
Por: Alfonso Nieto G. ©
“La mujer siembra, cultiva las flores, las recoge, las vende, atiende los niños, atiende la casa, atiende a los hermanos cuando están en esa elaboración de la silleta, entonces esa es como la importancia de la mujer, la mujer… mejor dicho, donde no haiga mujeres en una casa silletera no, no es tradición.”[1]Alba Mery Soto Grajales -silletera- Entrevistada para el Video: Cosmovisión femenina en la cultura silletera – De Santa Elena para la ciudad con guión y dirección de Gonzalo Mejía M. y María … Continue reading
Alba Mery Soto Grajales

Continuando con los antecedentes de la tradición silletera en Antioquia, es importante anotar el desempeño de la mujer en el desarrollo económico del país en el siglo XIX. Si bien, una labor tan pesada y que requería de fuerza, alta resistencia física, concentración y conocimiento como es el caso del oficio de carguero y silletero:
Cuando me detuve en Nare, a principios de 1829, los caminos entre esta ciudad y Medellín estaban todavía, a partir de la Bodega de San Cristóbal, intransitables para los caballos y las mulas sólo algún atrevido y robusto peatón podía aventurarse por ellos. Cómo son pocos los viajeros que tienen la salud y vigor físico necesarios para soportar por espacio de varios días el esfuerzo que requiere trepar por escaleras de roca, andar por terrenos arcillosos y enfangados, y vadear torrentes de aguas frías e impetuosas, los viajeros se hacen llevar acuestas por los indios en una silla sujeta a la espalda como los fardos que llevan nuestros mozos de cuerda, sólo desde hace muy pocos años los primitivos senderos se han ensanchado de modo que permitan con más o menos facilidad el paso de mulas. Por lo demás, en las otras regiones montañosas donde los caminos no se han mejorado no existe otro medio de transporte que el de hacerse llevar a cuestas; así se viaja de Bogotá a Popayán por el Quindío, del que hablaré luego.[3]Augusto Le Moyne, p.92

La mujer también desempeñó esta labor, el historiador e investigador Efraín Sánchez en la Enciclopedia-Banco de la República, escribe:
El comercio era una ocupación mucho menos frecuente en Colombia que la agricultura, y se dedicaban a ella poco más de 40.000 personas. Quedaban comprendidos dentro de este sector, aparte de los comerciantes propiamente dichos, los cargueros y los arrieros. Esta era actividad primordialmente masculina, dedicándose a ella alrededor de 36.000 hombres en 1870. Pero no faltaban las mujeres, y según el censo de ese año había en el país unas 5.000 mujeres comerciantes, cargueras o arrieras. El escritor José María Vergara y Vergara describe lo que vio en el camino hacia La Mesa, pueblo cercano a Bogotá: “Van también tropas de indios a pie, hombres y mujeres que caminan pausadamente, pero sin cesar, con su larguísimo bastón en la mano, y la frente agobiada por su carga. Lo mismo carga el varón que la mujer, el anciano que va trémulo y acezando, que el indio joven, el cual baja fijando con fuerza sus gruesas piernas sobre el suelo desigual. Estos indios vienen de Ráquira, Turmequé, Chía, Cota, Tenjo, Engativá, y de cien pueblos más…”[5]Ver Efraín Sánchez -negrillas mías- y José María Vergara y Vergara, pp. 226.
De esta nota se puede concluir que, hacia finales del siglo pasado la mujer dedicada al comercio y carga, representaba más del 12% de las personas encargadas a este oficio y se sometían a pesadas jornadas, a veces con cargas “monumentales”. José María Gutiérrez de Alba, en el Tomo X de sus Impresiones de un viaje a América, relaciona:
Como el tráfico comercial entre el puerto de Caracolí y la capital de la república es el más importante de toda ella, empleándose en el trasporte de mercancías como cinco mil mulas y más de dos mil peones cargueros de ambos sexos, indígenas en su mayor parte, a cada paso encontrábamos numerosas recuas cargadas con los bultos menos delicados, mientras que los más frágiles eran conducidos en hombros de los indios, entre los cuales hay algunos que cargan con bultos enormes de un peso abrumador, que en poco tiempo los inutiliza. De éstos copiamos un hombre y una mujer, que llevaban cajones voluminosos, y un grupo de indios que conducían un piano, y que encontramos en medio de un lodazal atollados hasta las rodillas. Aquellos pobres soberanos (porque aquí, como en todos los países democráticos, de nombre, el pueblo disfruta así de la plenitud de su soberanía), trepaban con toda la majestad posible por aquellas ásperas cuestas, haciendo uso de sus derechos individuales, y teniendo por toda remuneración algunos plátanos y un poco de chicha y de mazamorra; porque desposeídos de las propiedades que durante la colonia disfrutaban, no tienen ya otros recursos que sufrir como arrendatarios una esclavitud disfrazada con el oropel de las libertades, que sólo para ellos no existen; emplearse en estos rudos trabajos, o morir de hambre en un rincón sobre el suelo feraz que para ellos reivindicaron sus libertadores[6]Consultar José María Gutiérrez de Alba, Tomo X, p.5. Negrillas mías
También el Sr. José María Gutiérrez de Alba, en sus Impresiones de un viaje a América el día 1° de diciembre de 1871 describe el oficio de los “Indios de Ráquira conduciendo loza para el mercado”:
Allí encontramos muchos indios, unos conduciendo caballerías y bueyes cargados de loza; otros llevando grandes tercios de la misma sobre la espalda, y todos con el aspecto triste y melancólico, habitual de la raza chibcha. Saludábamos al paso con la humildad característica de esta pobre raza, mucho más abatida en la actualidad que en los tiempos de la colonia, y en un recodo del camino me detuve a copiar un grupo de aquellos cargueros[7]El mismo autor de la nota anterior, Tomo VII, p.19…
En la ilustración de los “Indios de Ráquira…”, se aprecia una pareja llevando sus productos de alfarería al mercado, esta práctica fue común por parte de artesanos alfareros para vender sus artesanías a diferentes ciudades y plazas de mercado del país, donde la mujer al igual que el hombre soportaba pesadas cargas sobre sus espaldas, esta forma de comercializar estos productos se mantuvo desde la Colonia, hasta bien entrado el siglo XX. En la actualidad en el mes de octubre, en la población de Ráquira, se lleva a cabo el Festival de cargueros de Ráquira organizada por la Institución Educativa San Antonio de la ciudad, con el fin de recordar:

…a los cargueros indígenas muiscas de Ráquira que llevaban sus productos a las espaldas, cargaban sus cerámicas por todo el territorio para intercambiarlas por los productos que necesitaban cerámicas que servían para evaporar la sal en Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y Tausa y vender cerámicas utilitarias ollas para usos domésticos, platos, y tazas para comer, utensilios para el hogar, para hacer chicha y cerámicas ceremoniales en todos los territorios indígenas.
En el festival participan jóvenes, mujeres y hombres como cargueros y se desarrollan competencias de resistencia para cada categoría, y la idea central de este proyecto es resaltar la tradición ancestral indígena. El año pasado se celebró el Festival de los cargueros de Ráquira, número 11 el día 19 de octubre[8]Consulta: Gobernación de Boyacá e Institución Educativa San Antonio

La mujer humilde y que formaba parte de los estratos bajos de la sociedad, no solo estaba a cargo del cuidado del hogar, los hijos, la preparación de alimentos, si no, que además era un importante apoyo al sustento económico familiar. Las mujeres en el siglo antepasado se desempeñaron en la agricultura, ganadería, minería, artesanía (alfarería, hilados, textiles, fabricación de alpargatas, hechura de sombreros, ladrilleras, etc.), servicio doméstico, cocineras, tenderas, aguateras o aguadoras, leñeras, carboneras, etc.; además de comerciantes y vendedoras de flores[9]Acá es importante recordar lo escrito por el viajero Gaspard Théodore Mollien, cuando en su Viaje por la República de Colombia en 1823 anota sobre la venta de flores en la Plaza Mayor -hoy plaza … Continue reading, cargueras y silleteras como se ha descrito. Muchos de estos trabajos no recibían la paga justa y en muchas circunstancias, por no decir la mayoría de veces fue sin pago remunerado, como bien lo plantea en su artículo Efraín Sánchez que el “trabajo doméstico y no remunerado” en el siglo XIX, al igual que hoy no está oficialmente reconocido y el sometimiento de la fuerza laboral de la mujer sigue sin la valoración, justa y equitativa aún después de 206 años de lograda la independencia. Otra de las labores que cumplía la mujer, en las esferas sociales altas, fue el cuidado de las plantas del jardín con sus especies ornamentales, aromáticas y condimentosas con todo un legado etnobotánico y culinario transmitido por generaciones[10]Ver Alfonso Nieto G., julio-agosto 2021, p. 56 y septiembre-octubre 2021, p.70
La mujer por su alta disposición manual, observación estética, gusto y delicadeza, se le ha apreciado para desempeñar ciertas labores específicas en la agricultura que requieren de destreza y un alto sentido de cuidado y precisión, al respecto Gutiérrez de Alba en su viaje por Boyacá y específicamente a la laguna de Tota, el día viernes 15 de diciembre de 1871, describe la delicada producción de opio:
En este mismo día el Sr. Montoya tuvo la bondad de mostrarme algunas cantidades de opio, producto extraído en una huerta de la hacienda, bajo su propia dirección, de la adormidera que aquí llaman amapola, planta que el mismo Sr. ha aclimatado de semilla de Esmirna. Este opio, que da el 10 o 12 por ciento de morfina, se extrae con gran facilidad, haciendo ligeras incisiones con un instrumento cortante en la corteza del estuche esférico que encierra la semilla de la planta, en dirección de la corona al tallo; por estas incisiones brota una sustancia gomo-lechosa, que se coagula al ponerse en contacto con el aire atmosférico, y que los operarios, generalmente mujeres, van recogiendo con un cuchillo que pasan convenientemente por las hendiduras de la corteza, cerca de las cuales hacen otras inmediatamente, para recoger al siguiente día la nueva exudación de la planta[11]Ver a José María Gutiérrez de Alba, Tomo VII, p.60 y a Efraín Sánchez, obra citada. Negrillas mías. Es bueno aclarar que para esa época el uso del opio tenía aplicaciones medicinales y … Continue reading.
Actualmente en muchas labores y muy especialmente en la floricultura se considera el trabajo de la mujer en ciertas prácticas específicas indispensable por su alta capacidad en el detalle observador y habilidad manual.
Ya al inicio del siglo pasado y durante las primeras cinco décadas con la consolidación creciente de la clase media, a la mujer se le consideraba como “…la reina del hogar, moralizadora y salvadora del hombre[12]Catalina Reyes Cárdenas, p. 66”, la mujer debía estar en la casa al cuidado de sus hijos, su esposo y en el mantenimiento primoroso del hogar, el trabajo femenino para algunos sectores de la sociedad, se le estigmatizó y se le consideró “inmoral” por salirse del canon de este ideal, pero:
Para las mujeres pobres, ser las reinas del hogar, tener la comida servida a tiempo y un pequeño jardincillo eran aspiraciones que no podían alcanzar. Desde muy pequeñas, su vida traspasaba el espacio doméstico; colaboraban en el sostenimiento de la familia, lavando ropa en las orillas del río, vendiendo leche, verduras, carbón, leña y en otros trabajos domésticos menores[13]Igual, p.67

Todas estas notas para tratar de aproximarnos mínimamente, al importante papel de la mujer pobre, trabajadora y desposeída y su papel en la economía decimonónica y de la primera mitad del siglo XX, donde faltan estudios formales investigativos a nivel científico, histórico, antropológico, social y económico que describan el valioso a aporte material y cultural de la mujer de bajos recursos al desarrollo económico del país.
No se puede desconocer que la mujer más humilde ha generado una contribución fundamental al crecimiento del país como mujer trabajadora y sostenedora de la economía y si se tienen en cuenta las nueve guerras civiles del siglo XIX, el período de La Violencia, el Conflicto Armado Interno durante el siglo pasado y más recientemente, en el presente siglo, lo que se ha dado en llamar la Violencia del Postconflicto, la GRAN CUIDADORA y sostén de muchos hogares es la mujer, que con su tesón y laboriosidad ha permitido el crecimiento de la nación ante las grandes dificultades de segregación y negación por parte de una sociedad eminentemente patriarcal.
Mujeres cargueras, silleteras que cruzaron caminos antiguos, de herradura y reales con sus cargas a cuestas y descalzas, abriendo paso e igualando su fortaleza hombro a hombro con el hombre, dejaron en claro el espíritu emprendedor para crear una huella indeleble de la voluntad femenina y su entereza para poder sobrevivir. Como cuidadoras, estuvieron presentes en el desempeño doméstico, cultivando la huerta, involucrándose también en las faenas pecuarias y en el caso de las mujeres rurales de Santa Elena en Antioquia, no solamente realizaron las labores anteriores, sino que además ayudaban en la recolección del musgo, la tierra de capote, la leña para hacer carbón, las plantas ornamentales silvestres como orquídeas y bromelias, además de las plantas medicinales y sembrar las flores “tradicionales”, en que se destacan una serie de flores “primigenias”:
…violetas, vira vira, zapato de obispo, siempre viva, silvidios, tango, tritomas, tul de novia, tulipán, varsovia, realidades, rosa amarilla, narcisos, nardos, novios, orquídeas, pascuas, pascuitas, pensamientos, pinocho, pomarrosa, lirio, manto de la virgen, margarita crespa, margarita extraña, margarita tradicional, mastranto, gatos, gaza, geranio, girasol, gladiolo, estrella de belén, agapanto, lirio, chispa amarilla, chocho, cinerarias, clavel, clavellinas, clirias, conservadoras, corona de obispo, correo, cortejos, crisantemo, cymbidium, bailarinas, besos, boca de dragón, botón de oro amarillo, botón de oro blanco entre otras especies[14]Esta relación de plantas, la referencia el Sr. Alexander Nieto, un silletero entrevistado por Mario Alberto Quijano- Abril, el 3 de octubre, 2017, ver autor citado, página 13.
También se nombran otras flores tradicionales como los donzenones, pomarrosas, espuela de caballero[15]Ibid. p.14, alvarinas, delfinio, estatice, siempreviva, astromelia, nardos, cartucho blanco, […], “Tenemos acá, por ahí unas 100 o 130 variedades de flores tradicionales[16]Testimonio de la silletera Leopoldina Alzate Entrevistada para el Video: Cosmovisión femenina en la cultura silletera: En la piel de la tierra, con guión y dirección: Gonzalo Mejía M. y María … Continue reading”.

En la actualidad con la llegada del desarrollo de la floricultura intensiva en la zona de la Ceja y Rionegro a partir de los años 70´s del siglo pasado, el conocimiento y cultivo de las flores tradicionales, muchas de la cuales, se introdujeron durante la Colonia y otras que formaban parte del acervo ancestral precolombino, se han dejado de cultivar y perdido las prácticas culturales para su manejo y producción, por esto se ha insistido en la recuperación de esta tradición y es así como se mantiene la categoría Silleta Tradicional en el concurso de silleteros en la Feria de las Flores en Medellín, como se verá, más adelante en próxima entrega.
Pero el oficio de carguero o carguera aún continúa, están los “coteros[17]El termino se refiere a la persona que trabaja cargando o descargando mercancías, se desempeñan en plazas de mercado, en la construcción y son apoyo importante en el manejo de las cosechas de … Continue reading” en las plazas de mercado soportando un peso a la espalda hasta de 120 kg, los recicladores -hombres y mujeres- con sus “zorros” o carretas con cargas a veces superiores a 600 kg o costales de más de 50 kg transportados a largas distancias[18]Los recicladores usan varios tipos de VTH -vehículos de tracción humana- con diversos pesos, que van desde los 50 kg hasta lo 600 o más kilos, al respecto ver: María Camila Granados B. y … Continue reading. También está el caso admirable de Jessica Hernández, la “mujer de las lavadoras” que alquilaba estas máquinas a domicilio en Soacha caminando varias cuadras por caminos de piedra, barro o polvo con su carga a cuestas de bajada y subida, en un barrio que no tiene agua y que logró un reconocimiento de la ONU siendo invitada a Nueva York para compartir su experiencia gracias a su tesón y compromiso, por salir adelante como madre soltera a cargo de 4 hijos y ser referente para su comunidad, mostrando el importante rol de la mujer en el desarrollo económico y comunitario[19]Sobre Jessica Hernández y su “tesón” se han hecho varios reportajes y entrevistas. Últimamente se realizó el documental Buscando a Martha dirigido por Rafael Rojas donde se ven diferentes … Continue reading
Antes de finalizar esta parte, es importante recordar la importancia de la mujer en las luchas independentistas y en las guerras civiles en el siglo XIX, donde estuvieron acompañando a la soldadesca y cumplieron labores fundamentales, una vez más, al cuidado del hombre. Mujeres, prácticamente anónimas y desconocidas en la historia de Colombia, recibieron el nombre de Juanas[20]También se les conoció en Colombia con el nombre de cholas, gulangas, catiras. En Venezuela se les conoció como guarichas, en Ecuador se les llamó guaneñas y/o guarichas, en Perú recibieron el … Continue reading e iban en la retaguardia, cumpliendo el papel de enfermeras, cocineras, mensajeras, lavanderas, costureras, cuidadoras de los campamentos y algunas, en labores militares. Y estaban presentes en los dos bandos (realista o patriota en la Independencia o conservador y liberal en las guerras civiles). Estas mujeres: “Generalmente, se trataba de esposas, madres, hijas y hermanas de los soldados, aunque también había voluntarias sin filiación directa con los soldados”[21]Ver Olga Cruz, artículo citado. iban acompañando las tropas llevando provisiones, útiles de cocina, leña y a veces hijos[22]Nanda Leonardini, p. 229.
Carlos E. Jaramillo Castillo refiere la participación de estas mujeres como apoyo logístico (mensajeras e informadoras, suministradoras de alimentos, de materiales bélicos y de sanidad) y como combatientes[23]Consultar Carlos Eduardo Jaramillo, p.216 y ss.. Varias de estas mujeres fueron “seductoras y espías” contra el enemigo y algunas tuvieron el valor de dirigir las tropas en momentos de desespero.
“Los caminos van y vienen, rectos, circulares, ondulados, bajan y suben, soportando cargas ligeras o pesadas acompañando la ruta de la vida con sus opulencias, miserias, guerras, tristezas, alegrías, sueños y a cada paso las flores son luz en la oscuridad”. (continuará)
Consultas y Referencias
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-Consorcio NCU-UAESP. (octubre 2017). Realizar el estudio técnico de la caracterización en la fuente de residuos sólidos generados en la Ciudad de Bogotá Distrito Capital por tipo de generador y establecer el uso de métodos alternativos de transporte para materiales aprovechables. Consultoría. Documento PDF.
-Olga Cruz. (diciembre 2019). “Las Juanas”. La Enciclopedia. Banco de la República.
-Gobernación de Boyacá. (30 septiembre 2024). “La Institución Educativa ‘San Antonio’ de Ráquira invita al XI Festival de Cargueros”.
-Paula Doménica Gordón y otros. (febrero2023). “Las guarichas: mujeres detrás de las fuerzas libertarias y sus sistemas vestimentarios”. Cuaderno. Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2023/2024).Universidad de Palermo, 181, pp. 203-215
-María Camila Granados Beltrán. (2018). Movilidades marginales: viajes y experiencias de los recicladores de Bogotá. Facultad de Ciencias Humanas-Departamento de Sociología. Universidad Nacional. Bogotá.
-José María Gutiérrez de Alba. (19 de noviembre 1871 al 18 de noviembre de 1872). Impresiones de un viaje a América. Tomo VII. Expedición al Norte. Transcripción, Banco de la República. Biblioteca Luis Ángel Arango.
-José María Gutiérrez de Alba. (27 de mayo al 4 de junio de 1874). Impresiones de un viaje a América. Tomo X. Excursión a Mariquita. Transcripción, Banco de la República. Biblioteca Luis Ángel Arango.
–Institución Educativa San Antonio-Ráquira-Boyacá. (s.f.).
-Carlos Eduardo Jaramillo. (1987). “Las juanas de la revolución. El papel de las mujeres y los niños en la guerra de los mil días”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. No.15, pp. 21-230.
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-Alfonso López (9 julio 2024). “La historia del opio: tráfico, adicción y guerras”. HISTORIA National Geographic.
–Museo de Arte Moderno de Medellín. (2018). Gabriel Carvajal. Cándidas en tecnicolor. Exposición del 27 de junio 2018 al 17 de mayo 2020. Curaduría: Esteban Duperly y Carlos Uribe.
-Naciones Unidas. (marzo 8, 2018). Abriéndose camino, con una lavadora a la espalda. Noticias ONU, mirada global historias humanas.
-Alfonso Nieto G. (julio-agosto 2021). “Hacia una protohistoria de la floricultura en Colombia 1ª. Parte”. Revista Metroflor-agro. Edición, No.105, pp. 54-60
-Alfonso Nieto G. (julio-agosto 2021). “Hacia una protohistoria de la floricultura en Colombia 2ª. Parte”. Revista Metroflor-agro. Edición, No.106, pp. 66-72
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-Vivir en el Poblado. (abril 1,2006). Gabriel Carvajal, constructor de la memoria colectiva de Medellín. (Redacción).
Otras Consultas
-FECODE. (s.f.). Mujeres y transformación social. Edición e impresión: Factoría Gráfica Editorial. Bogotá
-Judith Colombia Gonzáles Eraso. (enero-junio 2011). “Representaciones de las mujeres en la Independencia desde la
historiografía colombiana”. Historelo. Revista de historia regional y local. Universidad del Valle. Vol.3, No.5, 172-189.
Cali.
-Sara Beatriz Guardia -Edición-. (2014). 1er Congreso Internacional. Las mujeres en los procesos de Independencia de América Latina. CEMHAL (Centro de Estudios de la Historia de América Latina). Publicado 2014. Lima, Perú.
-Francisco Martínez Hoyos -Coordinador-. (2012). Heroínas incómodas. La mujer en la independencia de Hispanoamérica. Ediciones Rubeo. Impreso en España.
-Giselle Tatiana Rojas. (mayo 7, 2025). “La historia de la llamada ´mujer de las lavadoras´, en un docufilm”. Vivir en el Poblado.
-Naciones Unidas. (marzo 8, 2018). Abriéndose camino, con una lavadora a la espalda. Noticias ONU, mirada global historias humanas.
-Milena Ortiz Cardona. (2009). “Mercado público, tiendas de trato y ventas ambulantes. Centros de provisión urbana de Bogotá en la primera mitad del siglo XIX”. Cuadernos de Curaduría. Museo Nacional de Colombia, núm. 9, julio – diciembre 2009. En: http://www.museonacional.gov.co/inbox/files/docs/ccmercado.pdf
-Guillermo Andrés Ospina, Jorge Hernández y Tinajero Martin Jelsma. (2018). Amapola, opio y heroína. La producción de Colombia y México. TNI-Transnational Institute-. Amsterdam.
-María Himelda Ramírez. (enero-junio 2010). “Las mujeres en la Independencia de la Nueva Granada. Entre líneas”. La manzana de la discordia. Vol.5, No.1: 45:54.
-Elvia Jeannette Uribe-Duncan. (2011). Mujeres en la Independencia colombiana. University of Nottingham. Documento PDF
Videos
-BBVA. (2023 ¿?).. La historia de una mujer luchadora y valiente. Jessica Hernández, emprendedora y madre.
-Gonzalo Mejía Marín y María Teresa Llano Cifuentes. Cosmovisión femenina en la cultura silletera: En la piel de la tierra. Investigación: Ana Isabel Rivera Posada ( Directora del Periódico Viviendo Santa Elena)
Guión y dirección: Gonzalo Mejía Marín Y María Teresa Llano Cifuentes}
Dirección fotografía y cámara: Edicson Fernando Orrego Gómez
-Gonzalo Mejía Marín y María Teresa Llano Cifuentes. Cosmovisión femenina en la cultura silletera: De Santa Elena para la ciudad.
Investigación: Ana Isabel Rivera Posada ( Directora del Periódico Viviendo Santa Elena)
Guión y dirección: Gonzalo Mejía Marín Y María Teresa Llano Cifuentes}
Dirección fotografía y cámara: Edicson Fernando Orrego Gómez
Alfonso Nieto G
Bogotá, abril-mayo 2025
©Las imágenes, ilustraciones, gráficos y fotografías de coleccionistas particulares no se pueden reproducir sin previo permiso o autorización del coleccionista y siempre citando la fuente.
______________© COPYRIGHT Prohibida la reproducción parcial o total de presente escrito sin previa autorización de su autor. Alfonso Nieto G. alfonsonietog.asesorias@gmail.com – janietogo@unal.edu.co
Notas al pie
↑1 | Alba Mery Soto Grajales -silletera- Entrevistada para el Video: Cosmovisión femenina en la cultura silletera – De Santa Elena para la ciudad con guión y dirección de Gonzalo Mejía M. y María Teresa Llano. Transcripción propia. |
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↑2 | [1] El fotógrafo Gabriel Carvajal Pérez (21agosto 1916 – 14 noviembre 2008, nace y muere en Medellín), se inició en la fotografía en los años 40´s y luego se hace reportero gráfico de importantes publicaciones como Cromos, El Colombiano, Semana, aparte de ser fotógrafo publicitario. Su legado de más de 60 años refleja importantes momentos del trascender cotidiano de la sociedad medellinense y de Antioquia mostrando su realidad histórica con una gran carga estética. Su colección de más de 150 mil negativos, fue adquirida por la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Ver al respecto: Museo de Arte Moderno de Medellín, Vivir en el Poblado y Zoraida Arcila Aistizabal. |
↑3 | Augusto Le Moyne, p.92 |
↑4 | Ramón Torres Méndez (29 de agosto1809-1885, nace y muere en Bogotá). Pintor costumbrista, autodidacta. Manejó varios tipos de técnicas desde el dibujo a lápiz hasta el óleo, siendo un importante grabador. Su obra es una valiosa y admirable compilación de la realidad social del país en la época y en extensión refleja situaciones en la que involucra a la gente del pueblo. |
↑5 | Ver Efraín Sánchez -negrillas mías- y José María Vergara y Vergara, pp. 226. |
↑6 | Consultar José María Gutiérrez de Alba, Tomo X, p.5. Negrillas mías |
↑7 | El mismo autor de la nota anterior, Tomo VII, p.19 |
↑8 | Consulta: Gobernación de Boyacá e Institución Educativa San Antonio |
↑9 | Acá es importante recordar lo escrito por el viajero Gaspard Théodore Mollien, cuando en su Viaje por la República de Colombia en 1823 anota sobre la venta de flores en la Plaza Mayor -hoy plaza de Bolívar-: “una mujer vende claveles, rosas y jazmines”, muy posiblemente en varias plazas de mercado del país las cultivadoras, recolectoras y vendedoras de flores, follajes medicinales, plantas ornamentales y medicinales fueron mujeres que se dedicaron a este oficio, leer: Alfonso Nieto G., julio-agosto 2021, p.57 |
↑10 | Ver Alfonso Nieto G., julio-agosto 2021, p. 56 y septiembre-octubre 2021, p.70 |
↑11 | Ver a José María Gutiérrez de Alba, Tomo VII, p.60 y a Efraín Sánchez, obra citada. Negrillas mías. Es bueno aclarar que para esa época el uso del opio tenía aplicaciones medicinales y recreativos permitidas en todos los continentes y solamente hasta 1912 comienza a tener restricciones en su uso, al respecto consultar a Alfonso López. |
↑12 | Catalina Reyes Cárdenas, p. 66 |
↑13 | Igual, p.67 |
↑14 | Esta relación de plantas, la referencia el Sr. Alexander Nieto, un silletero entrevistado por Mario Alberto Quijano- Abril, el 3 de octubre, 2017, ver autor citado, página 13. |
↑15 | Ibid. p.14 |
↑16 | Testimonio de la silletera Leopoldina Alzate Entrevistada para el Video: Cosmovisión femenina en la cultura silletera: En la piel de la tierra, con guión y dirección: Gonzalo Mejía M. y María Teresa Llano. Transcripción mía. |
↑17 | El termino se refiere a la persona que trabaja cargando o descargando mercancías, se desempeñan en plazas de mercado, en la construcción y son apoyo importante en el manejo de las cosechas de productos agrícolas. Consultar: Daniela Roldán y Catalina Gallego. También es importante anotar el esfuerzo que hacen nuestros campesinas y campesinos, quienes tienen que cargar pesados bultos con el producto de sus cosechas, muchas veces por trochas y caminos empedrados para poder llegar a las plazas de mercado o salir a la vía donde los espera el camión del “intermediario” en la desventajosa comercialización de los productos agrícolas en Colombia. |
↑18 | Los recicladores usan varios tipos de VTH -vehículos de tracción humana- con diversos pesos, que van desde los 50 kg hasta lo 600 o más kilos, al respecto ver: María Camila Granados B. y Consorcio NCU-UAESP |
↑19 | Sobre Jessica Hernández y su “tesón” se han hecho varios reportajes y entrevistas. Últimamente se realizó el documental Buscando a Martha dirigido por Rafael Rojas donde se ven diferentes aspectos de la vida de “La mujer de las lavadoras” y que se estrenará en Colombia a finales del mes de junio del presente año. |
↑20 | También se les conoció en Colombia con el nombre de cholas, gulangas, catiras. En Venezuela se les conoció como guarichas, en Ecuador se les llamó guaneñas y/o guarichas, en Perú recibieron el nombre de guaneñas y/o rabonas, en México, Adelitas y en Cuba, falluelas o mambisas y en general, simplemente como las soldaderas, troperas, etc. Consultar: Carlos Eduardo Jaramillo, Olga Cruz y Paula Doménica Gordón y otros. |
↑21 | Ver Olga Cruz, artículo citado. |
↑22 | Nanda Leonardini, p. 229 |
↑23 | Consultar Carlos Eduardo Jaramillo, p.216 y ss. |