arthur Ryall (1912, 1913), entre otros[9]Ricardo Callejas Posada, p.300.

   Y el autor refiere que aproximadamente 60 colectores de orquídeas entre el año 1848 y 1913 exploraron el departamento de Antioquia en búsqueda de las apreciadas joyas vegetales.

La Plaza Mayor, llamada posteriormente Parque de Berrio. Foto de Melitón Rodríguez. 1893
Nótese la reciente la configuración de los jardines y siembra de árboles.

     Al crecimiento de los poblados y el surgimiento metropolitano de Medellín, se introducen árboles y plantas ornamentales, inicialmente con un criterio de salubridad y mejora de las condiciones sanitarias de la ciudad donde se pretendía embellecer las calles y purificar el aire, el Dr. Francisco A. Uribe Mejía escribe en abril de 1888, refiriéndose a la Higiene local donde específica una serie de medidas preventivas para sanear el ambiente de la ciudad por su alto crecimiento poblacional:

3ª. Desaguar los pantanos y canalizar el río y riachuelos en las inmediaciones de la ciudad. Prohibir la destrucción de los bosques en sus márgenes y favorecer el crecimiento, o fomentar la plantación de ellos en toda extensión.

Y más adelante:

12. Continuar la plantación de árboles que tanto embellecen las calles y paseos como purifican el aire atmosférico[10]Consultar a Francisco Antonio Mejía Uribe y Diego Alejandro Molina Franco, pp. 23-24.

    Al igual que en Bogotá, Medellín y zonas cercanas vivieron situaciones críticas de inundación y avalanchas de lodo ocasionadas por la tala continuada y desmedida de árboles en las montañas iniciada durante la Colonia, donde varias poblaciones y caseríos prácticamente desaparecieron, como es el caso de Aná (23 de abril de 1880) y El Pedrero (16 de mayo 1887), a parte de afectaciones en las cercanías del Barroso y el municipio la Estrella en la misma fecha[11]Consultar a Manuel Uribe Ángel y Alfonso Nieto G., noviembre-diciembre 2021.. Esta situación, planteaba la urgente necesidad de cuidar y repoblar las montañas con árboles y se insistía en crear un “Código campestre” o una “ley rural”, para que a la vez se “…arregle los más precioso, lo de más valor, lo indispensable, que consiste en los haberes territoriales; porque en definitiva, es la tierra el gran patrimonio concedido por Dios a la criatura[12]Manuel Uribe Ángel, ibid. p. 34

   También como en Bogotá el uso del Eucalipto se hacía notar y es así como se propone sembrar árboles de Eucalipto globulus en Antioquia y que deben plantarse “Por todas partes”, para modificar la “condición climatérica” y aliviar la presencia de los miasmas palúdicos:

Es una verdad averiguada y reconocida que esta planta presta utilísimos servicios en parajes en donde reinan las fiebres intermitentes; seca los pantanos, absorbe la humedad del aire, esparce emanaciones aromáticas y regala sus hojas saturadas de esencias antisépticas, para la curación de las heridas y de las úlceras de mala naturaleza; corrige las afecciones crónicas del pulmón y de los bronquios, así como los catarros vesicales.  Además el eucalipto, con su galano y rico follaje, embellece los campos y los paseos públicos, deleita la vista, satura el ambiente de emanaciones salutíferas, y de un paraje malsano y erial, forma un oasis encantador, una mansión oriental[13]Marco A. Botero Guerra, Diego A. Molina Franco, p.24 y Alfonso Nieto G. ibid..

Panorámica de Medellín. Foto de Melitón Rodríguez. 1918. Recuperada del Blog Moncada Mejía S.A.S

En el importante estudio de Diego Alejandro Molina Franco: La ciudad sus árboles y los cuerpos: el proceso de modernización y la transformación del paisaje en Medellín (1890-1950), se describe con amplitud la introducción de plantas en la ciudad de Antioquia con intensidad a partir de mitades del siglo XVIII:

Durante el siglo XVIII y comienzos de siglo XIX la ciudad de Antioquia, centro administrativo de la provincia, funge como la principal cuenca receptora de plantas de la región. Se tiene conocimiento de múltiples especies que fueron introducidas a mediados del siglo XVIII a esta ciudad por parte de españoles como Ferreiro Cervino; este llevó semillas de naranjos chinos (Citrus sp.), de níspero (Eriobotrya japonica), de zapote (Matisiacordata), de mamey (Mammea americana), de marañón (Anacardium occidentale), de caimo verde y morado (Pouteria sp.?). Por su parte, otro español, Manuel María Bonis, que emigró a Jamaica después de la batalla de Boyacá, fue quien trajo de esa isla a la ciudad de Antioquia el sagú (Canna indica), la pamplemusa (Citrus maxima), el bienmesabe (Blighia sapida), la pomarrosa (Syzygium jambos), el mango N° 11 (Mangifera indica var.?) y el mamoncillo (Melicoccus bijugatus)[14]Diego Molina F. p.106.

Nos habla también de la posterior llegada de plantas útiles y comestibles por parte de personas importantes en Antioquia y sugiere, además la llegada de ornamentales a la ciudad de Medellín a partir del agotamiento minero ocurrido en la zona occidental de la provincia a inicios del siglo XVIII y que ocasionaría una activa migración al valle de Aburrá y a Medellín, cuyos pobladores con toda seguridad llevaron semillas, esquejes, matas floridas para el adorno y la contemplación.

Importantes son los apuntes del biólogo y geógrafo Diego Molina al narrar el aporte de la mujer en la introducción, cultivo y propagación de plantas al país y muy especialmente las ornamentales. Según su investigación, para el período de estudio 1890-1950, entraron a Medellín 245 plantas ornamentales, con un fuerte flujo en el año de 1935 cuando arribaron 221 plantas, de éstas 120 son nativas, 123 introducidas y 2 son indeterminadas. Como plantas de jardín reporta 113 especies[15]Obra citada, p.114, 122 y 127..

El crecimiento y la dispersión de ornamentales llamativas que comienzan a poblar los jardines de Medellín a comienzos del siglo pasado, atraen poderosos enemigos que no son las plagas, las enfermedades, las sequías o las persistentes lluvias:

Los rateros de esta ciudad parece que han cambiado últimamente sus aficiones zoológicas por las botánicas. Ya no son las aves de corral y aún los ganados los que le llaman la atención: ahora se han consagrado a coleccionar plantas de jardín, pero no así como se quiera: escogen las más bellas y raras, como las azaleas, begonias, bifloras &c. Llamamos la atención de la policía para que no deje coger alas a esta nueva industria o sport; y también a las señoras y caballeros aficionados al cultivo de los jardines, para que tomen muchas precauciones al comprar matas a los vendedores (sic) ambulantes. “Robo de matas”. Diario El Progreso, Medellín, 16 de julio de 1912[16]Igual, p.116.

Aetanthus nodosus (Desr.) Engl. Fotografía de Fernando Alzate. Recuperado de Flora de Antioquia- Catálogo de plantas vasculares Volumen II

En el libro Flora de Antioquia-Catálogo de plantas vasculares-Vol.II, se anota que:

Se agrupan, en siete categorías principales, los usos de las plantas en el departamento. Las plantas ornamentales, con 448 especies, presentan la forma más frecuente de uso; este grupo incluye gran cantidad de especies herbáceas y árboles que adornan el área metropolitana de Medellín, en su mayor parte. Varias de estas plantas incluyen numerosas especies utilizadas en expresiones artesanales como las silletas, asunto emblemático de la región. Otros usos, como comestibles, medicinales, maderables, son bastante representativos pero con pocas especies utilizadas (menor a un 5%)[17]Consultar a Álvaro Idárraga Piedrahíta, Rosa del Carmen Ortíz, Ricardo callejas Posada y Mary Merello -Editores, p.113. Negrillas mías..

Passiflora arborea. Fotografía de Álvaro Idárraga Recuperado de Flora de Antioquia-Catálogo de plantas vasculares Volumen II

La riqueza vegetal y floral de Medellín y sus alrededores se transforma y se hace biodiversa, proceso que se inicia en la Colonia y se dinamiza de manera muy amplia durante la República a partir de la segunda mitad del siglo XIX como se ha visto, en las cercanías de la ciudad, a Santa Elena llegan muchas plantas y su ambiente propicio, rodeado de grandes árboles y fuentes de agua, van a favorecer el crecimiento de vistosas plantas con flores nativas e introducidas, que adquieren importancia económica en la especialización productiva de los campesinos que bajaban a Medellín llevando sus productos agrícolas acompañados de plantas medicinales, matas ornamentales y flores siempre transportadas en su silleta de madera a cuestas:

En 1918, para el sustento de la población de Santa Elena y Piedras Blancas, que ya sumaba más de 1.800 personas concentradas en 274 edificios. Quizá no eran suficientes las labores extractivas y, entonces, fueron incorporando a sus actividades económicas algunos cultivos, de los que comercializaban excedentes en los mercados y para el tipo de clientes con los que ya estaban familiarizados en Medellín. Pero de lo que llevaban a comercializar la mayor demanda fue emergiendo en torno a las flores y no frente a las papas, verduras y productos lácteos que recuerdan haber llevado también a las plazas. Esto sugiere que la especialización en las flores fue apareciendo como una actividad más rentable que la venta de otros productos agrícolas, gracias a su concentración en muy pocos territorios en la primera mitad del siglo XX, de los que se sabe que Santa Elena fue pionero.

…“bajaban con macetas y plantas del bosque que servían para hacer el remedio”, es decir, con plantas medicinales y aromáticas. También llevaban flores que recogían del bosque, las que en sus inicios, junto con las plantas medicinales, regalaban o vendían a los clientes habituales del carbón y la leña. De ahí que el segundo período de actividades económicas identificado por los silleteros se corresponda con el paso de la comercialización de productos extractivos del bosque a la producción y venta de flores conocidas como “nativas”, es decir, flores que se daban específicamente en el territorio debido a las particularidades climáticas y a las características del suelo. Este período terminaría consolidándose como el de la venta de flores cuando se agotó la comercialización de los recursos extractivos y se alcanzó el mayor auge de producción y venta de aquellas alrededor de los años cuarenta[18]Secretaria de Cultura Ciudadana Municipio de Medellín, p.116.

Una silletera se encarga de preparar el arreglo de flores que se mostrará durante todo el Desfile de los Silleteros”. Fotografía de Fredy Builes. Recuperada de Andrea Ochoa

Los pobladores de Santa Elena vieron en la siembra de ornamentales, recolección de flores, plantas silvestres (nativas en su mayoría), musgo, tierra de capote, siembra y recolección de plantas medicinales y siembra de plantas en maceta, una oportunidad para afianzar su economía, dedicándole el tiempo suficiente para fortalecer este renglón productivo que poco a poco vendría a cambiar su relación con el campo y la comercialización en la ciudad, generando un proceso de transformación cultural que definiría al “arte” de SER silletero.

“Los paisajes desbordan todo sentimiento, árboles, matas, aves, silencios, cantos y ruidos, pero la luz encendida del color de una flor a lo lejos, llena con su plenitud de alegría al momento”. (continuará)

Consultas y Referencias

-Astrid Arellano. (septiembre 10, 2024). La flor eterna de Inírida, la imagen oficial de la COP16 de Biodiversidad en Colombia.

-Eduardo Barba. (14 junio,2025). “Malvarrosa, la flor que enamoró a médicos, artistas y Darwin” -Cuaderno del jardinero- Diario El País

-Marco Antonio Botero Guerra. (Febrero, 1889). “Engendrados por los miasmas palúdicos”. Anales de la Academia de Medicina de Medellín. Año II, Num.1, pp. 36-40. Medellín.

-Ricardo Callejas Posada. (2011). “La exploración botánica en el Departamento de Antioquia (1808-2000)”. Flora de Antioquia: Catálogo de plantas Vasculares. Volumen I-Introducción. Universidad de Antioquia. Medellín. pp.291-326

-Mateo Fernández Lucero. (2014). “Historia natural de la flor de Inírida (Guacamaya superba y Schoenocephalium teretifolium): avances en su manejo sostenible.” En Biodiversidad de la Estrella Fluvial Inírida. Editores: Fernando Trujillo, José Saulo Usma Oviedo y Carlos A. Lasso. Unión Gráfica Ltda. Bogotá, pp. 276-278.

-Francisco Guerra. (1999). “Felipe II y el Protomedicato de las Indias”. Mar oceana: Revista del humanismo español e iberoamericano. No. 4, págs. 35-44. Pozuelo, España

-Álvaro Idárraga Piedrahíta, Rosa del Carmen Ortíz, Ricardo callejas Posada y Mary Merello -Editores. (2011). Flora de Antioquia: Catálogo de plantas Vasculares. Volumen II-Listado de las plantas vasculares del Departamento de Antioquia. Universidad de Antioquia. Medellín.

-Soraya Kishtwari. (noviembre 11,2022). Colombia: la historia de cómo una flor brinda alternativas de vida a familias de Guainía.

-Francisco Antonio Mejía Uribe.(febrero, 1888). “Higiene local”. Anales de la Academia de Medicina de Medellín. Año I, Num.4, pp. 120-125. Medellín

-Diego Alejandro Molina Franco. (2013). La ciudad sus árboles y los cuerpos: el proceso de modernización y la transformación del paisaje en Medellín (1890-1950) –Trabajo de investigación para optar el título de Magister en Geografía- Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Geografía. Bogotá D.C., Colombia

-Blog Moncada Mejía S.A.S.(1 agosto, 2011). “Melitón Rodríguez”.

-Alfonso Nieto G. (noviembre-diciembre 2021). “Hacia una protohistoria de la floricultura en Colombia 3ª . Parte”. Revista Metroflor-agro. Edición, No.107, pp. 44-50

-Alfonso Nieto G. (marzo-abril 2022). “Hacia una protohistoria de la floricultura en Colombia 5ª. Parte”. Revista Metroflor- agro. Edición, No.109, pp. 22-32

-Andrea Ochoa. (15 enero,2025). “Desfile de Silleteros: te contamos todo lo que debes saber sobre esta colorida tradición colombianaArchitectural Digest México y Latinoamérica

-Víctor Manuel Patiño. (1974). Plantas cultivadas y animales domésticos en América equinoccial, Tomo VI (suplemento a los Tomos III y IV). Plantas ornamentales. Imprenta Departamental, Cali.

-Rodolfo Rodríguez Llanos y Diana Ortega Ruíz. (marzo 9, 2024). Liwi de Inírida, la flor que inspira la leyenda de la región y la imagen de la COP16 . la#:~:text=La%20Flor%20de%20Inírida%20fue,las%2013%20ecorregiones%20de%20

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-Universidad Nacional de Colombia.(s.f.). “Prumnopitys harmsiana”. Biovirtual.unal.edu.co/floradecolombia.

-Universidad Nacional de Colombia.(s.f.). Decussocarpus rospigliosii”. Biovirtual.unal.edu.co/floradecolombia

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-Manuel Uribe Ángel. (Febrero,1889). “Memoria”. Anales de la Academia de Medicina de Medellín. Año II, Num.1, pp. 13-36. Medellín.

-Wikipedia. Varias entradas

Otras Consultas

-Ramiro Fonnegra-Gómez y Jorge Villa Londoño. (2011). “Plantas medicinales usadas en algunas veredas de municipios del altiplano del oriente antioqueño, Colombia”. Actualidades Biológicas. Vol.33 Núm.95. Pp. 219-250. Universidad de los Andes. Bogotá.

-LIWI-Flores eternas de Inírida. (s.f.).

-Andrés Posada Arango.1971. Estudios Científicos. Biblioteca Shering Corporation U.S.A. Ediciones Guadalupe. Bogotá,Colombia

-Sandra Patricia Ramírez Patiño. (jul-dic.2011). “Cuando Antioquia se volvió Medellín, 1905-1950. Los perfiles de la inmigración pueblerina hacia Medellín”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. Vol. 38, n.º 2 -Colombia. Págs. 217-253.

– Juan Lázaro Toro Murillo. (agosto,2009). Estado del conocimiento de la flora silvestre en la jurisdicción de CORANTIOQUIA. CORANTIOQUIA. Impresos Begón Ltda. Medellín, Colombia.

-Universidad EIA –Escuela de Ingeniería de Antioquia– (s.f.). Catálogo virtual de la flora del Valle de Aburrá.

Alfonso Nieto G.
Bogotá, agosto 2025

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Notas al pie

Notas al pie
1 La flor de Inírida o estrellita del Sur conocida también como “la flor eterna”, en lengua indígena curripaco llamada Liwi, es una de las plantas más raras del mundo y es endémica de Colombia creciendo en el departamento del Guanía en las zonas inundables de arena blanca y la conforman 2 especies: la flor Inírida de invierno (Guacamaya superba) y la flor Inírida de verano (Schoenocephalium teretifolium). Estas flores llegaron casi a su extinción por sobre explotación desde la década de 1950 cuando tuvo un mercado muy lucrativo comercializándose en Bogotá y esto llevó a que en 1998 se implementaran vedas por parte del CDS – Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y el Oriente Amazónico- para favorecer su sobrevivencia. A partir del 2009 gracias a estudios integrales del biólogo Mateo Fernández L. y la asociación ambiental Akayú -hoy organización Liwi- desarrollaron un modelo productivo para la flor de Inírida en un contexto de manejo exitoso que favorece la biodiversidad garantizando el equilibrio ecosistémico. La flor de Inirída obedece a una evolución adaptativa que le permite desarrollarse en condiciones extremas: pH muy bajo, pobre fertilidad, ambientes limitantes como la inundación y es quizás una de las especies vegetales que más acumula aluminio. El emblema que representó al país en la COP 16 fue esta flor como un mensaje de biodiversidad, reconciliación, paz, alegría y unión entre los colombianos. Consultar al respecto: Mateo Fernández Lucero; Rodolfo Rodríguez Llanos y Diana Ortega Ruíz; Soraya Kishtwari y Astrid Arellano.
2 Ver Francisco Guerra y Alfonso Nieto G., marzo-abril 2022, p. 23
3 Víctor Manuel Patiño, 1974, p.14
4 Víctor M. Patiño, obra citada.
5 El biólogo y geógrafo Diego Alejandro Molina Franco, lo denomina “mestizaje florístico”.
6 Jorge Robledo (nacido cerca al 1500 – falleció 5-octubre-1546 en Pácora, Caldas) Mariscal, considerado el conquistador de Antioquia.
7 Al respecto ver el interesante artículo de Eduardo Barba.
8 Las especies de podocarpáceas son consideradas vulnerables -VU- en nuestro país. En Antioquia se han reportado las especies: Podocarpus harmsianus Pilger, sinonimia Prumnopitys harmsiana en Santa Elena y Rionegro; Podocarpus rospigliosii, sinonimia Retrophyllum rospigliosii  en Fredonia, Rionegro, Piedras Blancas y Santa Elena; Podocarpus oleifolius en Cocorná y Rionegro. Consulta: Universidad Nacional de Colombia
9 Ricardo Callejas Posada, p.300
10 Consultar a Francisco Antonio Mejía Uribe y Diego Alejandro Molina Franco, pp. 23-24
11 Consultar a Manuel Uribe Ángel y Alfonso Nieto G., noviembre-diciembre 2021.
12 Manuel Uribe Ángel, ibid. p. 34
13 Marco A. Botero Guerra, Diego A. Molina Franco, p.24 y Alfonso Nieto G. ibid.
14 Diego Molina F. p.106
15 Obra citada, p.114, 122 y 127.
16 Igual, p.116
17 Consultar a Álvaro Idárraga Piedrahíta, Rosa del Carmen Ortíz, Ricardo callejas Posada y Mary Merello -Editores, p.113. Negrillas mías.
18 Secretaria de Cultura Ciudadana Municipio de Medellín, p.116